martes, 10 de abril de 2012


PERSONAJES QUERIBLES: EL HERMANO PECADOR

Allá por los inicios de Buenos Aires, existían los denominados "huecos", baldíos destinados al estacionamiento de carretas, y refugio de perros cimarrones y bandidos.

El más famoso de los huecos, fue conocido como "De las Ánimas". Al fundar Buenos Aires, Juan de Garay reservó para sí un lote de terreno limitado por las actuales calles Reconquista, Rivadavia y la ochava formada por la 25 de Mayo (donde hoy se encuentra el Banco Nación).

Garay nunca ocupó el solar siendo éste utilizado para construir, allá por 1585, la Primera Capilla de adobe y madera con que contó la Ciudad. Tiempo después esta fue destruida.

Aparentemente el nombre "hueco de las ánimas" habría sido obra de un pícaro quien habría puesto un cartel que decía: "No pasen por esta calle que andan las ánimas".

Para 1607 este lugar fue ocupado por un ciudadano singular: "El Hermano Pecador" o "El Gran Pecador". Este personaje se llamaba en realidad Bernardo Sánchez, vestía de ermitaño y recorría los villorríos ayudando y repartiendo dinero a los necesitados, purgando así como un pecador arrepentido, su alma.

Se dijo que el sujeto no era otro que el Infante Don Carlos de Austria, hijo vástago del Rey Felipe II y heredero del Trono Español.
Lo único establecido es que "El Hermano Pecador" saldó sus deudas con este mundo y partió de él en 1645...

Metejon de Barrio

lunes, 9 de abril de 2012


"UN TIRITO MAS, ANTES DE AMIGARSE"

Lucio V. López era hijo del historiador Vicente Fidel López y nieto de Vicente López y Planes, el autor del Himno Nacional. Había nacido en 1848 en Montevideo durante el exilio de sus padres y tiempo después se doctoró en Jurisprudencia.

Desde mediados de la década de 1870 fue diputado, miembro de la Junta Revolucionaria en 1890 y ministro del Interior por un mes. Al dejar ese cargo el presidente Luis Sáenz Peña lo designó interventor federal en la Provincia de Buenos Aires.

Durante su intervención, descubrió una maniobra relacionada con la venta fraudulenta de tierras en el actual Partido de Chacabuco, en la Provincia de Buenos Aires, por parte del coronel Carlos Sarmiento, secretario privado del Ministro de Guerra, el general Luis María Campos.

Sarmiento, de 33 años, siempre consideró que López lo perseguía por razones de ambición política y de encono personal. Y luego de haber quedado preso por un tiempo, salió en libertad, publicando en el diario La Prensa una terrible carta dirigida al interventor. En esta carta, retó a un "duelo a muerte" a la persona que lo había difamado. Lopez en tanto, era inexperto en el manejo de armas de fuego, pero en vista de preservar su honor al haber sido el promotor del proceso contra el militar, aceptó.

Los padrinos del duelo fueron, por parte de López, Francisco Beazley y el general Lucio V. Mansilla, todos miembros del Club del Progreso. El coronel Sarmiento hizo lo propio con el contra-almirante Daniel de Solier y el general Francisco Bosch.

La cita fue el 28 de diciembre de 1894, por la mañana, en inmediaciones del antiguo Hipódromo de Belgrano (hoy Avenida Luis María Campos). A las 11:10 se llevó a cabo la primera cuenta de pasos reglamentaria y se produjeron dos disparos. Los contendientes resultaron ilesos.

El duelo a menos de quince pasos no era considerado legal: era excepcional, inclusive para las más graves ofensas materiales. También era usual intentar una reconciliación luego del primer disparo. Según cuenta una anécdota, en pleno duelo el general Mansilla lanzó entonces una de sus jocosidades: "¿Qué les parece un tirito más antes de amigarse?"

Sea o no cierta la anécdota, el hecho es que se volvieron a cargar las armas, resonaron nuevamente las tres palmadas de Bosch, y se efectuaron los disparos. Esta vez, Lucio V. López palideció, soltó la pistola y se tomó con ambas manos el costado derecho, del que empezaba a manar sangre en abundancia. Trató de caminar unos pasos, apoyado en el brazo de los amigos, pero se desmayó. "Esto es una injusticia", alcanzó a murmurar.

Tras una primera cura en la enfermería, una ambulancia tirada por caballos a todo galope condujo a López a su casa, en Callao 1862 Experimentó una leve mejoría pero su estado era irreversible. La bala atravesó su hígado, intestinos y bazo. Al atardecer se acercó el padre O'Gorman para otorgarle el sacramento de la extremaunción. 

Metejon de Barrio

miércoles, 4 de abril de 2012

“CLEMENTINA”, LA PRIMERA ARGENTINA
 
En nuestro país hasta la década del 60, los cálculos matemáticos sólo se podían hacer en papel y lápiz. Pero en 1961, todo cambió.

El científico y creador del Instituto del Cálculo de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA, Manuel Sadosky, le pidió a Bernardo Houssay un crédito que le habían otorgado al CONICET. Se trataba nada menos que de 300 mil dólares.


Houssay aceptó la propuesta de Sadosky y utilizaron el dinero para traer al país la primera computadora, con fines científicos y académicos: “Clementina”.

 
Llegó al puerto de Buenos Aires el 24 de noviembre de 1960, y luego de una extensa puesta a punto, meses después empezó a ser utilizada.
 
De las computadoras que se conocen hoy tenía poco y nada. Funcionaba gracias a unas 5 mil válvulas de vidrio y tenía una memoria de núcleos magnéticos de 5 K, unas 50 mil veces menos que una computadora hogareña de estos días.
 
Además, no tenía monitor ni teclado y medía 18 metros. La entrada de instrucciones (lo que hoy hace el teclado) se conseguía mediante un lector fotoeléctrico de cinta de papel perforado. Y los resultados (lo que hoy otorga el monitor) eran emitidos por una perforadora de cinta que alimentaba una impresora.
 
"Le pusimos Clementina porque modulando un pitillo que emitía la máquina, se escuchaba Clementine, una canción inglesa muy popular. Después, nosotros hacíamos que se modularan tangos también. Pero le quedó el nombre" comentaba Sadosky, el impulsor de su llegada.
 
La computadora se utilizó día y noche. En ella se ocuparon unas 100 personas, entre las que había matemáticos, químicos, ingenieros y físicos. Clementina trabajó para YPF, Ferrocarriles Argentinos, la CEPAL y para varias universidades.  

Finalmente, y como suele suceder con la gran mayoría de nuestro patrimonio, tuvo un final que no merecía y fue destruída. Muchas de sus piezas desaparecieron luego de la intervención militar de Onganía en la Noche de los Bastones Largos de 1966.

Metejon de Barrio


martes, 3 de abril de 2012

¿VESTIRSE LINDO PARA SALIR... POR LA RADIO? (1940)


"El día del estreno de los Radio Cine Lux, los sábados a la noche por Radio El Mundo, como venían los fotógrafos de las revistas especializadas, las actrices vestían de largo y los hombres de smoking. No era con público, pero si no se vestían así, no los contrataba nadie" afrima el actor y autor Hector Maselli.

Estas formas hicieron costumbre el uso del traje en los informativos de las radios AM más importantes del país, aún cuando nadie los ve.

Metejon de Barrio

lunes, 2 de abril de 2012

FRASES POPULARES "AGARRATE CATALINA"

La joven Catalina pertenecía a una familia de trapecistas de un circo que recorría los barrios porteños en los años 40.


Su bisabuela, su abuela y su madre habían muerto durante diversas actuaciones, sin embargo ella contra todos los consejos decidió seguir la tradición familiar y se hizo trapecista. Entonces todo el mundo a modo de cábala antes de cada función le decían “Agarrate bien Catalina”. Con el correr del tiempo la frase se fue deformando hasta llegar al conocido “Agarrate Catalina”


Finalmente Catalina murió a los 25 años durante una función del circo en el barrio de San Telmo cuando el “hombre bala” se estrelló contra su pecho.

Sin embargo, algunas personas sostienen que esta frase refiere al jockey uruguayo “Leguizamo” el cual corría una yegua llamada Catalina, y cada vez que se largaba una carrera, Leguizamo le decía a su equino "agarrate Catalina que vamos a galopar".


Nota: no existen documentos fehacientes que indiquen que estas dos historias sean ciertas. Solo son parte de la historia oral de Buenos Aires.

domingo, 1 de abril de 2012

“LA BRUJA ME REVENTO LA TARJETA” (especial para parejas)

En la foto podemos ver las espaldas de Salvador María del Carril, quien fuera vicepresidente durante el gobierno del general Urquiza, y que pasó a la historia por ser uno de los promotores del fusilamiento de Dorrego.

El político, está sentado en un imponente sillón, dirigiendo su mirada hacia el horizonte y a sus espaldas podemos ver a su mujer Tiburcia.

La historia cuenta que Salvador María del Carril le reprochó a su esposa el gastar compulsivamente. Ella, sin embargo, continuó comprando todo aquello que le apetecía.

Entonces Salvador enfurecido, optó por publicar en los diarios de la época una solicitada en la que dejaba bien en claro que no se haría cargo de las deudas de su esposa.

La mujer, ofuscada, decidió entonces nunca más dirigirle la palabra a su marido. Así, el silencio matrimonial se mantuvo durante 30 años.

En 1883 Salvador María del Carril fallece, y ella decide mandar a construir el majestuoso mausoleo en Recoleta.

Igualmente, durante los años que le quedaron de vida, doña Tiburcia se dedicó a hacer lo que sabía hacer bien: gastar en fiestas, tertulias, reuniones sociales, joyas relucientes, brillos y esplendores varios.

Quince años después de la muerte de su marido, ella también muere, dejando en claro en su testamento:
“no quiero mirar en la misma dirección que mi marido por toda la eternidad”…


martes, 10 de abril de 2012


PERSONAJES QUERIBLES: EL HERMANO PECADOR

Allá por los inicios de Buenos Aires, existían los denominados "huecos", baldíos destinados al estacionamiento de carretas, y refugio de perros cimarrones y bandidos.

El más famoso de los huecos, fue conocido como "De las Ánimas". Al fundar Buenos Aires, Juan de Garay reservó para sí un lote de terreno limitado por las actuales calles Reconquista, Rivadavia y la ochava formada por la 25 de Mayo (donde hoy se encuentra el Banco Nación).

Garay nunca ocupó el solar siendo éste utilizado para construir, allá por 1585, la Primera Capilla de adobe y madera con que contó la Ciudad. Tiempo después esta fue destruida.

Aparentemente el nombre "hueco de las ánimas" habría sido obra de un pícaro quien habría puesto un cartel que decía: "No pasen por esta calle que andan las ánimas".

Para 1607 este lugar fue ocupado por un ciudadano singular: "El Hermano Pecador" o "El Gran Pecador". Este personaje se llamaba en realidad Bernardo Sánchez, vestía de ermitaño y recorría los villorríos ayudando y repartiendo dinero a los necesitados, purgando así como un pecador arrepentido, su alma.

Se dijo que el sujeto no era otro que el Infante Don Carlos de Austria, hijo vástago del Rey Felipe II y heredero del Trono Español.
Lo único establecido es que "El Hermano Pecador" saldó sus deudas con este mundo y partió de él en 1645...

Metejon de Barrio

lunes, 9 de abril de 2012


"UN TIRITO MAS, ANTES DE AMIGARSE"

Lucio V. López era hijo del historiador Vicente Fidel López y nieto de Vicente López y Planes, el autor del Himno Nacional. Había nacido en 1848 en Montevideo durante el exilio de sus padres y tiempo después se doctoró en Jurisprudencia.

Desde mediados de la década de 1870 fue diputado, miembro de la Junta Revolucionaria en 1890 y ministro del Interior por un mes. Al dejar ese cargo el presidente Luis Sáenz Peña lo designó interventor federal en la Provincia de Buenos Aires.

Durante su intervención, descubrió una maniobra relacionada con la venta fraudulenta de tierras en el actual Partido de Chacabuco, en la Provincia de Buenos Aires, por parte del coronel Carlos Sarmiento, secretario privado del Ministro de Guerra, el general Luis María Campos.

Sarmiento, de 33 años, siempre consideró que López lo perseguía por razones de ambición política y de encono personal. Y luego de haber quedado preso por un tiempo, salió en libertad, publicando en el diario La Prensa una terrible carta dirigida al interventor. En esta carta, retó a un "duelo a muerte" a la persona que lo había difamado. Lopez en tanto, era inexperto en el manejo de armas de fuego, pero en vista de preservar su honor al haber sido el promotor del proceso contra el militar, aceptó.

Los padrinos del duelo fueron, por parte de López, Francisco Beazley y el general Lucio V. Mansilla, todos miembros del Club del Progreso. El coronel Sarmiento hizo lo propio con el contra-almirante Daniel de Solier y el general Francisco Bosch.

La cita fue el 28 de diciembre de 1894, por la mañana, en inmediaciones del antiguo Hipódromo de Belgrano (hoy Avenida Luis María Campos). A las 11:10 se llevó a cabo la primera cuenta de pasos reglamentaria y se produjeron dos disparos. Los contendientes resultaron ilesos.

El duelo a menos de quince pasos no era considerado legal: era excepcional, inclusive para las más graves ofensas materiales. También era usual intentar una reconciliación luego del primer disparo. Según cuenta una anécdota, en pleno duelo el general Mansilla lanzó entonces una de sus jocosidades: "¿Qué les parece un tirito más antes de amigarse?"

Sea o no cierta la anécdota, el hecho es que se volvieron a cargar las armas, resonaron nuevamente las tres palmadas de Bosch, y se efectuaron los disparos. Esta vez, Lucio V. López palideció, soltó la pistola y se tomó con ambas manos el costado derecho, del que empezaba a manar sangre en abundancia. Trató de caminar unos pasos, apoyado en el brazo de los amigos, pero se desmayó. "Esto es una injusticia", alcanzó a murmurar.

Tras una primera cura en la enfermería, una ambulancia tirada por caballos a todo galope condujo a López a su casa, en Callao 1862 Experimentó una leve mejoría pero su estado era irreversible. La bala atravesó su hígado, intestinos y bazo. Al atardecer se acercó el padre O'Gorman para otorgarle el sacramento de la extremaunción. 

Metejon de Barrio

miércoles, 4 de abril de 2012

“CLEMENTINA”, LA PRIMERA ARGENTINA
 
En nuestro país hasta la década del 60, los cálculos matemáticos sólo se podían hacer en papel y lápiz. Pero en 1961, todo cambió.

El científico y creador del Instituto del Cálculo de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA, Manuel Sadosky, le pidió a Bernardo Houssay un crédito que le habían otorgado al CONICET. Se trataba nada menos que de 300 mil dólares.


Houssay aceptó la propuesta de Sadosky y utilizaron el dinero para traer al país la primera computadora, con fines científicos y académicos: “Clementina”.

 
Llegó al puerto de Buenos Aires el 24 de noviembre de 1960, y luego de una extensa puesta a punto, meses después empezó a ser utilizada.
 
De las computadoras que se conocen hoy tenía poco y nada. Funcionaba gracias a unas 5 mil válvulas de vidrio y tenía una memoria de núcleos magnéticos de 5 K, unas 50 mil veces menos que una computadora hogareña de estos días.
 
Además, no tenía monitor ni teclado y medía 18 metros. La entrada de instrucciones (lo que hoy hace el teclado) se conseguía mediante un lector fotoeléctrico de cinta de papel perforado. Y los resultados (lo que hoy otorga el monitor) eran emitidos por una perforadora de cinta que alimentaba una impresora.
 
"Le pusimos Clementina porque modulando un pitillo que emitía la máquina, se escuchaba Clementine, una canción inglesa muy popular. Después, nosotros hacíamos que se modularan tangos también. Pero le quedó el nombre" comentaba Sadosky, el impulsor de su llegada.
 
La computadora se utilizó día y noche. En ella se ocuparon unas 100 personas, entre las que había matemáticos, químicos, ingenieros y físicos. Clementina trabajó para YPF, Ferrocarriles Argentinos, la CEPAL y para varias universidades.  

Finalmente, y como suele suceder con la gran mayoría de nuestro patrimonio, tuvo un final que no merecía y fue destruída. Muchas de sus piezas desaparecieron luego de la intervención militar de Onganía en la Noche de los Bastones Largos de 1966.

Metejon de Barrio


martes, 3 de abril de 2012

¿VESTIRSE LINDO PARA SALIR... POR LA RADIO? (1940)


"El día del estreno de los Radio Cine Lux, los sábados a la noche por Radio El Mundo, como venían los fotógrafos de las revistas especializadas, las actrices vestían de largo y los hombres de smoking. No era con público, pero si no se vestían así, no los contrataba nadie" afrima el actor y autor Hector Maselli.

Estas formas hicieron costumbre el uso del traje en los informativos de las radios AM más importantes del país, aún cuando nadie los ve.

Metejon de Barrio

lunes, 2 de abril de 2012

FRASES POPULARES "AGARRATE CATALINA"

La joven Catalina pertenecía a una familia de trapecistas de un circo que recorría los barrios porteños en los años 40.


Su bisabuela, su abuela y su madre habían muerto durante diversas actuaciones, sin embargo ella contra todos los consejos decidió seguir la tradición familiar y se hizo trapecista. Entonces todo el mundo a modo de cábala antes de cada función le decían “Agarrate bien Catalina”. Con el correr del tiempo la frase se fue deformando hasta llegar al conocido “Agarrate Catalina”


Finalmente Catalina murió a los 25 años durante una función del circo en el barrio de San Telmo cuando el “hombre bala” se estrelló contra su pecho.

Sin embargo, algunas personas sostienen que esta frase refiere al jockey uruguayo “Leguizamo” el cual corría una yegua llamada Catalina, y cada vez que se largaba una carrera, Leguizamo le decía a su equino "agarrate Catalina que vamos a galopar".


Nota: no existen documentos fehacientes que indiquen que estas dos historias sean ciertas. Solo son parte de la historia oral de Buenos Aires.

domingo, 1 de abril de 2012

“LA BRUJA ME REVENTO LA TARJETA” (especial para parejas)

En la foto podemos ver las espaldas de Salvador María del Carril, quien fuera vicepresidente durante el gobierno del general Urquiza, y que pasó a la historia por ser uno de los promotores del fusilamiento de Dorrego.

El político, está sentado en un imponente sillón, dirigiendo su mirada hacia el horizonte y a sus espaldas podemos ver a su mujer Tiburcia.

La historia cuenta que Salvador María del Carril le reprochó a su esposa el gastar compulsivamente. Ella, sin embargo, continuó comprando todo aquello que le apetecía.

Entonces Salvador enfurecido, optó por publicar en los diarios de la época una solicitada en la que dejaba bien en claro que no se haría cargo de las deudas de su esposa.

La mujer, ofuscada, decidió entonces nunca más dirigirle la palabra a su marido. Así, el silencio matrimonial se mantuvo durante 30 años.

En 1883 Salvador María del Carril fallece, y ella decide mandar a construir el majestuoso mausoleo en Recoleta.

Igualmente, durante los años que le quedaron de vida, doña Tiburcia se dedicó a hacer lo que sabía hacer bien: gastar en fiestas, tertulias, reuniones sociales, joyas relucientes, brillos y esplendores varios.

Quince años después de la muerte de su marido, ella también muere, dejando en claro en su testamento:
“no quiero mirar en la misma dirección que mi marido por toda la eternidad”…