sábado, 27 de abril de 2013

VOCABLOS POPULARES: "LA SANATA"

La palabra "sanata" según el diccionario es un italianismo.
El "mataburros" agrega: sanata es una conversación prolongada y generalmente engañosa que produce fastidio o es cargosa, es una deformación irónica de la palabra "sonata".

Sin embargo hay otra historia más porteña, marcada por el gran Discepolín.
El mito cuenta que "Sanata" sería un vocablo que sacó de la manga Enrique Santos Discépolo. Esta palabra surgiría en la calle Rioja entre Inclán y Salcedo (Parque Patricios), cuando vivía con su hermano Armando y su cuñada.

Se reunían en su casa o en la casa de enfrente, con varios intelectuales como José González Castillo, Quinquela Martín, Juan de Dios Filiberto, González Pacheco entre otros.

Enriquito tenía 14 años y acudía a estas tertulias culturales. Al lugar también iba un personaje apellidado Zanata, vendedor de tienda, grandote, de "manos enormes" (dato clave) que se quedaba embobado en esa bohemia. Era un buenazo, y según Enrique, por miedo a equivocarse decía a todo que sí y, a veces, decía frases sin puntada final, difuminándolas por falta de argumentación.

De allí sacaría Discepolín "lo zanateado", en aquellas reuniones donde tanto aprendió.

A veces acudía una mujer a las reuniones, apodada La Circasiana.
Sanata se enamoró perdidamente de ella, una mujer algo excéntrica.
Discépolo contaría en Radio Belgrano en 1947 el drama amoroso: «Lo cierto es que una noche, Zanata faltó a nuestra tertulia.
La verdad la trajo la madrugada, inesperadamente, cuando ninguno pensaba ya en Zanata... ¡Pobrecito!... ¡El trabajo que le habrá costado meter semejante "dedo" en el gatillo!...»

Fuente: José María Otero - www.todotango.com

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sábado, 27 de abril de 2013

VOCABLOS POPULARES: "LA SANATA"

La palabra "sanata" según el diccionario es un italianismo.
El "mataburros" agrega: sanata es una conversación prolongada y generalmente engañosa que produce fastidio o es cargosa, es una deformación irónica de la palabra "sonata".

Sin embargo hay otra historia más porteña, marcada por el gran Discepolín.
El mito cuenta que "Sanata" sería un vocablo que sacó de la manga Enrique Santos Discépolo. Esta palabra surgiría en la calle Rioja entre Inclán y Salcedo (Parque Patricios), cuando vivía con su hermano Armando y su cuñada.

Se reunían en su casa o en la casa de enfrente, con varios intelectuales como José González Castillo, Quinquela Martín, Juan de Dios Filiberto, González Pacheco entre otros.

Enriquito tenía 14 años y acudía a estas tertulias culturales. Al lugar también iba un personaje apellidado Zanata, vendedor de tienda, grandote, de "manos enormes" (dato clave) que se quedaba embobado en esa bohemia. Era un buenazo, y según Enrique, por miedo a equivocarse decía a todo que sí y, a veces, decía frases sin puntada final, difuminándolas por falta de argumentación.

De allí sacaría Discepolín "lo zanateado", en aquellas reuniones donde tanto aprendió.

A veces acudía una mujer a las reuniones, apodada La Circasiana.
Sanata se enamoró perdidamente de ella, una mujer algo excéntrica.
Discépolo contaría en Radio Belgrano en 1947 el drama amoroso: «Lo cierto es que una noche, Zanata faltó a nuestra tertulia.
La verdad la trajo la madrugada, inesperadamente, cuando ninguno pensaba ya en Zanata... ¡Pobrecito!... ¡El trabajo que le habrá costado meter semejante "dedo" en el gatillo!...»

Fuente: José María Otero - www.todotango.com

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