miércoles, 31 de octubre de 2012

ESCUDO PORTEÑO: ¿UN DIBUJITO o HERÁLDICA LIGERA ?

A continuación, te contamos algunas de las particularidades más insólitas que presenta Escudo de Armas de nuestra Ciudad.



-El águila: En el escudo dado por Garay, el águila que sostiene la cruz de Calatrava, tiene la cabeza volcada hacia su izquierda. En términos de heráldica, las direcciones de las figuras son a la inversa del espectador del emblema, es decir que debería haber sido confeccionado al revés (según heráldica señala ilegitimidad).

- ¿Pelícanos?: A partir del año 1580, cuando Garay define el escudo de armas de la ciudad recientemente fundada, se produce un vacío de información hasta el año 1615, cuando las actas capitulares describen un escudo en el cual aparece un “pelícano con cinco crías”. No hay explicación histórica para este cambio, ni tampoco imágenes del mismo. Solamente se sabe, que echaron culpas a un platero, por su mal confeccionamiento.


- Los pichones de águila (aguiletas): El adelantado en América Ortiz de Zárate firmó en 1569 una capitulación con el Rey Felipe II por la que se obligaba a fundar cuatro pueblos españoles en estas regiones: Tres cercanos a los ya poblados y el cuarto en la entrada del río o puerto que se llamaría San Gabriel o Buenos Aires. Una aguileta por cada ciudad fundada.


- Cruz de Calatrava: No hay ninguna documentación alguna que explique cabalmente porque empleo Garay este símbolo. La Orden Militar de Calatrava, fue la más antigua e importante entre las españolas. Su origen se remonta al año 1558 y se originó en la defensa de la Villa de Calatrava frente a los ataques de musulmanes para la defensa de la fe católica. Garay señaló en las actas capitulares de 1580 como razones para fundar esta ciudad "… haber venido a este puerto con el fin y propósito firme de ensalzar la fe católica”.


Los heraldistas pueden advertir que el, o los que confeccionaron este escudo no poseían conocimientos heráldicos, porque las leyes heráldicas son muy claras.

martes, 30 de octubre de 2012

EL CORTEJO DE LAS "PICARAS" CIGARRERITAS

Antiguamente, los cigarros se expendían en los almacenes y pulperías. Casi todos los almaceneros tenían su picador de tabaco, una especie de profesor ambulante que iba de almacén en almacén.

El cigarrero se colocaba en un lugar a resguardado del viento, (a fin de que el tabaco no se volara) y provisto de una fuente de lata puesta sobre los muslos, con tabaco picado y una provisión de hojas de papel de hilo cortado artísticamente con un cuchillo, iba envolviendo y cabeceando sus cigarrillos con admirable prontitud y destreza.

No se envolvían los cigarros en papel de plomo ni tenían envoltura con etiqueta. Se ataban simplemente por ambas extremidades, con hilo negro o colorado, en número de 16 a 20.

Sin embargo, este ramo de industria estaba exclusivamente en manos de la mujer, y muchas familias pobres se sostenían bien con sólo la fabricación de cigarros de hoja. 


La madre o la señora mayor, era en general, la encargada de ir al almacén a comprar el tabaco; no porque a las muchachas les faltase ganas de ir, sino porque las manos jóvenes trabajaban el tabaco, y la señora vieja tenía una parte menos directa en la elaboración, la de los mandados.

Toda la familia, o la mayor parte de ella, tenía participación en la operación de abrir tabaco y separar la tripa de la hoja; una de las más prolijas se ocupaba de remojar, luego abrir y apilar hoja sobre hoja, las que más tarde se empleaban para la capa externa o envoltura del cigarro. Las niñas por lo general eran las fabricantes.


Uno de los recursos legítimos, era el de vender cigarros por menudeo, es decir atados de 128 cigarrillos. Se los vendían al almacenero o pulpero por seis pesos, pero de ese atado se robaban 10 para ser revendidos. Logicamente, siempre alguien compraba de reventa.


Así, muchos jóvenes al pasar por la ventana hábilmente entreabierta de la pieza en que, bien peinada y arregladita trabajaba la cigarrera, no podían menos que detenerse a comprar cigarros de hoja, aun cuando en su vida hubieran probado fumar.


Por regla general, cuando esto sucedía, no había cigarros hechos, rogándole al comprador que entrase un momento y esperara la confección. Mientras duraba esta operación, la conversación no escaseaba, y aun en casos excepcionales, era acompañada de un matecito, tal vez con azúcar quemada.


Fuente: Eduardo Wilde, Buenos Aires desde 70 años atrás.
EL PRIMERO QUE HIZO LIO

"La Porteña" es el nombre por la que fue bautizada la locomotora que realizó el primer viaje en tren en Argentina el día 29 de agosto de 1857, desde la Estación del Parque (donde se encuentra acualmente el Teatro Colón) hasta la Estación Floresta, en el barrio homónimo.


El primer individuo que manejó una locomotora en nuestro país, fue el maquinista italiano Alfonso Covas
si, quien tenía experiencia de un año en dicho trabajo, al haber sido empleado en la compañía Strada Ferrata Leopoldina, de Toscana, Italia. Cabe mencionar, que había sido jubilado por esta empresa, (dato importante!)

El viaje experimental del primer convoy, formado por la locomotora La Porteña y dos coches -en los que viajaban algunos pasajeros, cubrió el trayecto de ida sin inconvenientes... pero se produjo un accidente en el viaje de retorno.  


El maquinista quiso imprimirle mayor velocidad al tren y alcanzó las 25 millas por hora, una velocidad fabulosa para la época. Pero las vías no estaban preparadas para tamaña exigencia: la locomotora descarriló y quedó dañado un tramo de 80 metros.

Los viajeros, entre los que se encontraban accionistas de la empresa ferroviaria, sufrieron algunas contusiones, pero se juramentaron mantener en secreto el incidente; no querían que el público se alarmara.

Actualmente se exhibe la locomotora en el Museo Provincial de Transportes que forma parte del Complejo Museográfico Provincial "Enrique Udaondo" (Luján), junto con uno de los vagones de madera.

lunes, 29 de octubre de 2012

CRIMINALES PORTEÑOS:  MARÍA "LA PELADA"

A fines del 1800, la zona del parque Las Heras en Palermo era una tierra bastante agreste, en donde comenzaban a aparecer los primeros ranchos, entre los quemaderos de basura, mataderos, zanjones y pajonales. Esta tierra, cercana al cementerio del Norte y a la Penitenciaría fue conocida comunmente como "La Tierra del Fuego".

En esa zona comenzaron a instalarse los primeros boliches, mezcla de pulperías y bailongos. Vagos, malvivientes y "turrias" (prostitutas), eran los pobladores habituales de esa zona de Buenos Aires. Para demostrar la procedencia brava, el dicho popular era "Hagase a un lao, se lo ruego, que soy de la Tierra' el Fuego". Era una especie de aviso a quien se cruzara, para que después de muerto, uno no se venga a quejar...

Habiendo puesto en contexto, nuestra historia se remonta al 18 de marzo de 1899, en donde los diarios informan sobre el hallazgo de un cadáver. María Isabel Pardo, lavandera, denunció haber visto el cuerpo de un hombre flotando en la orilla. 

El cadáver estaba desnudo y la policía comprobó que presentaba 11 puñaladas, pero una de ellas parecía ser la más desgarradora, de 15 centímetros que dejaba en descubierto las vísceras. La víctima sería "un alcoholista degenerado" según los diarios de época.

La testigo confesó haber estado con su pareja y el muerto. Aparentemente los tres habrían caminado hasta el río, lugar en donde su novio por celos habría descuartizado al ebrio.

Tiempo después de este hecho, el 12 de diciembre de ese mismo año, se lee en el diario La Nación, la crónica de una persona que merodeaba Palermo, que había perdido el uso de la palabra, y que presentaba al parecer una lesión pequeña en la cabeza. Un policía encuentra a esta persona y la traslada a una farmacia cercana en donde muere. Detienen a un hombre llamado Gabino Delgado, quien había frecuentado al muerto junto con "una mujer", y que tenía antecedentes de golpear a sus víctimas en la cabeza con un garrote.

El comisario, relacionó ambos crímenes. En ambos crímenes participaban 2 hombres y una prostituta. En ambos casos caminaban, se emborrachaban, se peleaban y uno aparecía muerto. Así fue como el comisario fue a buscar a la lavandera del primer caso, que ya pasaba a ser sospechosa de esta nueva muerte. 

Esa mujer del bajo era Juana Albornoz (alias) María Isabel Pardo (alias) María la Turria, (alias) María "La Pelada". Habría nacido casi huérfana, y de su casa adoptiva fue echada por mal comportamiento. Desde entonces se dió a la vagancia.

Los cronistas de época la describían así:
- "china flacucha, cerdosa como una potranca, arisca y repelente, de una fealdad agresiva, oliente a chivo"
- "La turria María es uno de esos seres abyectos y repugnables"
- "es una china turria feísima, arrugada, pequeña, con una cara de pichón de golondrina, gran nariz afilada y boca hundida y asquerosa"
- "era imposible tenerla próxima por el olor"

Tiempo después, se comprobó la participación de María en ambos crímenes, y así fue como partió hacia la cárcel en donde heredó el apodo de "La Pelada", porque era tal el mal olor que desprendía que la bañaron y la pelaron.

Fuente: Revista "Buenos Aires nos Cuenta".

Nota: La foto es ilustrativa.
INTERROGATORIO A UN CADAVER

Es sabido que en tiempos anteriores a Sarmiento, a los muertos se les ataba una campanita en uno de sus dedos, por miedo a la catalepsia (a ser enterrado vivo!).
Si la campanita sonaba, era señal que el muerto... no lo estaba tanto.

La paranoia fue tal, que algunos llegaron a pedir colocar en sus propias bóvedas timbres del lado de adentro, por si estando muerto cabía la posibilidad de despertarse.

Aunque parezca gracioso, tal como indica este documento, también al muerto se lo "interrogaba".

martes, 23 de octubre de 2012

FRASES POPULARES: "VA DE YAPA" (ñapa, llapa)

A las antiguas pulperías sólo concurrían los sirvientes en busca de lo necesario para la casa, como hierba, azúcar, etc., y la gente de baja esfera a comprar bebida, que tomaban allí mismo.

Originariamente, los pulperos eran todos españoles; más tarde, fueron reemplazados nativos, quienes a su vez, cedieron el puesto a los italianos.
El pulpero no sólo vendía comestibles, vino y toda clase de bebida blanca, sino que en invierno despachaba café, que se servía en jarritos de lata con tapa, por la cual pasaba una bombilla también de lata, o a veces de paja.

En muchas de estas casas, algunos hombres se la pasaban bebiendo hasta caer dormidos allí dentro, o tal vez en la vereda. Antes de dormirse, algunos tomadores cargosos vociferaban, pronunciaban palabras obscenas, insultaban o se mofaban de los que pasaban, y mortificaban a las familias, inmediatas a la pulpería.

El traje del pulpero estaba compuesto por una camisa arremangada, sin chaleco, con calzoncillos anchos y con fleco; sin pantalón, con chiripá de sábana, o bien un pañuelo grande de algodón o de seda como delantal, medias (algunas veces), y chancletas. Como no entraban al comercio personas de lo más decentes, ese traje estaba más que suficientemente bien para la clase de parroquianos o marchantes que tenían.

En verano se consumía gran cantidad de refrescos. Estos eran sangría, que se hacía con vino carlón, agua y azúcar, y vinagrada, hecha con vinagre y zumo de naranja…

La ñapa, llapa, o “yapa” era una especie de guerra de comerciantes con la intención de atraer clientes, especialmente entre los muchachos del barrio. Consistía en dar de acuerdo a lo que uno compraba, una porción de maní o unas cuantas pasas de uva o un terrón de azúcar, etc. Es presumible que el terrón salía de lo que acababa de comprar por su elevado costo.

La mayor parte de los pulperos eran hombres, de muy poca instrucción. Sus libros de registros contenían simples apuntes. El libro de fiados constaba del nombre, y a veces tan sólo de las iniciales del marchante, y una raya por cada real que el cliente debiese.

Fuente: Eduardo Wilde. Buenos Aires desde 70 años atrás.

Nota: el término "va de yapa" sería un vocablo quechua, que comenzó a utilizarse en estos establecimientos y posteriormente en almacenes con la compra de cualquier menester.

SOLO PARA CORAJUDOS

El Museo de la Morgue Judicial es uno de los lugares más recónditos de la ciudad de Buenos Aires.

En su interior, el visitante puede encontrar desde la cabeza conservada en formol del asaltante Rogelio Gordillo, alias "El Pibe Cabeza" —muerto en un enfrentamiento con la Policía en 1937, hasta fetos de distinto tamaño y diferentes partes del cuerpo humano con alguna particular
idad médica, o relacionada con formas de homicidio o abuso sexual.

Cuentan los empleados, que en los sillones del hall más de una vez se reanimó a alguna de las 3.000 personas que lo recorren anualmente. Es por ello que no se recomienda la entrada a personas impresionables o menores de 18 años.

Una de las vitrinas está dedicada a mostrar los peligros que corren los chicos cuando jugando, se meten pequeños objetos en la boca. En ella se ven laringes obstruidas, una por una bolita, otra por un globo, una tercera por una uva… etc.

Los estudiantes de medicina forense pueden ver las diferencias entre las lesiones de un hombre degollado por un homicida y las de otro que se suicidó cortándose el cuello. Incluso, en algunas piezas se han marcado las trayectorias de las balas o puñaladas recibidas por las víctimas.

La idea no es espantar a nadie sino "sacar una enseñanza de la muerte", explica Heraldo Nelson Donnewald, director médico de la Morgue Judicial.

Para aquel que tenga ganas pero sobre todo coraje, las visitas pueden realizarse lunes a viernes de 9 a 15. Dirección: Junín 760.






miércoles, 31 de octubre de 2012

ESCUDO PORTEÑO: ¿UN DIBUJITO o HERÁLDICA LIGERA ?

A continuación, te contamos algunas de las particularidades más insólitas que presenta Escudo de Armas de nuestra Ciudad.



-El águila: En el escudo dado por Garay, el águila que sostiene la cruz de Calatrava, tiene la cabeza volcada hacia su izquierda. En términos de heráldica, las direcciones de las figuras son a la inversa del espectador del emblema, es decir que debería haber sido confeccionado al revés (según heráldica señala ilegitimidad).

- ¿Pelícanos?: A partir del año 1580, cuando Garay define el escudo de armas de la ciudad recientemente fundada, se produce un vacío de información hasta el año 1615, cuando las actas capitulares describen un escudo en el cual aparece un “pelícano con cinco crías”. No hay explicación histórica para este cambio, ni tampoco imágenes del mismo. Solamente se sabe, que echaron culpas a un platero, por su mal confeccionamiento.


- Los pichones de águila (aguiletas): El adelantado en América Ortiz de Zárate firmó en 1569 una capitulación con el Rey Felipe II por la que se obligaba a fundar cuatro pueblos españoles en estas regiones: Tres cercanos a los ya poblados y el cuarto en la entrada del río o puerto que se llamaría San Gabriel o Buenos Aires. Una aguileta por cada ciudad fundada.


- Cruz de Calatrava: No hay ninguna documentación alguna que explique cabalmente porque empleo Garay este símbolo. La Orden Militar de Calatrava, fue la más antigua e importante entre las españolas. Su origen se remonta al año 1558 y se originó en la defensa de la Villa de Calatrava frente a los ataques de musulmanes para la defensa de la fe católica. Garay señaló en las actas capitulares de 1580 como razones para fundar esta ciudad "… haber venido a este puerto con el fin y propósito firme de ensalzar la fe católica”.


Los heraldistas pueden advertir que el, o los que confeccionaron este escudo no poseían conocimientos heráldicos, porque las leyes heráldicas son muy claras.

martes, 30 de octubre de 2012

EL CORTEJO DE LAS "PICARAS" CIGARRERITAS

Antiguamente, los cigarros se expendían en los almacenes y pulperías. Casi todos los almaceneros tenían su picador de tabaco, una especie de profesor ambulante que iba de almacén en almacén.

El cigarrero se colocaba en un lugar a resguardado del viento, (a fin de que el tabaco no se volara) y provisto de una fuente de lata puesta sobre los muslos, con tabaco picado y una provisión de hojas de papel de hilo cortado artísticamente con un cuchillo, iba envolviendo y cabeceando sus cigarrillos con admirable prontitud y destreza.

No se envolvían los cigarros en papel de plomo ni tenían envoltura con etiqueta. Se ataban simplemente por ambas extremidades, con hilo negro o colorado, en número de 16 a 20.

Sin embargo, este ramo de industria estaba exclusivamente en manos de la mujer, y muchas familias pobres se sostenían bien con sólo la fabricación de cigarros de hoja. 


La madre o la señora mayor, era en general, la encargada de ir al almacén a comprar el tabaco; no porque a las muchachas les faltase ganas de ir, sino porque las manos jóvenes trabajaban el tabaco, y la señora vieja tenía una parte menos directa en la elaboración, la de los mandados.

Toda la familia, o la mayor parte de ella, tenía participación en la operación de abrir tabaco y separar la tripa de la hoja; una de las más prolijas se ocupaba de remojar, luego abrir y apilar hoja sobre hoja, las que más tarde se empleaban para la capa externa o envoltura del cigarro. Las niñas por lo general eran las fabricantes.


Uno de los recursos legítimos, era el de vender cigarros por menudeo, es decir atados de 128 cigarrillos. Se los vendían al almacenero o pulpero por seis pesos, pero de ese atado se robaban 10 para ser revendidos. Logicamente, siempre alguien compraba de reventa.


Así, muchos jóvenes al pasar por la ventana hábilmente entreabierta de la pieza en que, bien peinada y arregladita trabajaba la cigarrera, no podían menos que detenerse a comprar cigarros de hoja, aun cuando en su vida hubieran probado fumar.


Por regla general, cuando esto sucedía, no había cigarros hechos, rogándole al comprador que entrase un momento y esperara la confección. Mientras duraba esta operación, la conversación no escaseaba, y aun en casos excepcionales, era acompañada de un matecito, tal vez con azúcar quemada.


Fuente: Eduardo Wilde, Buenos Aires desde 70 años atrás.
EL PRIMERO QUE HIZO LIO

"La Porteña" es el nombre por la que fue bautizada la locomotora que realizó el primer viaje en tren en Argentina el día 29 de agosto de 1857, desde la Estación del Parque (donde se encuentra acualmente el Teatro Colón) hasta la Estación Floresta, en el barrio homónimo.


El primer individuo que manejó una locomotora en nuestro país, fue el maquinista italiano Alfonso Covas
si, quien tenía experiencia de un año en dicho trabajo, al haber sido empleado en la compañía Strada Ferrata Leopoldina, de Toscana, Italia. Cabe mencionar, que había sido jubilado por esta empresa, (dato importante!)

El viaje experimental del primer convoy, formado por la locomotora La Porteña y dos coches -en los que viajaban algunos pasajeros, cubrió el trayecto de ida sin inconvenientes... pero se produjo un accidente en el viaje de retorno.  


El maquinista quiso imprimirle mayor velocidad al tren y alcanzó las 25 millas por hora, una velocidad fabulosa para la época. Pero las vías no estaban preparadas para tamaña exigencia: la locomotora descarriló y quedó dañado un tramo de 80 metros.

Los viajeros, entre los que se encontraban accionistas de la empresa ferroviaria, sufrieron algunas contusiones, pero se juramentaron mantener en secreto el incidente; no querían que el público se alarmara.

Actualmente se exhibe la locomotora en el Museo Provincial de Transportes que forma parte del Complejo Museográfico Provincial "Enrique Udaondo" (Luján), junto con uno de los vagones de madera.

lunes, 29 de octubre de 2012

CRIMINALES PORTEÑOS:  MARÍA "LA PELADA"

A fines del 1800, la zona del parque Las Heras en Palermo era una tierra bastante agreste, en donde comenzaban a aparecer los primeros ranchos, entre los quemaderos de basura, mataderos, zanjones y pajonales. Esta tierra, cercana al cementerio del Norte y a la Penitenciaría fue conocida comunmente como "La Tierra del Fuego".

En esa zona comenzaron a instalarse los primeros boliches, mezcla de pulperías y bailongos. Vagos, malvivientes y "turrias" (prostitutas), eran los pobladores habituales de esa zona de Buenos Aires. Para demostrar la procedencia brava, el dicho popular era "Hagase a un lao, se lo ruego, que soy de la Tierra' el Fuego". Era una especie de aviso a quien se cruzara, para que después de muerto, uno no se venga a quejar...

Habiendo puesto en contexto, nuestra historia se remonta al 18 de marzo de 1899, en donde los diarios informan sobre el hallazgo de un cadáver. María Isabel Pardo, lavandera, denunció haber visto el cuerpo de un hombre flotando en la orilla. 

El cadáver estaba desnudo y la policía comprobó que presentaba 11 puñaladas, pero una de ellas parecía ser la más desgarradora, de 15 centímetros que dejaba en descubierto las vísceras. La víctima sería "un alcoholista degenerado" según los diarios de época.

La testigo confesó haber estado con su pareja y el muerto. Aparentemente los tres habrían caminado hasta el río, lugar en donde su novio por celos habría descuartizado al ebrio.

Tiempo después de este hecho, el 12 de diciembre de ese mismo año, se lee en el diario La Nación, la crónica de una persona que merodeaba Palermo, que había perdido el uso de la palabra, y que presentaba al parecer una lesión pequeña en la cabeza. Un policía encuentra a esta persona y la traslada a una farmacia cercana en donde muere. Detienen a un hombre llamado Gabino Delgado, quien había frecuentado al muerto junto con "una mujer", y que tenía antecedentes de golpear a sus víctimas en la cabeza con un garrote.

El comisario, relacionó ambos crímenes. En ambos crímenes participaban 2 hombres y una prostituta. En ambos casos caminaban, se emborrachaban, se peleaban y uno aparecía muerto. Así fue como el comisario fue a buscar a la lavandera del primer caso, que ya pasaba a ser sospechosa de esta nueva muerte. 

Esa mujer del bajo era Juana Albornoz (alias) María Isabel Pardo (alias) María la Turria, (alias) María "La Pelada". Habría nacido casi huérfana, y de su casa adoptiva fue echada por mal comportamiento. Desde entonces se dió a la vagancia.

Los cronistas de época la describían así:
- "china flacucha, cerdosa como una potranca, arisca y repelente, de una fealdad agresiva, oliente a chivo"
- "La turria María es uno de esos seres abyectos y repugnables"
- "es una china turria feísima, arrugada, pequeña, con una cara de pichón de golondrina, gran nariz afilada y boca hundida y asquerosa"
- "era imposible tenerla próxima por el olor"

Tiempo después, se comprobó la participación de María en ambos crímenes, y así fue como partió hacia la cárcel en donde heredó el apodo de "La Pelada", porque era tal el mal olor que desprendía que la bañaron y la pelaron.

Fuente: Revista "Buenos Aires nos Cuenta".

Nota: La foto es ilustrativa.
INTERROGATORIO A UN CADAVER

Es sabido que en tiempos anteriores a Sarmiento, a los muertos se les ataba una campanita en uno de sus dedos, por miedo a la catalepsia (a ser enterrado vivo!).
Si la campanita sonaba, era señal que el muerto... no lo estaba tanto.

La paranoia fue tal, que algunos llegaron a pedir colocar en sus propias bóvedas timbres del lado de adentro, por si estando muerto cabía la posibilidad de despertarse.

Aunque parezca gracioso, tal como indica este documento, también al muerto se lo "interrogaba".

martes, 23 de octubre de 2012

FRASES POPULARES: "VA DE YAPA" (ñapa, llapa)

A las antiguas pulperías sólo concurrían los sirvientes en busca de lo necesario para la casa, como hierba, azúcar, etc., y la gente de baja esfera a comprar bebida, que tomaban allí mismo.

Originariamente, los pulperos eran todos españoles; más tarde, fueron reemplazados nativos, quienes a su vez, cedieron el puesto a los italianos.
El pulpero no sólo vendía comestibles, vino y toda clase de bebida blanca, sino que en invierno despachaba café, que se servía en jarritos de lata con tapa, por la cual pasaba una bombilla también de lata, o a veces de paja.

En muchas de estas casas, algunos hombres se la pasaban bebiendo hasta caer dormidos allí dentro, o tal vez en la vereda. Antes de dormirse, algunos tomadores cargosos vociferaban, pronunciaban palabras obscenas, insultaban o se mofaban de los que pasaban, y mortificaban a las familias, inmediatas a la pulpería.

El traje del pulpero estaba compuesto por una camisa arremangada, sin chaleco, con calzoncillos anchos y con fleco; sin pantalón, con chiripá de sábana, o bien un pañuelo grande de algodón o de seda como delantal, medias (algunas veces), y chancletas. Como no entraban al comercio personas de lo más decentes, ese traje estaba más que suficientemente bien para la clase de parroquianos o marchantes que tenían.

En verano se consumía gran cantidad de refrescos. Estos eran sangría, que se hacía con vino carlón, agua y azúcar, y vinagrada, hecha con vinagre y zumo de naranja…

La ñapa, llapa, o “yapa” era una especie de guerra de comerciantes con la intención de atraer clientes, especialmente entre los muchachos del barrio. Consistía en dar de acuerdo a lo que uno compraba, una porción de maní o unas cuantas pasas de uva o un terrón de azúcar, etc. Es presumible que el terrón salía de lo que acababa de comprar por su elevado costo.

La mayor parte de los pulperos eran hombres, de muy poca instrucción. Sus libros de registros contenían simples apuntes. El libro de fiados constaba del nombre, y a veces tan sólo de las iniciales del marchante, y una raya por cada real que el cliente debiese.

Fuente: Eduardo Wilde. Buenos Aires desde 70 años atrás.

Nota: el término "va de yapa" sería un vocablo quechua, que comenzó a utilizarse en estos establecimientos y posteriormente en almacenes con la compra de cualquier menester.

SOLO PARA CORAJUDOS

El Museo de la Morgue Judicial es uno de los lugares más recónditos de la ciudad de Buenos Aires.

En su interior, el visitante puede encontrar desde la cabeza conservada en formol del asaltante Rogelio Gordillo, alias "El Pibe Cabeza" —muerto en un enfrentamiento con la Policía en 1937, hasta fetos de distinto tamaño y diferentes partes del cuerpo humano con alguna particular
idad médica, o relacionada con formas de homicidio o abuso sexual.

Cuentan los empleados, que en los sillones del hall más de una vez se reanimó a alguna de las 3.000 personas que lo recorren anualmente. Es por ello que no se recomienda la entrada a personas impresionables o menores de 18 años.

Una de las vitrinas está dedicada a mostrar los peligros que corren los chicos cuando jugando, se meten pequeños objetos en la boca. En ella se ven laringes obstruidas, una por una bolita, otra por un globo, una tercera por una uva… etc.

Los estudiantes de medicina forense pueden ver las diferencias entre las lesiones de un hombre degollado por un homicida y las de otro que se suicidó cortándose el cuello. Incluso, en algunas piezas se han marcado las trayectorias de las balas o puñaladas recibidas por las víctimas.

La idea no es espantar a nadie sino "sacar una enseñanza de la muerte", explica Heraldo Nelson Donnewald, director médico de la Morgue Judicial.

Para aquel que tenga ganas pero sobre todo coraje, las visitas pueden realizarse lunes a viernes de 9 a 15. Dirección: Junín 760.