miércoles, 29 de mayo de 2013

EL MUTUALISMO AFROARGENTINO

En el año 1827 se fundan sobre la calle Independencia las Naciones afroargentinas de "Congo" y "Angola". Las naciones eran sociedades de afros y afrodescendientes porteños.

En aquella época, no había puntos de contacto entre blancos y negros, salvo señas, gritos, gestos o golpes, ya que los negros eran considerados esclavos y bestias, de modo que prácticamente nadie se preocupaba por aprender a comunicarse con ellos.

No obstante, el afro mantuvo su moral gracias a mantener en silencio sus creencias, sus divinidades, sus cultos, sus toques de tambor, sus danzas y todo aquello que sus dueños “no entendían”.

En las naciones se realizaban acciones de bien común tales como juntar dinero comprar la libertad de algún miembro aún bajo el régimen de la esclavitud, costear los gastos de las exequias de los fallecidos, celebrar sus fechas mas importantes, conceder préstamos, facilitar útiles de trabajo y hasta velar por la buena conducta de sus miembros.

Ediliciamente eran lugares abiertos aplanados artificialmente y arenados para el baile y otros cerrados con espacio interior libre.
En algunos casos las salas eran alfombradas y encortinadas gracias a la donación de algún antiguo amo.

Cada nación tenía su rey y su reina (que eran elegidos democráticamente y no tenían corte) y contaban con un trono que se levantaba en el mejor lugar de la sala, donde posaba la bandera de cada nación. También había un “altar” donde se veneraba a los santos patronos.
Finalmente el lugar contaba con un estrado o al menos una tarima, que era utilizado para recibir a grandes dignatarios, como por ejemplo Juan Manuel de Rosas, esposa e hija, como se los ve en la foto adjunta del cuadro de Martín Boneo.

El auge de estas organizaciones tuvo su punto máximo durante la época de Rosas, luego fueron cambiando su razón de ser, abandonando algunos hábitos.

Las Naciones Africanas son consideradas como las fundadoras del mutualismo en Argentina.

En la foto, Rosas y familia en una nación en el año 1820 - cuadro de Martín Boneo
Fuente: Jorge Algorta - jorgealgorta.blogspot.com.ar

jueves, 23 de mayo de 2013


EL ALMA DE LOS COLORES

En nuestro fútbol, no existen seres mitológicos ni monstruos, ni brujas.

Y aunque algunos sean favorecidos, otros se la rebuscan en honor a la pelota o a lo que alguna vez representaron.

Pero dejando de lado el "negociado" que tanta bronca nos causa a los futboleros, y volcándonos de lleno en lo folclórico, aquí es donde surgen románticas leyendas fundacionales, como es el caso de Platense y San Telmo.

Platense se fundó en 1905 por un grupo de "burreros" que apodaron así al club tomando el nombre del Stud "el Platense".
En 1908 Platense jugaba en un terreno muy inundable cerca del río. Al ver a los jugadores embarrados, el periodista Palacio Zino dijo que los muchachos se movían "como calamares en su tinta", dándole así el apodo de "Calamares".

Otra leyenda cuenta que el primer juego de camisetas de San Telmo fue azul y blanco. Como en aquel primer partido llovió y las casacas se embarraron hubo que lavarlas. Las telas destiñeron y el azul cubrió el blanco quedando el tono azul-celeste hasta nuestros días.
El "candombero" de rica historia y vaivenes en el ascenso, llegó a la máxima categoría de nuestro fútbol en 1975. Actualmente milita en la tercera categoría de nuestro fútbol.

Como diría Discepolín "¿Qué sería de un club sin el hincha? Una bolsa vacía. El hincha es el alma de los colores, es el que no se ve, el que se da todo sin esperar nada."




LOS JUEGOS DE PERON

En la historia del deporte, las grandes potencias tuvieron sus juegos Olímpicos, aunque Argentina sólo fue participe de ellos. No obstante, en los 50's y muy atento a la geopolítica, el entonces presidente Juan Domingo Perón no quiso ser menos... y organizó los primeros del continente.

En 1951 se inauguraron los primeros juegos "Panamericanos" con sede en Buenos Aires, del cual participaron unos 2523 atletas de 22 países.

El acto se llevó a cabo en el Estadio Presidente Perón (del Racing Club) con la presencia del jefe de estado y su esposa Eva Duarte.

Se compitió por fútbol en los estadios de Racing, Huracan e Independiente, mientras que el Estadio de River se realizó la ceremonia de clausura y las pruebas de atletismo.
Las piscinas del Club Universitario Buenos Aires fueron sedes de la natación, los saltos ornamentales y el waterpolo.
El Estadio Luna Park fue sede del boxeo y el baloncesto; el velódromo municipal acogió la competición de ciclismo y la pista nacional de Tigre la de remo. Además exitieron otros escenarios deportivos en distintos clubes.

Uno de los momentos más emblemáticos de todos los juegos fue la maratón ganada por Delfo Cabrera, que se corrió por la Avenida General Paz entre Puente La Noria y Avenida del Libertador.

También serían las primeras competencias deportivas en arrojar fuegos artificiales como símbolo de festejo inaugural.





viernes, 17 de mayo de 2013

¿ CICLON O HURACAN ?


En 1866, algunas fuentes sostienen que un violento Huracán pasó por Buenos Aires.
Uno de los testigos del episodio, el doctor Emilio Coni reflejaría un paisaje de aquella tormenta:

"...una tormenta de tierra como no ha habido jamás otra igual. Eran las cinco de la tarde cuando sobrevino, de súbito, un violento huracán de tierra, que dejó a la ciudad completamente en las tinieblas, durante quince minutos..."

"...Varias calles servían de cauce de derivación de las aguas de lluvia, convertidas en torrentes imponentes, arrastrando personas, vehículos, bestias, muebles, etc., y demás objetos de las casas colindantes, por efecto de las inundaciones, determinadas por las copiosas lluvias..."

"...En la calle Paraguay el nivel de las aguas alcanzaba, algunas veces, a cerca de tres metros. Estas calles formaban los terceros, que tenían que cruzarse por medio de puentes giratorios. Los terceros eran verdaderos ríos, temibles por la masa considerable de agua que arrastraban y la enorme velocidad de su corriente..."

"...En muchísimas otras bocacalles se hacía materialmente imposible cruzar de una acera a la otra, inconveniente subsanado con el auxilio de fornidos changadores, quienes, a horcajadas sobre sus espaldas, trasladaban a los viandantes, con gran contento de los vecinos del barrio, que se procuraban así un agradable pasatiempo..."

Ya en 1904 el diario Caras y Caretas reflejaría el paso de un "Ciclón" por la ciudad, lo que ocasionó graves incidentes y la muerte de un niño. 

En la foto, pueden verse los destrozos provocados por este fenómeno de magnitudes considerables.


jueves, 16 de mayo de 2013

LOS TRANVIAS DEL RECUERDO
 
Para principios de 1870 comenzaron a traquetear en Buenos Aires, las primeras líneas urbanas de Tranvías. Estas eran el "Tramway Central" de los hermanos Lacroze, y el "Tramway 11 de Setiembre" de los hermanos Nicanor Méndez.

En aquel entonces y al igual que hoy ocurre con el Metrobus, se polemizaba sobre el aflojamiento de los cimientos de las casas, el derrumbe de las paredes y la desvalorización de las propiedades.


También el peligro estaba en la posibilidad de accidentes... Había que prevenir a aquellos porteños que nunca se habían cruzado uno de esos armatostes. Al principio se colocó a unos 30 metros de distancia un empleado a caballo que se llamó "postillón", que agitaba una bandera roja y soplaba un cornetín, como advertencia de que se acercaba el "peligroso vehículo".

El "Tramway 11 de Septiembre" se convirtió pronto en la línea más "pobretona". Contaba con escaso presupuesto y tenía una sola vía para ir y volver. Como la empresa no podía pagar un conductor y un guarda, este último fue suplido por un par de alcancías. Al tiempo aparecieron en las alcancías botones, chapitas, discos de lata, puchos de cigarrillo y alguna que otra moneda. El caso del "Tramway Central" fue distinto ya que luego fue comprado por la Anglo Argentina.

A mediados de los años 20, Buenos Aires ya contaba con 875 kilómetros de vías y más de 3.000 coches que cumplían 99 recorridos y llevaban 650 millones de pasajeros por año.

 



Pinceladas Porteñas:
EL CACHAFAZ QUE NO FUE ALFAJOR

Ovidio José Bianquet, “El Cachafaz”, es reconocido como el mejor bailarín de tango de todos los tiempos.

Surgido de Boedo en 1885, rápidamente fue apodado “cachafaz” por lo “insolente, pícaro y holgazán”. Aprendió a bailar por arrabalero, y terminó enseñándoles el tango a las damas aristocráticas.

Cobraba sumas fabulosas por sus lecciones y todo el mundo elegante de Buenos Aires lo perseguía mientras frecuentaba el Armenonville o El Pabellón de las Rosas. En 1920 llegó a París y se impuso rápidamente. Bianquet ganó dinero en cantidades industriales.

Sin embargo, se mantuvo fiel a una infancia y existencia desordenada y azarosa. A su regreso de Europa sólo le quedaba el recuerdo del dinero ganado y tuvo que volver a trabajar.

Murio en 1942 casi en la miseria y olvidado, luego de dar una actuación en Mar del Plata.
Pero su criolla elegancia, su silueta y su arte educada, hicieron del Cachafaz una marca en el baile Argentino.


miércoles, 15 de mayo de 2013

FORJANDO LA HISTORIA EN HIERRO

El arquitecto suizo Lorenzo Siegerist realizó importantes construcciones en Buenos Aires, contruyendo imponentes mansiones a destacados miembros de la comunidad germana y varias casas de renta.
También realizó grandes locales comerciales. Uno de esos ejemplos data de 1894 y aún se mantiene en pie en el barrio de San Telmo.

En el edificio de la foto funcionó un local de exposición y ventas de maquinaria agrícola, propiedad de la familia Nocetti.

La "ex Ferretería Hirsch" como se la conoce, está construída casi íntegramente en hierro, por piezas prefabricadas, y montadas en obra, fabricadas en los talleres del francés Gustav Eiffel, el autor de la Torre parisina.

El local contaba con sótano, planta baja y dos galerías superpuestas, en donde eran exhibidos los artículos que fabricaba Nocetti, conocidos por su marca "El forjador". Como se puede apreciar, arriba remata la imagen del personaje martillando el hierro que le da carácter al establecimiento.

Aquí se comercializaban entre muchos otros productos, molinos de viento, cocinas económicas, una prensa hidráulica para fardos de lana y hasta un bañadero para ovejas.

Hoy en el lugar funciona un boliche bailable, pero su estructura permanece intacta, quizás por miedo a ese forjador con martillo en mano...
Dirección: Peru 535

Foto: 1en1ba


lunes, 13 de mayo de 2013

CABECEATE UNA “MINA” CHE (pero en la milonga...)

El cabeceo en el baile del tango es toda una institución. Un monumento tanguero, antiguo como una reliquia que no reconoce su nacimiento, pero sigue vigente y útil en la actualidad.

En las primeras décadas del Siglo XX, todo problema en las milongas se resolvía con cuchillo: un pisotón o un empujón podía desencadenar una muerte.

Cuando el tango sólo se bailaba en los burdeles tampoco existía la tanda. Quien quisiera bailar con una mujer que danzaba con otro, debía esperar o ir a pedirla, pero eran épocas de “guapos” y esto significaba una provocación que podía conducir a un duelo.

Lo normal era que el que estaba bailando cediera la dama. Si lo hacía de manera sumisa, era símbolo de cobardía y ella nunca volvería a bailar con él; si sostenía la mirada del otro con altivez significaba que estaba ofendido y reclamaba un duelo. No era necesario hablar, ambos se encontrarían al salir de la milonga y entonces hablarían los cuchillos.


Algunos dicen que el cabeceo es antiguo, porque afirma más los derechos "machos" del hombre, ya que es el único que podría hacer esa bendita señal de invitación. El único que puede “cabecear” a una mujer desde lejos. Ella debía limitarse a esperar que la inviten.

Sin embargo existen códigos milongueros que son clásicos (algunos siguen usándose)

- Habitualmente se baila toda una tanda con la misma persona.

- Entre tema y tema hay una pausa que se usa para charlar con su compañero. Sirve para escuchar la música que sigue y prepararse para ejecutarla.

- La mujer debe esperar que el hombre la abrace primero. Esa costumbre también viene de la misma época del cabeceo porque era el único momento (aparte del momento en que las chicas iban al baño) en que la mujer estaba sola, sin su madre o la persona que la cuidaba mandada por el padre que generalmente era el hermano menor, o algún tío o primo. Antes, se usaba ese corto tiempo entre tango y tango para el levante, para arreglar citas afuera de la milonga.

- Cuando se está bailando y se dice "gracias" quiere decir que esta persona ya no quiere seguir bailando, en caso contrario se debe agradecer apenas en el final de la tanda. Al terminar la tanda existe la costumbre de que el caballero acompañe a la dama hasta su mesa.

- Una mujer puede, en principio, rechazar las invitaciones que no le interesan con el sólo método de mirar “barriendo” la zona, sin detenerse en la cara del que la invitó, pero también puede señalar con la mirada al varón que le gusta para bailar. Hoy en algunos lugares se propone un tiempo para que las mujeres inviten activamente a bailar.

- La mujer milonguera suele ir sola a la milonga y comparte mesa con otras milongueras o amigas. Si una mujer va acompañada, nadie la sacará a bailar esa noche, excepto que su compañero de mesa ya esté bailando con otra persona. Generalmente no sacarán a una mujer que se encuentre en compañía por un hombre en la mesa.

Lo cierto es que la costumbre del “cabeceo” es bien porteña: surgió para evitar una negativa explícita de parte de la dama. Muchas mujeres disimulan que no vieron, cuando no les gusta el “contrincante”.

domingo, 12 de mayo de 2013

ARTISTAS DESDE LA CUNA

En 1913 se creó el Teatro Municipal Infantil, con el objetivo de formar actoralmente niños para representar obras de teatro en las plazas. A partir de 1928 comienzó a funcionar como el Instituto de Teatro Infantil Labardén.

Según el testimonio de sus ex alumnos, y al igual que instituciones como el ISER, los primeros años estuvieron marcados por criterios estrictos y cánones muy exigentes: "...El teatro, la declamación, la dicción, la danza clásica, la folclórica eran materias troncales a lo largo de cuatro años de estudio. El ingreso era una prueba de fuego que dejaba a muchos chicos en un profundo mar de tristeza..."

":..Eran seleccionados aquellos niños que poseían condiciones reales para las disciplinas artísticas y que después de esos tres años de estudio pasaban a formar parte del elenco estable del Teatro Labardén. Entonces, todos los domingos a partir de las 15 representaban en el Viejo Teatro Municipal obras, comedias, cuadros de danza, cantos y ballet. A fin de ciclo era la puesta en escena en el Teatro Colón..."

Algunos de sus más importantes alumnos fueron: Juan Carlos Altavista, Amelia Bence, Beba Bidart, Graciela Borges y Alfonsina Storni.

Hoy, funciona en él un colegio con formación artística desde el nivel inicial hasta secundario. A diferencia de otras escuelas de arte, en el IVA no se proponen formar artistas , sino ofrecer una formación complementaria a la educación formal.

Dirección: Av. Garay 1684

LA REVISTA CENSURADA


En 1929, el área de control de espectáculos públicos, en su orden del Día Nº 100, determinó el “se puede” o “no se puede” de dos espectáculos de Revista.

“La Venus de Ébano”, fue una de las revistas prohibidas, porque el inspector concurrente se había escandalizado: “...escenas acompañadas de una evidente concepción pornográfica e indecorosa ...considerándolas por lo tanto contrarias a la moral... se resuelve: hacer saber al empresario del Teatro Florida la prohibición absoluta de ser representadas...”

En la foto, Josephine Baker, famosísima bailarina y cantante francesa representando la "Venus de Ébano"


jueves, 9 de mayo de 2013

UN CAFETIN ESCONDIDO DETRAS DEL TIEMPO  (este no lo conocen)

El boliche "El Modelo", en Santander y Doblas, se encuentra a solo dos cuadras de donde yacía el viejo Gasómetro, lugar cuervo por excelencia.

Este bar tenía gran movimiento a principios de siglo. "Hinchas y jugadores venían juntos. Había lugares más pitucos, éste era más de arrabal. Por eso, cuando los jugadores se hacían famosos, elegían frecuentar otros ambientes" cuenta su dueño Antonio Leis.

Es de esos bares quedados en el tiempo, con heladera de madera y lo único que ha cambiado desde su apertura son las sillas de madera, que se rompían con alguna contienda o pelea futbolera.
Cuando la mística se disfuma en el barrio, un vecino llamado Luis recuerda el día que fue de compras al Carrefour: "Caminaba entre las góndolas y calculaba: acá estaba la Bodas de Oro, por acá picaba Facundo, más acá pateaba Sanfilippo, se me cruzaba el fantasma de Pontoni corriendo..."

De aquel viejo San Lorenzo no queda nada, solo estos bares, como el café "La Cancha" frente al supermercado que ocupa el viejo estadio, y donde la leyenda cuenta que los hinchas, dan la espalda a una renovada realidad comercial, aunque muchos se ilusionan con la vuelta al barrio.

Igualmente hoy "El Modelo" está casi vacío, y abre ocasionalmente, esperando resurgir de las cenizas.
Más allá de los colores y aquel folclore futbolero, conocer y difundir este tipo de lugares no sólo ayuda a preservarlos, sino tambien mantener nuestra verdadera identidad porteña.

En la foto, el actual bar "El Modelo" - fotografía Ana Sanz
AQUELLOS RUIDOS MOLESTOS!

Hace unos meses, se aprobó la Prohibición de escuchar música sin auriculares en colectivos y subtes, para evitar molestias en el resto del pasaje. Sin embargo queremos recordar aquellos tiempos en los que no molestaban ni celulares ni aparatos electrónicos sino simples "ORGANITOS"...

En Buenos Aires a mediados del siglo XIX fue clave la función del organillero, quien se paraba en cualquier esquina, haciendo sonar su música por unas monedas. Algunos inclusive fueron contratados para cumpleaños o fiestas humildes, ya que era la única forma de llegar a tener música en los suburbios.

Mucha gente estaba en contra de "esa música que rompía los tímpanos" y el 26 de noviembre de 1900, el diario "La Nación" publicó una nota a un señor que vivía en la aristocrática calle Florida. El diario mencionaba: "es amante de la buena música y que todas las noches, precisamente a la hora en que puede sentarse al piano, los acordes de tal milonga le impiden distraerse un rato sin molestar al prójimo". El organillero se situaba frente a su casa para tocar la popular milonga: "Bartolo tenía una flauta".

Fue así que comenzó una campaña en contra del popular difusor de la música; con el progreso la ciudad creció, y los "pianos a manubrio" fueron desplazados a los suburbios o reemplazados por el disco hasta que desaparecieron.

miércoles, 8 de mayo de 2013

LUGARES QUE YA NO EXISTEN: EL PARQUE VAUXHALL

En 1827 se inauguró el primer jardín público, a imitación de los grandes jardines públicos europeos, pero “con fines” de lucro: el Parque Argentino o parque Vauxhall.

Sus principales accionistas eran ingleses, y estaba basado en el "Garden Vauxhall" una de las más importantes ferias de Londres en el siglo XVII y XVIII.

Este parque fue el antecesor del Jardín Botánico de Buenos Aires y estaba ubicado en la manzana delimitada por las actuales Av. Córdoba , Viamonte, Uruguay y Paraná.

Sus jardines estaban perfectamente arreglados y cuidados. Se importaron muchas plantas y semillas de variedades exóticas o muy raras en el país. También contaba con un hotel al estilo francés, salones de baile, una arena de circo con comodidad para 1500 espectadores y un pequeño teatro al aire libre.

En este último se representaron los primeros espectáculos circenses con artistas nativos, como los hermanos Podestá. Durante muchos años se instalaron allí todos los circos extranjeros que llegaban al país.

También aquí actuó el italiano Pedro Sotora, que se presentó en 1834 y se hacía llamar el hombre incombustible o el rey del fuego. Una de sus habilidades más llamativas era la de "comer" estopa ardiente. Solía lanzarse a la pista dando saltos mortales y fue, en el país, el primer "divo" que se vistió y pintó de payaso.

El predio también funcionó como antecedente del Zoológico. Contaba con jaulas arregladas según el ambiente natural de los animales expuestos: tigres, antas, tapires, etc.

Su ocaso se debió en gran medida a los distintos desbordes del arroyo Tercero del Medio que pasaba por la calle Viamonte e inundaba constantemente las instalaciones. La familia Wilde, accionista y primera propietaria del terreno, lo compró por completo y allí estableció su residencia particular durante muchos años.

En la foto, una moneda de pase a la fiesta española de 1828 en el Parque Argentino o Vauxhall.

lunes, 6 de mayo de 2013

EL ULTIMO FAROLITO DE BUENOS AIRES

La primera mención conocida sobre alumbrado público en Buenos Aires data de 1744 y corresponde a una disposición del gobernador Domingo Ortiz de Rozas, quien ordenaba que tiendas y pulperías colocaran faroles desde la oración y hasta las 22 horas en verano y hasta las 21 en invierno, para evitar "ofensas contra Dios".

Más adelante, siendo gobernador el futuro virrey Juan José de Vértiz y Salcedo reiteró similares instrucciones. Igualmente el propósito del alumbrado era más completo pues servía para "evitar robos, muertes y otros excesos" y, a su vez, era "a ejemplo de las ciudades principales de Europa".

Los faroles eran iluminados con velas de sebo y en 1777, siendo Vértiz virrey estableció en forma definitiva el alumbrado público y otorgó a un tal Juan Antonio Ferrer, la primera concesión para el cobro del servicio de luz. El farol a vela funcionó hasta 1853.

El sistema de iluminación al aceite reemplazó a la vela, y funcionó desde 1840 hasta 1869. Este fue el sistema más criticado porque se extraía de las yeguas y como existía la prohibición de matarlas en determinadas épocas, escaseaba y elevaba demasiado el precio del producto. Pronto fue sustituído por el kerosene.

El alumbrado a kerosene, se implantó en 1869 con unos 1.709 faroles. La cifra máxima de instalación fue en 1900 cuando se colocaron 8.590 faroles y fueron totalmente retirados en 1925.

El último sistema de iluminación anterior al uso masivo de la electricidad fue el de alcohol carburado, que se implantó en 1905, pero se suspendió por la falta de alcohol durante la Primera Guerra Mundial.

Cuando llegó la electricidad y se acomodó para quedarse, el sistema quedó eliminado totalmente cuando el entonces intendente José Guerrico apagó el último farol, situado en la esquina de Avenida del Trabajo (actual Eva Perón) y Escalada, en 1931.

Fuente: "Luces Argentinas. Una Historia de la Electricidad en Nuestro País" - Felix Luna en una investigación para la empresa Edesur
LOS NEGROS DEL FONDO

En la sociedad porteña de inicios del XIX el patio del fondo era el reino de la servidumbre. En este lugar las esclavas o libertas que se dedicaban a cocinar, planchar, lavar, cuidar crios propios y ajenos, fregar patios, cuidar animales caseros, atender la casa, acarrear el agua para llenar los tinajones que se guardaban a la sombra, servir la mesa y atender a la patrona en el estrado cebandole mate (ya que la dueña de casa recibía las visitas en un piso más elevado que el resto).

Existieron crueles formas de tratar a los sirvientes esclavos, desde la "negrita del coscorrón" usada para calmar los malos humores a golpes, hasta la que era rapada dejándole un mechón de cabello para jalarlo como castigo. Algunos eran una especie de bufones; tampoco era raro que sirvieran mate de rodillas.

El "patio de atrás" de la casa era un terreno dejado de lado, ya sea por puritanismo, racismo o indiferencia. Por lo general estaba integrado por casuchas, gallineros, cocina, leñera, letrinas (el "lugar común"), y construcciones de mampostería con techo a un agua que eran usados por la servidumbre.

Este lugar según Lucio Mansilla “... Era la parte de la casa que tenía más vida, donde los niños jugaban y corrían, donde de noche los Afros debían hacer sus ritos religiosos a escondidas, hablar su propio idioma y vivir en una libertad que en el resto de la casa era imposible...”

En aquella Buenos Aires, era común el tener mucho servicio doméstico, a veces más de diez esclavos en una casa, lo que para los viajeros europeos resultaba exorbitante para el nivel social de sus propietarios.

Fuente: "Arquitectura para la esclavitud en
Buenos Aires: una historia silenciada" Daniel Schavelzon

En la foto, Felipa Larrea de Larrea retratada por Caras y Caretas en 1909. Es considerada la última esclava viva de Buenos Aires para aquellos años.
Felipa sirvió en las casas de Valentín Díaz, Josefa Lavalle y Marco del Pont. Años después, ya libre, sirvió a Bernardino Rivadavia. Aunque trabajó para importantes familias, murió en la completa miseria llegando a tener 11 hijos.

Este es el homenaje de Metejon de Barrio a todos aquellos que han sido sometidos a la servidumbre en nuestro país. Difundir esta historia y reflexionar sobre ella nos hace crecer.


Algunos teléfonos que pueden sernos útiles:

- Tribunal de trabajo doméstico: 0800-666-4100 (opción 5)
- Trabajo Infantil: 0800-666-4100 (de 10 a 16 hs)
- Talleres clandestinos en la Ciudad de Buenos Aires: 0800-999-2727 (op. 1 y 2)


viernes, 3 de mayo de 2013

UN REMEDIO PEOR QUE LA ENFERMEDAD

En tiempos anteriores a la guerra con el Brasil, el único hospital para varones que funcionaba en Buenos Aires era el de la Residencia, también llamado Hospital General de Hombres. Había sido fundado por la orden de los Bethlemitas en un solar que anteriormente había sido Jesuita.


En un comienzo, sus doscientas camas fueron destinadas a convalecientes, locos, incurables y contagiosos, pero luego se comenzó a recibir soldados heridos.


A la orden Bethlemita se le otorgó la administración de los hospitales. Tiempo después de la Revolución de Mayo se los comenzó a acusar de mal cumplimiento de sus obligaciones y el gobierno les quitó ese poder. Tan solo un año después, en 1816, la situación en los hospitales comenzó a ser lamentable, razón por la cual fueron nuevamente confiados a los betlemitas.

Finalmente en 1822, se suprimió a los betlemitas como orden, y sus bienes pasaron al Estado.

Las cosas siguieron empeorando, y en febrero de 1825 de periódico “El Argos de Buenos Aires”, publicó un artículo en donde se criticaban las condiciones del Hospital general de Hombres, y en donde varios enfermos nos daban un parte real de la situación:

"... Cama Nº 8: Esteban Ramírez, regimiento de artillería. Preguntado sobre su asistencia dijo, que tenía muchos piojos, y el colchón mojado.


Cama Nº 12: Valentín López, regimiento de artillería. Preguntado sobre su asistencia dijo, que estaba a ración de asado, sólo se daban medio cuartillo de pan, que hace más de dos meses que estaba en el hospital con el colchón podrido y aún no se le muda, que muchas veces deja de comer por lo puerco del que lleva la comida, pues éste lo hace cuando acaba la limpieza y se presenta asqueroso.


Cama Nº 13: Hastacio Ribero, regimiento de artillería. Preguntado si tenía alguna queja que exponer dijo, que el pan era muy chico y la carne muy mala, a más el estado inmundo de los sirvientes que le llevan la comida le hacen no poder tomarla muchas veces.


Cama Nº 40: Juan Gregorio Ponce, regimiento artillería. Preguntado su asistencia dijo, que la pestilencia del sirviente que le lleva la comida lo deja sin poder comer muchas veces, pues acababa éste la limpieza de los zambullos cuando iba a servirlos, que el colchón que tiene está podrido, y está con piojos.


Cama Nº 46: José Moreno, regimiento artillería. Preguntado por el estado de su asistencia dijo, que cansado de la pulpa que le dan, pidió asado, y le trajeron resto del grosos de una hostia y todo revolcado, que medio cuartillo de pan le dan de ración, que la sopa de almuerzo es amarga, pues es galleta agorgojada y con hollín.


Cama Nº 47: Elías Cabral, regimiento de húsares. Preguntado si está bien asistido dijo, que mal, por haber más que un asistente para tantos enfermos, que la sopa de la mañana era amarga, y que no ha dado parte hasta ahora por temor de que lo pongan el cepo..."


El dibujo representa la orden de los Bethlemitas asistiendo a los soldados durante las invasiones Inglesas.


LA VOZ DE UN INMIGRANTE

Armando Discépolo, (hermano de Discepolín) es considerado por muchos el más grande dramaturgo argentino de todos los tiempos. No sólo es el autor de algunas obras maestras del teatro nacional, sino además es el creador del “grotesco criollo”.

Estas obras eran verdaderas máscaras del "tano", del "gallego", del "turco", del "judío", del "compadrito orillero" de los "barrios pobres" y de todos aquellos problemas surgidos en una tierra que no es la natal.

“Mustafá” de 1921, es una de las obras de Discépolo, sobre la vida en un conventillo. Aquí surge un conflicto por dinero entre iguales, dos trabajadores inmigrantes terminan enfrentados debido a que el inmigrante turco oculta un billete de lotería que jugó conjuntamente con el italiano (Gaetano). La obra es una crítica a las fantasías de ascenso social de los inmigrantes.

Aquí parte del díalogo del italiano menciona:
“...¿La razza forte non sale de la mezcolanza? ¿E donde se produce la mezcolanza? Al conventiyo. Per eso que cuando se ve uno hombre robusto, luchadore, atéleta, se le pregunte siempre: ¿a que conventiyo ha nacido osté? “¿Lo do mundo”?, ¿“La catorce provencia”?, ¿“El Palomare”?. ¿“La Babilonia”?, ¿“Lo gayinero”?, es así, no hay voelta. ¿Perqué a Bonosaria está saliendo sta razza forte? Perque este ese no paíse hospitalario que te agarra toda la migracione, te la encaja a lo conventiyo, viene la mezcolanza e te sáleno a la caye sto lindo mochacho pateadore, boxeadore, cachiporrero e asaltante della madona!...”

A puro “cocoliche” hoy recordamos a aquellos 5 millones de inmigrantes, entre ellos nuestros predecesores. Aquellos que arribaron a estas tierras con el sueño de la “América” prometida y se encontraron "manoseaos en un merengue"...

jueves, 2 de mayo de 2013

LA OTRA CARA DE
BUENOS AIRES

Luego de la Primera Guerra Mundial, y a consecuencia de la desocupación por la crisis del '29, Argentina recibió una oleada de inmigrantes europeos, entre ellos muchos polacos sin recursos de subsistencia o ex combatientes que traían consigo taras patológicas.

En 1931 el estado Argentino optó por darles techo y comida, ubicándolos, transitoriamente, en galpones situados en Puerto Nuevo.
Como eran demasiados, éstos comenzaron a poblar los terrenos baldíos frente al Club de Pescadores. A fines de 1932, se levantó un campamento al que denominaron “Villa Esperanza”.

El estado "también les facilitó chapas viejas de zinc y adoquines, escasos elementos con los que ellos mismos, ...construyéronse, a modo de vivienda, rudimentarias, pequeñas, bajas antihigiénicas casuchas, inmundas pocilgas más bien, de los más diversos tipos, juntas entre sí, en varias hileras y formando calles angostas."

Según el censo de enero de 1934, habitaban Villa Esperanza 2903 hombres.
Estos inmigrantes, que habían llegado con lo puesto, salían diariamente a recorrer las calles mendigando de puerta en puerta.

Ya en 1933 ocurrió un hecho lamentable. Una cantidad de desocupados del campamento "Villa Esperanza", en banda, armados con revólveres, hierros, palos, cascotes, piedras y otros instrumentos, sorpresivamente asaltaron al grito de "queremos comer" la sucursal de las Grandes Despensas Argentinas ubicada en las cercanías de "Villa Esperanza". Para ello, los desocupados hicieron disparos de armas de fuego y rompieron estanterías y vidrieras. Finalmente muchos fueron detenidos.

Los problemas y protestas continuaron, hasta que el juez Ernesto González Gowland, que había intervenido varias veces ante hechos delictivos, decidió remediar esta situación mediante la desaparición inmediata del campamento.

Los desocupados se resistieron pero finalmente en 1935 fueron obligados a trasladarse, nuevamente a los galpones de Puerto Nuevo.
Días después, obreros municipales desarmaban las "casuchas" del famoso campamento.

Así termina la historia de Villa Esperanza, el antepasado de la actual Villa 31.

Fuente: "El problema de la mendicidad en Buenos Aires: sus causas y remedios" de Juan Alejandro Ré

Nota: por este medio aclaramos que nuestro aporte es sólo para rememorar la historia, en este caso la historia de la ciudad de Buenos Aires. Creemos y entendemos es la única manera de que los porteños defendamos el patrimonio de nuestra ciudad. Cualquier utilización política o tendenciosa de esta nota, no es nuestra opinión. Atentamente. MDB
DOS COSTUMBRES BASTANTE EXTINTAS

En la actualidad existen ejemplos de actos que los porteños hemos dejado en el olvido, quizás por moda, por miedo, morbo, tabú...

Algunos ejemplos nos detalla Eduardo Wilde en su libro "Buenos Aires desde 70 años atrás"

 * Velorio del angelito

"...Esto ocurría más frecuentemente, y hoy mismo ocurre en la clase baja cuando muere una criatura; entonces se invita aún a las personas más indiferentes, y nada de extraño tiene que un individuo encuentre a otro en la calle y lo invite a ir a un velorio, aun cuando ninguno de los dos les haya visto jamás la cara a los dueños de casa..."

"...En el velorio se fuma, se bebe, y se toma mate; para acortar la noche se juega al truco o al monte, se baila, y gracias cuando la cosa no acaba a puñaladas. A veces son tantos y tan fuertes los empeños, que la madre o los deudos conservan por dos noches al angelito en exhibición, sacando provecho de la limosna con que contribuyen los concurrentes, de los que uno lleva una libra de hierba, otro un paquete de velas, el de más allá, cinco pesos, etc..."

* El saludo

"...Existía la costumbre invariable del saludo.
Todas las personas que se encontraban en la calle se hacían un saludo de paso; unos con una simple inclinación de cabeza, otros quitándose o tan sólo tocándose el sombrero; pero la generalidad en la clase culta con un «beso a usted la mano», «buenos días, tardes o noches», y a las señoras «a los pies de usted, etc.»..."

En la foto, una antigua costumbre, el campo se junta para "el velorio del angelito"
Triste retrato reflejado por Florencio Molina Campos.

miércoles, 1 de mayo de 2013

ARQUITECTURA IMPORTADA

Al 3800 de la calle Cabello en el barrio porteño de Palermo, se sitúa el histórico edificio popularmente conocido como “La Colorada”

Fue erigido en 1911 por el ingeniero y arquitecto británico Regis Pigeon, y es la construcción de estilo neoclásico inglés más pintoresca de la ciudad.

Esta estructura debe su apodo al tono colorado de los ladrillos que componen mayoritariamente su frente y los laterales. Todo el material destinado a la obra fue traído desde Londres en los mismos barcos que llevaban granos hacia la capital del Reino Unido.


Los sótanos del lugar, ahora reciclados y parcelados en bauleras, eran dependencias de servicios de cada departamento, y en los primeros años fueron utilizados para alojar a la servidumbre, hecho que suscitó críticas al considerarse que esos ámbitos subterráneos imponían condiciones promiscuas e insalubres, propias de la esclavitud.
 
Comenzó a ser alquilado por familias de directores y gerentes de las empresas ferroviarias inglesas, principalmente del Ferrocarril Central Argentino, que había empezado a funcionar en 1909. Tiempo después fue adquirido completamente por la familia Mitre y en 1953 se subdividió para la venta.

Esta estructura con techos de bovedilla, dinteles de hierro a lo largo del cielo raso, y una extraordinaria lucarna (claraboya) central, permiten darle una luminosidad ideal al lugar que evita el uso de luz artificial durante todo el día.

La Colorada actualmente cuenta con una protección cautelar del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
CRONICAS DE UNA SUDESTADA

Joel Roberts Poinsett fue un físico, botánico y estadista estadounidense que estuvo por Buenos Aires en una misión de "espía".
Su misión era la de investigar las perspectivas de los revolucionarios en su lucha por la independencia de España. Fue así como tuvo su paso por Chile, Perú y la Argentina.

Aquí llegó tiempo después de la revolución de mayo, y se encontró con una Junta con una fuerte influencia británica. Igualmente se las arregló para hacer un acuerdo comercial que permitió enviar productos desde EEUU libres de impuestos.

Más allá de ser un chantapuffi, Poinsett no conoció el paraguas (ni dejo abandonado ninguno en la vía pública luego que se le rompiera) pero sí conoció una sudestada, y nos cuenta como ocurre el fenómeno:

"... presencié un fenómeno cuyas singulares circunstancias me inducen a informar aquí sobre él. La atmósfera se oscureció de repente, y todos los indicios anunciaban una tormenta. Oyóse un estruendo y todos corrimos a la calle para ver de qué procedía: cuando, estupefacto, vi una columna de polvo más alta que las casas, y tan ancha como la calle, que avanzaba hacia nosotros con rapidez y precedida por remolinos de viento que levantaban las basuras y el polvo del aire. Apenas tuvimos tiempo de cerrar las puertas y ventanas, cuando pasó, oscureciendo el aire y forzando el polvo por las hendijas de puertas y ventanas, de manera de cubrir todas las mesas y los muebles. La atmósfera quedó de nuevo clara, pero el viento continuó soplando con gran violencia. [...] Al tercer día el viento, que hasta entonces había soplado del sureste, cambió al suroeste, y soplando con fuerza pronto despejó un cielo claro y hermoso, y en pocas horas las calles quedaron perfectamente secas ..."

J. R. Poinsett, "Diario de Viaje a Río de Janeiro, Buenos Aires y Chile" 1810-11

Nota: Desde Metejon de Barrio pregonamos que se tiren los paraguas no en cualquier lado sino en los cestos de basura que podemos encontrar cada 25 metros.
Al fin y al cabo... el paraguas no tiene la culpa.

La foto es ilustrativa

miércoles, 29 de mayo de 2013

EL MUTUALISMO AFROARGENTINO

En el año 1827 se fundan sobre la calle Independencia las Naciones afroargentinas de "Congo" y "Angola". Las naciones eran sociedades de afros y afrodescendientes porteños.

En aquella época, no había puntos de contacto entre blancos y negros, salvo señas, gritos, gestos o golpes, ya que los negros eran considerados esclavos y bestias, de modo que prácticamente nadie se preocupaba por aprender a comunicarse con ellos.

No obstante, el afro mantuvo su moral gracias a mantener en silencio sus creencias, sus divinidades, sus cultos, sus toques de tambor, sus danzas y todo aquello que sus dueños “no entendían”.

En las naciones se realizaban acciones de bien común tales como juntar dinero comprar la libertad de algún miembro aún bajo el régimen de la esclavitud, costear los gastos de las exequias de los fallecidos, celebrar sus fechas mas importantes, conceder préstamos, facilitar útiles de trabajo y hasta velar por la buena conducta de sus miembros.

Ediliciamente eran lugares abiertos aplanados artificialmente y arenados para el baile y otros cerrados con espacio interior libre.
En algunos casos las salas eran alfombradas y encortinadas gracias a la donación de algún antiguo amo.

Cada nación tenía su rey y su reina (que eran elegidos democráticamente y no tenían corte) y contaban con un trono que se levantaba en el mejor lugar de la sala, donde posaba la bandera de cada nación. También había un “altar” donde se veneraba a los santos patronos.
Finalmente el lugar contaba con un estrado o al menos una tarima, que era utilizado para recibir a grandes dignatarios, como por ejemplo Juan Manuel de Rosas, esposa e hija, como se los ve en la foto adjunta del cuadro de Martín Boneo.

El auge de estas organizaciones tuvo su punto máximo durante la época de Rosas, luego fueron cambiando su razón de ser, abandonando algunos hábitos.

Las Naciones Africanas son consideradas como las fundadoras del mutualismo en Argentina.

En la foto, Rosas y familia en una nación en el año 1820 - cuadro de Martín Boneo
Fuente: Jorge Algorta - jorgealgorta.blogspot.com.ar

jueves, 23 de mayo de 2013


EL ALMA DE LOS COLORES

En nuestro fútbol, no existen seres mitológicos ni monstruos, ni brujas.

Y aunque algunos sean favorecidos, otros se la rebuscan en honor a la pelota o a lo que alguna vez representaron.

Pero dejando de lado el "negociado" que tanta bronca nos causa a los futboleros, y volcándonos de lleno en lo folclórico, aquí es donde surgen románticas leyendas fundacionales, como es el caso de Platense y San Telmo.

Platense se fundó en 1905 por un grupo de "burreros" que apodaron así al club tomando el nombre del Stud "el Platense".
En 1908 Platense jugaba en un terreno muy inundable cerca del río. Al ver a los jugadores embarrados, el periodista Palacio Zino dijo que los muchachos se movían "como calamares en su tinta", dándole así el apodo de "Calamares".

Otra leyenda cuenta que el primer juego de camisetas de San Telmo fue azul y blanco. Como en aquel primer partido llovió y las casacas se embarraron hubo que lavarlas. Las telas destiñeron y el azul cubrió el blanco quedando el tono azul-celeste hasta nuestros días.
El "candombero" de rica historia y vaivenes en el ascenso, llegó a la máxima categoría de nuestro fútbol en 1975. Actualmente milita en la tercera categoría de nuestro fútbol.

Como diría Discepolín "¿Qué sería de un club sin el hincha? Una bolsa vacía. El hincha es el alma de los colores, es el que no se ve, el que se da todo sin esperar nada."




LOS JUEGOS DE PERON

En la historia del deporte, las grandes potencias tuvieron sus juegos Olímpicos, aunque Argentina sólo fue participe de ellos. No obstante, en los 50's y muy atento a la geopolítica, el entonces presidente Juan Domingo Perón no quiso ser menos... y organizó los primeros del continente.

En 1951 se inauguraron los primeros juegos "Panamericanos" con sede en Buenos Aires, del cual participaron unos 2523 atletas de 22 países.

El acto se llevó a cabo en el Estadio Presidente Perón (del Racing Club) con la presencia del jefe de estado y su esposa Eva Duarte.

Se compitió por fútbol en los estadios de Racing, Huracan e Independiente, mientras que el Estadio de River se realizó la ceremonia de clausura y las pruebas de atletismo.
Las piscinas del Club Universitario Buenos Aires fueron sedes de la natación, los saltos ornamentales y el waterpolo.
El Estadio Luna Park fue sede del boxeo y el baloncesto; el velódromo municipal acogió la competición de ciclismo y la pista nacional de Tigre la de remo. Además exitieron otros escenarios deportivos en distintos clubes.

Uno de los momentos más emblemáticos de todos los juegos fue la maratón ganada por Delfo Cabrera, que se corrió por la Avenida General Paz entre Puente La Noria y Avenida del Libertador.

También serían las primeras competencias deportivas en arrojar fuegos artificiales como símbolo de festejo inaugural.





viernes, 17 de mayo de 2013

¿ CICLON O HURACAN ?


En 1866, algunas fuentes sostienen que un violento Huracán pasó por Buenos Aires.
Uno de los testigos del episodio, el doctor Emilio Coni reflejaría un paisaje de aquella tormenta:

"...una tormenta de tierra como no ha habido jamás otra igual. Eran las cinco de la tarde cuando sobrevino, de súbito, un violento huracán de tierra, que dejó a la ciudad completamente en las tinieblas, durante quince minutos..."

"...Varias calles servían de cauce de derivación de las aguas de lluvia, convertidas en torrentes imponentes, arrastrando personas, vehículos, bestias, muebles, etc., y demás objetos de las casas colindantes, por efecto de las inundaciones, determinadas por las copiosas lluvias..."

"...En la calle Paraguay el nivel de las aguas alcanzaba, algunas veces, a cerca de tres metros. Estas calles formaban los terceros, que tenían que cruzarse por medio de puentes giratorios. Los terceros eran verdaderos ríos, temibles por la masa considerable de agua que arrastraban y la enorme velocidad de su corriente..."

"...En muchísimas otras bocacalles se hacía materialmente imposible cruzar de una acera a la otra, inconveniente subsanado con el auxilio de fornidos changadores, quienes, a horcajadas sobre sus espaldas, trasladaban a los viandantes, con gran contento de los vecinos del barrio, que se procuraban así un agradable pasatiempo..."

Ya en 1904 el diario Caras y Caretas reflejaría el paso de un "Ciclón" por la ciudad, lo que ocasionó graves incidentes y la muerte de un niño. 

En la foto, pueden verse los destrozos provocados por este fenómeno de magnitudes considerables.


jueves, 16 de mayo de 2013

LOS TRANVIAS DEL RECUERDO
 
Para principios de 1870 comenzaron a traquetear en Buenos Aires, las primeras líneas urbanas de Tranvías. Estas eran el "Tramway Central" de los hermanos Lacroze, y el "Tramway 11 de Setiembre" de los hermanos Nicanor Méndez.

En aquel entonces y al igual que hoy ocurre con el Metrobus, se polemizaba sobre el aflojamiento de los cimientos de las casas, el derrumbe de las paredes y la desvalorización de las propiedades.


También el peligro estaba en la posibilidad de accidentes... Había que prevenir a aquellos porteños que nunca se habían cruzado uno de esos armatostes. Al principio se colocó a unos 30 metros de distancia un empleado a caballo que se llamó "postillón", que agitaba una bandera roja y soplaba un cornetín, como advertencia de que se acercaba el "peligroso vehículo".

El "Tramway 11 de Septiembre" se convirtió pronto en la línea más "pobretona". Contaba con escaso presupuesto y tenía una sola vía para ir y volver. Como la empresa no podía pagar un conductor y un guarda, este último fue suplido por un par de alcancías. Al tiempo aparecieron en las alcancías botones, chapitas, discos de lata, puchos de cigarrillo y alguna que otra moneda. El caso del "Tramway Central" fue distinto ya que luego fue comprado por la Anglo Argentina.

A mediados de los años 20, Buenos Aires ya contaba con 875 kilómetros de vías y más de 3.000 coches que cumplían 99 recorridos y llevaban 650 millones de pasajeros por año.

 



Pinceladas Porteñas:
EL CACHAFAZ QUE NO FUE ALFAJOR

Ovidio José Bianquet, “El Cachafaz”, es reconocido como el mejor bailarín de tango de todos los tiempos.

Surgido de Boedo en 1885, rápidamente fue apodado “cachafaz” por lo “insolente, pícaro y holgazán”. Aprendió a bailar por arrabalero, y terminó enseñándoles el tango a las damas aristocráticas.

Cobraba sumas fabulosas por sus lecciones y todo el mundo elegante de Buenos Aires lo perseguía mientras frecuentaba el Armenonville o El Pabellón de las Rosas. En 1920 llegó a París y se impuso rápidamente. Bianquet ganó dinero en cantidades industriales.

Sin embargo, se mantuvo fiel a una infancia y existencia desordenada y azarosa. A su regreso de Europa sólo le quedaba el recuerdo del dinero ganado y tuvo que volver a trabajar.

Murio en 1942 casi en la miseria y olvidado, luego de dar una actuación en Mar del Plata.
Pero su criolla elegancia, su silueta y su arte educada, hicieron del Cachafaz una marca en el baile Argentino.


miércoles, 15 de mayo de 2013

FORJANDO LA HISTORIA EN HIERRO

El arquitecto suizo Lorenzo Siegerist realizó importantes construcciones en Buenos Aires, contruyendo imponentes mansiones a destacados miembros de la comunidad germana y varias casas de renta.
También realizó grandes locales comerciales. Uno de esos ejemplos data de 1894 y aún se mantiene en pie en el barrio de San Telmo.

En el edificio de la foto funcionó un local de exposición y ventas de maquinaria agrícola, propiedad de la familia Nocetti.

La "ex Ferretería Hirsch" como se la conoce, está construída casi íntegramente en hierro, por piezas prefabricadas, y montadas en obra, fabricadas en los talleres del francés Gustav Eiffel, el autor de la Torre parisina.

El local contaba con sótano, planta baja y dos galerías superpuestas, en donde eran exhibidos los artículos que fabricaba Nocetti, conocidos por su marca "El forjador". Como se puede apreciar, arriba remata la imagen del personaje martillando el hierro que le da carácter al establecimiento.

Aquí se comercializaban entre muchos otros productos, molinos de viento, cocinas económicas, una prensa hidráulica para fardos de lana y hasta un bañadero para ovejas.

Hoy en el lugar funciona un boliche bailable, pero su estructura permanece intacta, quizás por miedo a ese forjador con martillo en mano...
Dirección: Peru 535

Foto: 1en1ba


lunes, 13 de mayo de 2013

CABECEATE UNA “MINA” CHE (pero en la milonga...)

El cabeceo en el baile del tango es toda una institución. Un monumento tanguero, antiguo como una reliquia que no reconoce su nacimiento, pero sigue vigente y útil en la actualidad.

En las primeras décadas del Siglo XX, todo problema en las milongas se resolvía con cuchillo: un pisotón o un empujón podía desencadenar una muerte.

Cuando el tango sólo se bailaba en los burdeles tampoco existía la tanda. Quien quisiera bailar con una mujer que danzaba con otro, debía esperar o ir a pedirla, pero eran épocas de “guapos” y esto significaba una provocación que podía conducir a un duelo.

Lo normal era que el que estaba bailando cediera la dama. Si lo hacía de manera sumisa, era símbolo de cobardía y ella nunca volvería a bailar con él; si sostenía la mirada del otro con altivez significaba que estaba ofendido y reclamaba un duelo. No era necesario hablar, ambos se encontrarían al salir de la milonga y entonces hablarían los cuchillos.


Algunos dicen que el cabeceo es antiguo, porque afirma más los derechos "machos" del hombre, ya que es el único que podría hacer esa bendita señal de invitación. El único que puede “cabecear” a una mujer desde lejos. Ella debía limitarse a esperar que la inviten.

Sin embargo existen códigos milongueros que son clásicos (algunos siguen usándose)

- Habitualmente se baila toda una tanda con la misma persona.

- Entre tema y tema hay una pausa que se usa para charlar con su compañero. Sirve para escuchar la música que sigue y prepararse para ejecutarla.

- La mujer debe esperar que el hombre la abrace primero. Esa costumbre también viene de la misma época del cabeceo porque era el único momento (aparte del momento en que las chicas iban al baño) en que la mujer estaba sola, sin su madre o la persona que la cuidaba mandada por el padre que generalmente era el hermano menor, o algún tío o primo. Antes, se usaba ese corto tiempo entre tango y tango para el levante, para arreglar citas afuera de la milonga.

- Cuando se está bailando y se dice "gracias" quiere decir que esta persona ya no quiere seguir bailando, en caso contrario se debe agradecer apenas en el final de la tanda. Al terminar la tanda existe la costumbre de que el caballero acompañe a la dama hasta su mesa.

- Una mujer puede, en principio, rechazar las invitaciones que no le interesan con el sólo método de mirar “barriendo” la zona, sin detenerse en la cara del que la invitó, pero también puede señalar con la mirada al varón que le gusta para bailar. Hoy en algunos lugares se propone un tiempo para que las mujeres inviten activamente a bailar.

- La mujer milonguera suele ir sola a la milonga y comparte mesa con otras milongueras o amigas. Si una mujer va acompañada, nadie la sacará a bailar esa noche, excepto que su compañero de mesa ya esté bailando con otra persona. Generalmente no sacarán a una mujer que se encuentre en compañía por un hombre en la mesa.

Lo cierto es que la costumbre del “cabeceo” es bien porteña: surgió para evitar una negativa explícita de parte de la dama. Muchas mujeres disimulan que no vieron, cuando no les gusta el “contrincante”.

domingo, 12 de mayo de 2013

ARTISTAS DESDE LA CUNA

En 1913 se creó el Teatro Municipal Infantil, con el objetivo de formar actoralmente niños para representar obras de teatro en las plazas. A partir de 1928 comienzó a funcionar como el Instituto de Teatro Infantil Labardén.

Según el testimonio de sus ex alumnos, y al igual que instituciones como el ISER, los primeros años estuvieron marcados por criterios estrictos y cánones muy exigentes: "...El teatro, la declamación, la dicción, la danza clásica, la folclórica eran materias troncales a lo largo de cuatro años de estudio. El ingreso era una prueba de fuego que dejaba a muchos chicos en un profundo mar de tristeza..."

":..Eran seleccionados aquellos niños que poseían condiciones reales para las disciplinas artísticas y que después de esos tres años de estudio pasaban a formar parte del elenco estable del Teatro Labardén. Entonces, todos los domingos a partir de las 15 representaban en el Viejo Teatro Municipal obras, comedias, cuadros de danza, cantos y ballet. A fin de ciclo era la puesta en escena en el Teatro Colón..."

Algunos de sus más importantes alumnos fueron: Juan Carlos Altavista, Amelia Bence, Beba Bidart, Graciela Borges y Alfonsina Storni.

Hoy, funciona en él un colegio con formación artística desde el nivel inicial hasta secundario. A diferencia de otras escuelas de arte, en el IVA no se proponen formar artistas , sino ofrecer una formación complementaria a la educación formal.

Dirección: Av. Garay 1684

LA REVISTA CENSURADA


En 1929, el área de control de espectáculos públicos, en su orden del Día Nº 100, determinó el “se puede” o “no se puede” de dos espectáculos de Revista.

“La Venus de Ébano”, fue una de las revistas prohibidas, porque el inspector concurrente se había escandalizado: “...escenas acompañadas de una evidente concepción pornográfica e indecorosa ...considerándolas por lo tanto contrarias a la moral... se resuelve: hacer saber al empresario del Teatro Florida la prohibición absoluta de ser representadas...”

En la foto, Josephine Baker, famosísima bailarina y cantante francesa representando la "Venus de Ébano"


jueves, 9 de mayo de 2013

UN CAFETIN ESCONDIDO DETRAS DEL TIEMPO  (este no lo conocen)

El boliche "El Modelo", en Santander y Doblas, se encuentra a solo dos cuadras de donde yacía el viejo Gasómetro, lugar cuervo por excelencia.

Este bar tenía gran movimiento a principios de siglo. "Hinchas y jugadores venían juntos. Había lugares más pitucos, éste era más de arrabal. Por eso, cuando los jugadores se hacían famosos, elegían frecuentar otros ambientes" cuenta su dueño Antonio Leis.

Es de esos bares quedados en el tiempo, con heladera de madera y lo único que ha cambiado desde su apertura son las sillas de madera, que se rompían con alguna contienda o pelea futbolera.
Cuando la mística se disfuma en el barrio, un vecino llamado Luis recuerda el día que fue de compras al Carrefour: "Caminaba entre las góndolas y calculaba: acá estaba la Bodas de Oro, por acá picaba Facundo, más acá pateaba Sanfilippo, se me cruzaba el fantasma de Pontoni corriendo..."

De aquel viejo San Lorenzo no queda nada, solo estos bares, como el café "La Cancha" frente al supermercado que ocupa el viejo estadio, y donde la leyenda cuenta que los hinchas, dan la espalda a una renovada realidad comercial, aunque muchos se ilusionan con la vuelta al barrio.

Igualmente hoy "El Modelo" está casi vacío, y abre ocasionalmente, esperando resurgir de las cenizas.
Más allá de los colores y aquel folclore futbolero, conocer y difundir este tipo de lugares no sólo ayuda a preservarlos, sino tambien mantener nuestra verdadera identidad porteña.

En la foto, el actual bar "El Modelo" - fotografía Ana Sanz
AQUELLOS RUIDOS MOLESTOS!

Hace unos meses, se aprobó la Prohibición de escuchar música sin auriculares en colectivos y subtes, para evitar molestias en el resto del pasaje. Sin embargo queremos recordar aquellos tiempos en los que no molestaban ni celulares ni aparatos electrónicos sino simples "ORGANITOS"...

En Buenos Aires a mediados del siglo XIX fue clave la función del organillero, quien se paraba en cualquier esquina, haciendo sonar su música por unas monedas. Algunos inclusive fueron contratados para cumpleaños o fiestas humildes, ya que era la única forma de llegar a tener música en los suburbios.

Mucha gente estaba en contra de "esa música que rompía los tímpanos" y el 26 de noviembre de 1900, el diario "La Nación" publicó una nota a un señor que vivía en la aristocrática calle Florida. El diario mencionaba: "es amante de la buena música y que todas las noches, precisamente a la hora en que puede sentarse al piano, los acordes de tal milonga le impiden distraerse un rato sin molestar al prójimo". El organillero se situaba frente a su casa para tocar la popular milonga: "Bartolo tenía una flauta".

Fue así que comenzó una campaña en contra del popular difusor de la música; con el progreso la ciudad creció, y los "pianos a manubrio" fueron desplazados a los suburbios o reemplazados por el disco hasta que desaparecieron.

miércoles, 8 de mayo de 2013

LUGARES QUE YA NO EXISTEN: EL PARQUE VAUXHALL

En 1827 se inauguró el primer jardín público, a imitación de los grandes jardines públicos europeos, pero “con fines” de lucro: el Parque Argentino o parque Vauxhall.

Sus principales accionistas eran ingleses, y estaba basado en el "Garden Vauxhall" una de las más importantes ferias de Londres en el siglo XVII y XVIII.

Este parque fue el antecesor del Jardín Botánico de Buenos Aires y estaba ubicado en la manzana delimitada por las actuales Av. Córdoba , Viamonte, Uruguay y Paraná.

Sus jardines estaban perfectamente arreglados y cuidados. Se importaron muchas plantas y semillas de variedades exóticas o muy raras en el país. También contaba con un hotel al estilo francés, salones de baile, una arena de circo con comodidad para 1500 espectadores y un pequeño teatro al aire libre.

En este último se representaron los primeros espectáculos circenses con artistas nativos, como los hermanos Podestá. Durante muchos años se instalaron allí todos los circos extranjeros que llegaban al país.

También aquí actuó el italiano Pedro Sotora, que se presentó en 1834 y se hacía llamar el hombre incombustible o el rey del fuego. Una de sus habilidades más llamativas era la de "comer" estopa ardiente. Solía lanzarse a la pista dando saltos mortales y fue, en el país, el primer "divo" que se vistió y pintó de payaso.

El predio también funcionó como antecedente del Zoológico. Contaba con jaulas arregladas según el ambiente natural de los animales expuestos: tigres, antas, tapires, etc.

Su ocaso se debió en gran medida a los distintos desbordes del arroyo Tercero del Medio que pasaba por la calle Viamonte e inundaba constantemente las instalaciones. La familia Wilde, accionista y primera propietaria del terreno, lo compró por completo y allí estableció su residencia particular durante muchos años.

En la foto, una moneda de pase a la fiesta española de 1828 en el Parque Argentino o Vauxhall.

lunes, 6 de mayo de 2013

EL ULTIMO FAROLITO DE BUENOS AIRES

La primera mención conocida sobre alumbrado público en Buenos Aires data de 1744 y corresponde a una disposición del gobernador Domingo Ortiz de Rozas, quien ordenaba que tiendas y pulperías colocaran faroles desde la oración y hasta las 22 horas en verano y hasta las 21 en invierno, para evitar "ofensas contra Dios".

Más adelante, siendo gobernador el futuro virrey Juan José de Vértiz y Salcedo reiteró similares instrucciones. Igualmente el propósito del alumbrado era más completo pues servía para "evitar robos, muertes y otros excesos" y, a su vez, era "a ejemplo de las ciudades principales de Europa".

Los faroles eran iluminados con velas de sebo y en 1777, siendo Vértiz virrey estableció en forma definitiva el alumbrado público y otorgó a un tal Juan Antonio Ferrer, la primera concesión para el cobro del servicio de luz. El farol a vela funcionó hasta 1853.

El sistema de iluminación al aceite reemplazó a la vela, y funcionó desde 1840 hasta 1869. Este fue el sistema más criticado porque se extraía de las yeguas y como existía la prohibición de matarlas en determinadas épocas, escaseaba y elevaba demasiado el precio del producto. Pronto fue sustituído por el kerosene.

El alumbrado a kerosene, se implantó en 1869 con unos 1.709 faroles. La cifra máxima de instalación fue en 1900 cuando se colocaron 8.590 faroles y fueron totalmente retirados en 1925.

El último sistema de iluminación anterior al uso masivo de la electricidad fue el de alcohol carburado, que se implantó en 1905, pero se suspendió por la falta de alcohol durante la Primera Guerra Mundial.

Cuando llegó la electricidad y se acomodó para quedarse, el sistema quedó eliminado totalmente cuando el entonces intendente José Guerrico apagó el último farol, situado en la esquina de Avenida del Trabajo (actual Eva Perón) y Escalada, en 1931.

Fuente: "Luces Argentinas. Una Historia de la Electricidad en Nuestro País" - Felix Luna en una investigación para la empresa Edesur
LOS NEGROS DEL FONDO

En la sociedad porteña de inicios del XIX el patio del fondo era el reino de la servidumbre. En este lugar las esclavas o libertas que se dedicaban a cocinar, planchar, lavar, cuidar crios propios y ajenos, fregar patios, cuidar animales caseros, atender la casa, acarrear el agua para llenar los tinajones que se guardaban a la sombra, servir la mesa y atender a la patrona en el estrado cebandole mate (ya que la dueña de casa recibía las visitas en un piso más elevado que el resto).

Existieron crueles formas de tratar a los sirvientes esclavos, desde la "negrita del coscorrón" usada para calmar los malos humores a golpes, hasta la que era rapada dejándole un mechón de cabello para jalarlo como castigo. Algunos eran una especie de bufones; tampoco era raro que sirvieran mate de rodillas.

El "patio de atrás" de la casa era un terreno dejado de lado, ya sea por puritanismo, racismo o indiferencia. Por lo general estaba integrado por casuchas, gallineros, cocina, leñera, letrinas (el "lugar común"), y construcciones de mampostería con techo a un agua que eran usados por la servidumbre.

Este lugar según Lucio Mansilla “... Era la parte de la casa que tenía más vida, donde los niños jugaban y corrían, donde de noche los Afros debían hacer sus ritos religiosos a escondidas, hablar su propio idioma y vivir en una libertad que en el resto de la casa era imposible...”

En aquella Buenos Aires, era común el tener mucho servicio doméstico, a veces más de diez esclavos en una casa, lo que para los viajeros europeos resultaba exorbitante para el nivel social de sus propietarios.

Fuente: "Arquitectura para la esclavitud en
Buenos Aires: una historia silenciada" Daniel Schavelzon

En la foto, Felipa Larrea de Larrea retratada por Caras y Caretas en 1909. Es considerada la última esclava viva de Buenos Aires para aquellos años.
Felipa sirvió en las casas de Valentín Díaz, Josefa Lavalle y Marco del Pont. Años después, ya libre, sirvió a Bernardino Rivadavia. Aunque trabajó para importantes familias, murió en la completa miseria llegando a tener 11 hijos.

Este es el homenaje de Metejon de Barrio a todos aquellos que han sido sometidos a la servidumbre en nuestro país. Difundir esta historia y reflexionar sobre ella nos hace crecer.


Algunos teléfonos que pueden sernos útiles:

- Tribunal de trabajo doméstico: 0800-666-4100 (opción 5)
- Trabajo Infantil: 0800-666-4100 (de 10 a 16 hs)
- Talleres clandestinos en la Ciudad de Buenos Aires: 0800-999-2727 (op. 1 y 2)


viernes, 3 de mayo de 2013

UN REMEDIO PEOR QUE LA ENFERMEDAD

En tiempos anteriores a la guerra con el Brasil, el único hospital para varones que funcionaba en Buenos Aires era el de la Residencia, también llamado Hospital General de Hombres. Había sido fundado por la orden de los Bethlemitas en un solar que anteriormente había sido Jesuita.


En un comienzo, sus doscientas camas fueron destinadas a convalecientes, locos, incurables y contagiosos, pero luego se comenzó a recibir soldados heridos.


A la orden Bethlemita se le otorgó la administración de los hospitales. Tiempo después de la Revolución de Mayo se los comenzó a acusar de mal cumplimiento de sus obligaciones y el gobierno les quitó ese poder. Tan solo un año después, en 1816, la situación en los hospitales comenzó a ser lamentable, razón por la cual fueron nuevamente confiados a los betlemitas.

Finalmente en 1822, se suprimió a los betlemitas como orden, y sus bienes pasaron al Estado.

Las cosas siguieron empeorando, y en febrero de 1825 de periódico “El Argos de Buenos Aires”, publicó un artículo en donde se criticaban las condiciones del Hospital general de Hombres, y en donde varios enfermos nos daban un parte real de la situación:

"... Cama Nº 8: Esteban Ramírez, regimiento de artillería. Preguntado sobre su asistencia dijo, que tenía muchos piojos, y el colchón mojado.


Cama Nº 12: Valentín López, regimiento de artillería. Preguntado sobre su asistencia dijo, que estaba a ración de asado, sólo se daban medio cuartillo de pan, que hace más de dos meses que estaba en el hospital con el colchón podrido y aún no se le muda, que muchas veces deja de comer por lo puerco del que lleva la comida, pues éste lo hace cuando acaba la limpieza y se presenta asqueroso.


Cama Nº 13: Hastacio Ribero, regimiento de artillería. Preguntado si tenía alguna queja que exponer dijo, que el pan era muy chico y la carne muy mala, a más el estado inmundo de los sirvientes que le llevan la comida le hacen no poder tomarla muchas veces.


Cama Nº 40: Juan Gregorio Ponce, regimiento artillería. Preguntado su asistencia dijo, que la pestilencia del sirviente que le lleva la comida lo deja sin poder comer muchas veces, pues acababa éste la limpieza de los zambullos cuando iba a servirlos, que el colchón que tiene está podrido, y está con piojos.


Cama Nº 46: José Moreno, regimiento artillería. Preguntado por el estado de su asistencia dijo, que cansado de la pulpa que le dan, pidió asado, y le trajeron resto del grosos de una hostia y todo revolcado, que medio cuartillo de pan le dan de ración, que la sopa de almuerzo es amarga, pues es galleta agorgojada y con hollín.


Cama Nº 47: Elías Cabral, regimiento de húsares. Preguntado si está bien asistido dijo, que mal, por haber más que un asistente para tantos enfermos, que la sopa de la mañana era amarga, y que no ha dado parte hasta ahora por temor de que lo pongan el cepo..."


El dibujo representa la orden de los Bethlemitas asistiendo a los soldados durante las invasiones Inglesas.


LA VOZ DE UN INMIGRANTE

Armando Discépolo, (hermano de Discepolín) es considerado por muchos el más grande dramaturgo argentino de todos los tiempos. No sólo es el autor de algunas obras maestras del teatro nacional, sino además es el creador del “grotesco criollo”.

Estas obras eran verdaderas máscaras del "tano", del "gallego", del "turco", del "judío", del "compadrito orillero" de los "barrios pobres" y de todos aquellos problemas surgidos en una tierra que no es la natal.

“Mustafá” de 1921, es una de las obras de Discépolo, sobre la vida en un conventillo. Aquí surge un conflicto por dinero entre iguales, dos trabajadores inmigrantes terminan enfrentados debido a que el inmigrante turco oculta un billete de lotería que jugó conjuntamente con el italiano (Gaetano). La obra es una crítica a las fantasías de ascenso social de los inmigrantes.

Aquí parte del díalogo del italiano menciona:
“...¿La razza forte non sale de la mezcolanza? ¿E donde se produce la mezcolanza? Al conventiyo. Per eso que cuando se ve uno hombre robusto, luchadore, atéleta, se le pregunte siempre: ¿a que conventiyo ha nacido osté? “¿Lo do mundo”?, ¿“La catorce provencia”?, ¿“El Palomare”?. ¿“La Babilonia”?, ¿“Lo gayinero”?, es así, no hay voelta. ¿Perqué a Bonosaria está saliendo sta razza forte? Perque este ese no paíse hospitalario que te agarra toda la migracione, te la encaja a lo conventiyo, viene la mezcolanza e te sáleno a la caye sto lindo mochacho pateadore, boxeadore, cachiporrero e asaltante della madona!...”

A puro “cocoliche” hoy recordamos a aquellos 5 millones de inmigrantes, entre ellos nuestros predecesores. Aquellos que arribaron a estas tierras con el sueño de la “América” prometida y se encontraron "manoseaos en un merengue"...

jueves, 2 de mayo de 2013

LA OTRA CARA DE
BUENOS AIRES

Luego de la Primera Guerra Mundial, y a consecuencia de la desocupación por la crisis del '29, Argentina recibió una oleada de inmigrantes europeos, entre ellos muchos polacos sin recursos de subsistencia o ex combatientes que traían consigo taras patológicas.

En 1931 el estado Argentino optó por darles techo y comida, ubicándolos, transitoriamente, en galpones situados en Puerto Nuevo.
Como eran demasiados, éstos comenzaron a poblar los terrenos baldíos frente al Club de Pescadores. A fines de 1932, se levantó un campamento al que denominaron “Villa Esperanza”.

El estado "también les facilitó chapas viejas de zinc y adoquines, escasos elementos con los que ellos mismos, ...construyéronse, a modo de vivienda, rudimentarias, pequeñas, bajas antihigiénicas casuchas, inmundas pocilgas más bien, de los más diversos tipos, juntas entre sí, en varias hileras y formando calles angostas."

Según el censo de enero de 1934, habitaban Villa Esperanza 2903 hombres.
Estos inmigrantes, que habían llegado con lo puesto, salían diariamente a recorrer las calles mendigando de puerta en puerta.

Ya en 1933 ocurrió un hecho lamentable. Una cantidad de desocupados del campamento "Villa Esperanza", en banda, armados con revólveres, hierros, palos, cascotes, piedras y otros instrumentos, sorpresivamente asaltaron al grito de "queremos comer" la sucursal de las Grandes Despensas Argentinas ubicada en las cercanías de "Villa Esperanza". Para ello, los desocupados hicieron disparos de armas de fuego y rompieron estanterías y vidrieras. Finalmente muchos fueron detenidos.

Los problemas y protestas continuaron, hasta que el juez Ernesto González Gowland, que había intervenido varias veces ante hechos delictivos, decidió remediar esta situación mediante la desaparición inmediata del campamento.

Los desocupados se resistieron pero finalmente en 1935 fueron obligados a trasladarse, nuevamente a los galpones de Puerto Nuevo.
Días después, obreros municipales desarmaban las "casuchas" del famoso campamento.

Así termina la historia de Villa Esperanza, el antepasado de la actual Villa 31.

Fuente: "El problema de la mendicidad en Buenos Aires: sus causas y remedios" de Juan Alejandro Ré

Nota: por este medio aclaramos que nuestro aporte es sólo para rememorar la historia, en este caso la historia de la ciudad de Buenos Aires. Creemos y entendemos es la única manera de que los porteños defendamos el patrimonio de nuestra ciudad. Cualquier utilización política o tendenciosa de esta nota, no es nuestra opinión. Atentamente. MDB
DOS COSTUMBRES BASTANTE EXTINTAS

En la actualidad existen ejemplos de actos que los porteños hemos dejado en el olvido, quizás por moda, por miedo, morbo, tabú...

Algunos ejemplos nos detalla Eduardo Wilde en su libro "Buenos Aires desde 70 años atrás"

 * Velorio del angelito

"...Esto ocurría más frecuentemente, y hoy mismo ocurre en la clase baja cuando muere una criatura; entonces se invita aún a las personas más indiferentes, y nada de extraño tiene que un individuo encuentre a otro en la calle y lo invite a ir a un velorio, aun cuando ninguno de los dos les haya visto jamás la cara a los dueños de casa..."

"...En el velorio se fuma, se bebe, y se toma mate; para acortar la noche se juega al truco o al monte, se baila, y gracias cuando la cosa no acaba a puñaladas. A veces son tantos y tan fuertes los empeños, que la madre o los deudos conservan por dos noches al angelito en exhibición, sacando provecho de la limosna con que contribuyen los concurrentes, de los que uno lleva una libra de hierba, otro un paquete de velas, el de más allá, cinco pesos, etc..."

* El saludo

"...Existía la costumbre invariable del saludo.
Todas las personas que se encontraban en la calle se hacían un saludo de paso; unos con una simple inclinación de cabeza, otros quitándose o tan sólo tocándose el sombrero; pero la generalidad en la clase culta con un «beso a usted la mano», «buenos días, tardes o noches», y a las señoras «a los pies de usted, etc.»..."

En la foto, una antigua costumbre, el campo se junta para "el velorio del angelito"
Triste retrato reflejado por Florencio Molina Campos.

miércoles, 1 de mayo de 2013

ARQUITECTURA IMPORTADA

Al 3800 de la calle Cabello en el barrio porteño de Palermo, se sitúa el histórico edificio popularmente conocido como “La Colorada”

Fue erigido en 1911 por el ingeniero y arquitecto británico Regis Pigeon, y es la construcción de estilo neoclásico inglés más pintoresca de la ciudad.

Esta estructura debe su apodo al tono colorado de los ladrillos que componen mayoritariamente su frente y los laterales. Todo el material destinado a la obra fue traído desde Londres en los mismos barcos que llevaban granos hacia la capital del Reino Unido.


Los sótanos del lugar, ahora reciclados y parcelados en bauleras, eran dependencias de servicios de cada departamento, y en los primeros años fueron utilizados para alojar a la servidumbre, hecho que suscitó críticas al considerarse que esos ámbitos subterráneos imponían condiciones promiscuas e insalubres, propias de la esclavitud.
 
Comenzó a ser alquilado por familias de directores y gerentes de las empresas ferroviarias inglesas, principalmente del Ferrocarril Central Argentino, que había empezado a funcionar en 1909. Tiempo después fue adquirido completamente por la familia Mitre y en 1953 se subdividió para la venta.

Esta estructura con techos de bovedilla, dinteles de hierro a lo largo del cielo raso, y una extraordinaria lucarna (claraboya) central, permiten darle una luminosidad ideal al lugar que evita el uso de luz artificial durante todo el día.

La Colorada actualmente cuenta con una protección cautelar del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
CRONICAS DE UNA SUDESTADA

Joel Roberts Poinsett fue un físico, botánico y estadista estadounidense que estuvo por Buenos Aires en una misión de "espía".
Su misión era la de investigar las perspectivas de los revolucionarios en su lucha por la independencia de España. Fue así como tuvo su paso por Chile, Perú y la Argentina.

Aquí llegó tiempo después de la revolución de mayo, y se encontró con una Junta con una fuerte influencia británica. Igualmente se las arregló para hacer un acuerdo comercial que permitió enviar productos desde EEUU libres de impuestos.

Más allá de ser un chantapuffi, Poinsett no conoció el paraguas (ni dejo abandonado ninguno en la vía pública luego que se le rompiera) pero sí conoció una sudestada, y nos cuenta como ocurre el fenómeno:

"... presencié un fenómeno cuyas singulares circunstancias me inducen a informar aquí sobre él. La atmósfera se oscureció de repente, y todos los indicios anunciaban una tormenta. Oyóse un estruendo y todos corrimos a la calle para ver de qué procedía: cuando, estupefacto, vi una columna de polvo más alta que las casas, y tan ancha como la calle, que avanzaba hacia nosotros con rapidez y precedida por remolinos de viento que levantaban las basuras y el polvo del aire. Apenas tuvimos tiempo de cerrar las puertas y ventanas, cuando pasó, oscureciendo el aire y forzando el polvo por las hendijas de puertas y ventanas, de manera de cubrir todas las mesas y los muebles. La atmósfera quedó de nuevo clara, pero el viento continuó soplando con gran violencia. [...] Al tercer día el viento, que hasta entonces había soplado del sureste, cambió al suroeste, y soplando con fuerza pronto despejó un cielo claro y hermoso, y en pocas horas las calles quedaron perfectamente secas ..."

J. R. Poinsett, "Diario de Viaje a Río de Janeiro, Buenos Aires y Chile" 1810-11

Nota: Desde Metejon de Barrio pregonamos que se tiren los paraguas no en cualquier lado sino en los cestos de basura que podemos encontrar cada 25 metros.
Al fin y al cabo... el paraguas no tiene la culpa.

La foto es ilustrativa