BROMAS PESADAS PARA CABALLOS
A mediados del 1800, cuando el tren había dejado de ser una "creación infernal" para los porteños, un cuarteador cuyo caballo era campeón de cinchadas, desafió al tren... Y los empleados del ferrocarril aceptaron el reto.
Entonces, el noble caballo fue enlazado a su oponente y por un momento pareció que el animal vencía al monstruo de hierro. Todo esto ante la mirada estupefacta de una multitud.
Pero todo era una ilusión... una broma de los maquinistas.
Los conductores habían puesto la marcha atrás y el caballo vencía, pero cuando la invirtieron, la locomotora resopló, se cortó la cuerda, y así fue como el progreso venció a las pampas salvajes.
No siempre quien habita la ciudad tiene noción de la magnitud de su historia. Este blog está dedicado a difundir la historia de la Ciudad de Buenos Aires, sus barrios y la tradición de su gente. Abarca historias, anécdotas y vivencias poco difundidas de los porteños; sus costumbres, vida cotidiana, lugares, mitos y creencias con una fuerte carga simbólica que aún se mantienen vivas. Metejon De Barrio® Manteniendo la identidad porteña!
viernes, 30 de marzo de 2012
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BROMAS PESADAS PARA CABALLOS
A mediados del 1800, cuando el tren había dejado de ser una "creación infernal" para los porteños, un cuarteador cuyo caballo era campeón de cinchadas, desafió al tren... Y los empleados del ferrocarril aceptaron el reto.
Entonces, el noble caballo fue enlazado a su oponente y por un momento pareció que el animal vencía al monstruo de hierro. Todo esto ante la mirada estupefacta de una multitud.
Pero todo era una ilusión... una broma de los maquinistas.
Los conductores habían puesto la marcha atrás y el caballo vencía, pero cuando la invirtieron, la locomotora resopló, se cortó la cuerda, y así fue como el progreso venció a las pampas salvajes.
A mediados del 1800, cuando el tren había dejado de ser una "creación infernal" para los porteños, un cuarteador cuyo caballo era campeón de cinchadas, desafió al tren... Y los empleados del ferrocarril aceptaron el reto.
Entonces, el noble caballo fue enlazado a su oponente y por un momento pareció que el animal vencía al monstruo de hierro. Todo esto ante la mirada estupefacta de una multitud.
Pero todo era una ilusión... una broma de los maquinistas.
Los conductores habían puesto la marcha atrás y el caballo vencía, pero cuando la invirtieron, la locomotora resopló, se cortó la cuerda, y así fue como el progreso venció a las pampas salvajes.
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