EL PROBLEMA SON LAS MOSCAS...
El 18 de marzo de 1925, los concejales porteños Faggioli, Gandulfo y Sanguinetti estaban muy preocupados por la higiene del cementerio de Chacarita, y así manifestaban su preocupación:
“Pedimos la destrucción de las moscas en el crematorio del Cementerio del Oeste”.
Allí se incineraban todos los cadáveres del Hospital Muñiz, de cuyos ataúdes al destaparse salían “los insectos alados, sus huevos y larvas ... desde luego infectadas”, lo que constituía “una forma natural de llevar el mortífero bacilo (la tuberculosis) a todas las casas de la vecindad”.
Los concejales indicaban que el peligro subsistiría aún si el ataúd “no fuera descubierto antes de ser introducido al horno” ya que las moscas se metían en los féretros por pequeñas hendijas “ávidas de alimentación cadavérica, logran saciarse, según se ha observado”.
Aunque los políticos indicaron el problema, no trajeron la solución al caso.
Fuente: Hist. Luis Cortese
El 18 de marzo de 1925, los concejales porteños Faggioli, Gandulfo y Sanguinetti estaban muy preocupados por la higiene del cementerio de Chacarita, y así manifestaban su preocupación:
“Pedimos la destrucción de las moscas en el crematorio del Cementerio del Oeste”.
Allí se incineraban todos los cadáveres del Hospital Muñiz, de cuyos ataúdes al destaparse salían “los insectos alados, sus huevos y larvas ... desde luego infectadas”, lo que constituía “una forma natural de llevar el mortífero bacilo (la tuberculosis) a todas las casas de la vecindad”.
Los concejales indicaban que el peligro subsistiría aún si el ataúd “no fuera descubierto antes de ser introducido al horno” ya que las moscas se metían en los féretros por pequeñas hendijas “ávidas de alimentación cadavérica, logran saciarse, según se ha observado”.
Aunque los políticos indicaron el problema, no trajeron la solución al caso.
Fuente: Hist. Luis Cortese
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