lunes, 31 de diciembre de 2012

QUEDARSE PELADO EN EL INTENTO

El farmacéutico José Antonio Brancato, propietario de una farmacia que estaba ubicada en Florida al 600, comenzó en 1914 a elaborar y vender un producto que servía para mantener asentado el cabello, hecho en base a goma tragacanto, y cuyo nombre de marca era "gomina".


Uno se aplicaba el producto, y se formaba un verdadero casco de cabello. Había que ponerse un poco en las manos, desparramársela sobre el cabello húmedo y peinarse. El cabello quedaba endurecido, pero una vez que se secaba completamente, se cubría de una capa de polvo blanquecino, similar a la caspa. No era nada estético al final del día.


La “Gomina Brancato” se presentaba en un envase de vidrio. Se veía en la peluquería, cuando el peluquero introducía el peine y extraía una cantidad suficiente para peinar a dos clientes.


Cuando no se disponía de los 30 centavos que costaba, los varones solían comprarse en la farmacia un sobre de goma tragacanto, que se disolvía en una cantidad suficiente de agua como para obtener un preparado similar a la Gomina Brancato, pero incoloro. Todo para lograr un mismo resultado, pero más barato.


En 1925, este invento argentino fue introducido en París por un porteño elegante llamado Carlos Arce, frecuentador de cabarets y restaurantes de lujo. Fue así como los primeros tangeros en llegar a la ciudad luz, introdujeron la gomina como un auténtico producto de contrabando, aunque marcando distinción.


Pronto actores y galanes de cine comenzaron a utilizar gomina. Con este producto podían correr, agitarse, meterse al agua, pero con la cabeza… siempre intacta.


EL AUTO FANTASMA!

A mediados de 1964 los diarios argentinos publicitaron un vehículo sumamente revolucionario para la época, el "Vicking I ".

Era un sedán de cuatro puertas con motor de 1.4 y 64 caballos, próximo a fabricarse por la empresa “La Carreta” con un motor similar al del Peugeot 403. Otra información indicaba que la carrocería sería de poliéster (según la publicidad era inmune a la corrosión y... eterna!).

Pronto hubo mucha gente suscripta a cómodos planes de financiación interesadísima en esta maravilla de la tecnología… pero pasaba el tiempo y los autos no aparecían.

Al tiempo, la Policía Federal comunicó a la población que estaba en presencia de una estafa, comprobando luego de una investigación la inexistencia de la fábrica.

En febrero de 1965 la Secretaría de Industria y Minería ratifica la inexistencia de la fábrica. Nunca se supo que pasó con los directivos de la empresa, ni con los damnificados que habían puesto dinero como forma de adelanto.

fuente: www.cocheargentino.com.ar

jueves, 27 de diciembre de 2012

NADANDO DE ESPALDA AL RIACHUELO

En 1867 se realizó la primera carrera de natación en nuestro país... y en aguas del Riachuelo.

La distancia recorrida por los participantes fue de 1600 m y se denominó "Maratón náutica".

El público estaba dividido en dos grupos, uno de cada orilla, quienes con bombos, platillos, latas y todo instrumento capaz de producir ruido, alentaban a sus favoritos, en su mayoría atletas ingleses.
Las mujeres ya no se tapaban los ojos o daban vuelta la cabeza ante los prejuicios de ver al sexo opuesto en paños menores (igualmente estaban todos cubiertos).

El ganador, llamado Tomás Hogg, se adjudicó una mantequera de plata donada por Mr. Atckinson, el organizador del evento deportivo. Como dice el dicho, del segundo nadie se acuerda... se llamaba Tomás Miller quien conquistó un juego de saleros de plata.

Desde entonces el Riachuelo se conviertirá por años en el primer "natatorio gigante". Al río se acudía frecuentemente para determinar cuál era el mejor nadador de la época. Con el tiempo, los porteños aprendieron de este saludable deporte traído por ingleses, las clases sociales se mezclaron, los ingleses se fueron "acriollando" y los porteños adoptaron algunas maneras y costumbres europeas.

En la actualidad, el Riachuelo forma parte de las zonas más abandonadas de la ciudad. El río recibe el 25 % del agua diaria desde efluentes industriales (125.000 m cúbicos por día) y un 75 % desde efluentes cloacales (375.000 mts3 de aguas servidas por día). Se presume que no son más de 65 empresas las responsables de la contaminación no biodegradable del 80% del río. En el agua hay concentraciones de mercurio, zinc, plomo y cromo superiores en 50 veces a los niveles máximos permitidos, y la concentración de Esterichia Coli es similar al de una cloaca.

Lamentablemente no sabemos quien está más postergado, si la gente que vive a su alrededor, o este pobre río, triste límite natural de Buenos Aires.

En la foto, el Riachuelo y el futuro, esperando mansamente su saneamiento.
Foto: Fernando de la Orden

EL FIN "PORTEÑO" DE LOS MUNDOS

En 1910 la llegada del cometa Halley a Buenos Aires estaba prevista para el 18 de mayo de ese año a las nueve de la noche, justo cuando comenzaba la semana por los festejos del Centenario. Se temía que su cola fuera rechazada por el sol, haciendo que al derrapar impactara en la Tierra. Aquí el cometa fue denominado porteñamente como “el coludo” (por su gran cola meteórica).

El presbítero Fortunato Devoto se transformó en el primer argentino en divisar el cometa desde la ciudad de La Plata.
Y bastó que se publicara la noticia para que de inmediato surgiera el negocio de los telescopios. Los buscavidas compraban estos aparatos para sacarles jugo.

Los suicidas eligieron los métodos más curiosos para lograr sus propósitos: ingestión de cajas de fósforos con agua o de bicloruro de mercurio (para tratamiento de la sífilis); polvo hormiguicida o una dosis mortal de láudano. Alguien se arrojó a un aljibe y hubo quien ingirió cigarrillos macerados en alcohol de quemar.

Se prepararon refugios subterráneos para sobrevivir a los efectos tóxicos de la cola del cometa. Un tal Tulio Miguez, construyó 3 bunkers que se ocultaban bajo tierra. Estos sucuchos de 2 ambientes contaban con cuatro ventanitas, que permitían espiar como se acababa el mundo. En él podían esconderse cinco personas sobreviviendo con tubos de oxígeno (también incluídos) que permitían vivir 72 horas. Miguez vendió 2 bunkers y el tercero lo reservó para él y su familia.

En la esquina de Bartolomé Mitre y Florida se instaló un telescopio que anunciaba: ”Vea por 5 centavos al cometa Halley y conozca la causa de su futura muerte”. Los charlatanes y curanderos se pusieron al día, ofreciendo todo tipo de protecciones para evitar el mal.

La señora Julia V. curandera de la calle Sarandí al 200 aseguraba que nadie moriría por los gases del cometa pero igualmente había que visitarla para que nos salvase con un método “curativo psicológico”. Su negocio se llenó de ilusos, y quienes no podían acercarse por distancia, podían enviar el dinero para que ella los salvara.

En esa semana, extraños fenómenos se reproducían: la aparición de un monstruo marino divisado por Prefectura Naval cerca de San Fernando; un avión que choca contra un auto estacionado; siete hombres mueren de cíncope; 40 caballos escapan y realizan una gran estampida por Palermo; una parejita de novios se suicida para evitar morir ahogados ; otra pareja también se suicida por miedo al cometa (él le dispara a ella al corazón y luego se gatilla en la sien). En Buenos Aires se multiplicaba la histeria y el espanto de morir por el Halley.

Finalmente llegó el día señalado. En los conventillos se organizaron bailes para festejar el último día de vida y las fiestas se multiplicaron por todos lados.
Pero a la medianoche, la sirena del diario “La Prensa” anució que el peligro había pasado.

Llegó el 18 de mayo y el mundo siguió girando. Por la madrugada, las terrazas de los edificios más altos de Buenos Aires estaban colmadas de felices avistadores. Pasado el momento, La Nación tituló: “El peligro del cometa desvanecido. Fracaso de los pronósticos terroristas”.
Nuestra ciudad continuaba intacta, y pronto la infanta Isabel visitaría nuestras tierras...

Fuente: Hist. Daniel Balmaceda

En la foto, una publicidad Argentina de Vinos Cordero, que retrata la llegada del Halley.

EL VERDADERO "BULIN" PORTEÑO

El bulín de la calle Ayacucho además de ser un nombre de tango, es un sucucho que existió realmente, altura 1443 de esa arteria porteña.

Se trataba de una habitación “tirada” en los fondos de una vieja casona propiedad del editor de partituras tangueras Julio Korn.

Esa habitación fue tomada por una barra de amigos que la alquiló a efectos de reunirse para “timbear”entre ellos, mientras charlaban, guitarreaban, tomaban mate, y por supuesto para poder contar con el calor de una piba sincera y mimosa.

Varios músicos conformaron el grupo de reunión, pero fue el negro Celedonio Flores, quien le dedicó los versos que narran las aventuras que allí se vivieron.

Para describir el lugar citamos las palabras del compositor del tango contandonos del mítico lugar: "...Era una piecita en la que ni los ratones faltaban..." "...Había en el bulín una sartén y una morochita (olla de largo uso). Se tomaba mate, se charlaba. Como le decía, hasta algún ratón merodeaba por allí..."

Tiempo después, en 1969 unos jóvenes y casi desconocidos cómicos filmaban una película contando las andanzas en su bulin... unos llamados Alberto Olmedo, Jorge Porcel, Fidel Pintos, Javier Portales, Norman Brisky....

miércoles, 26 de diciembre de 2012

EL VERDADERO "CAPITAN FRIO"

Para 1869 la industria saladeril porteña estaba en bancarrota debido al cierre del mercado norteamericano de tasajo y al rechazo de las carnes argentinas en algunos países de Europa.

En 1876 se realizaron los primeros ensayos para la importación de reses frescas, conservadas por el método del francés Charles Tellier, que consistía en mantener las carnes en atmósfera fría y seca.

En ese año en el vapor “Lé Frigorifique” se embarcaron 17.539 kilos de carne vacuna y 3.500 de carne ovina, bajo la dirección del mismo Tellier, quién equipó al vapor con dos máquinas de éter metílico de 40.000 frigorías cada uno.

El buque llegó al Río de la Plata con la mercadería en medianas condiciones. "Le Frigorifique" arribó a Buenos Aires el 25 de diciembre de 1876.

Las carnes fueron probadas en una comida celebrada dos días más tarde a bordo del barco, en donde pudo comprobarse que, a pesar de su gusto algo desagradable, se hallaban en buen estado de conservación. La alteración del sabor era motivada por el largo tiempo que la carne había permanecido en las cámaras frigoríficas (entre 50 y 105 días).

El acontecimiento conmocionó a un grupo de ganaderos de la Sociedad Rural, quienes hicieron una “vaquita” para comprar ganado, enviandolo luego de regreso a Europa en el mismo buque.

Un año más tarde, el vapor “Le Paraguay”, equipado con un sistema de refrigeración mejorado (el método Carré-Julien de congelamiento a -30°C), descargó en Buenos Aires con carne en perfectas condiciones.

Los capitales británicos no perdieron la oportunidad y desarrollaron el sistema, tan útil para proveer a Gran Bretaña de la carne que necesitaba, y hasta ese momento imposible de traer desde la Argentina por la gran distancia.

Nacía así, la industria frigorífica Argentina.

LA BOCA CON GASEOSA

En 1967, Boca Juniors había firmado un contrato de exclusividad en su Ciudad Deportiva, para tener publicidades de la firma "Crush".

Como el predio estaba en construcción, Boca aceptó los 60 millones de pesos y ofreció poner publicidad en su indumentaria.


Los equipos salieron a la cancha durante un tiempo con buzo azul con vivos amarillos y la inscripción CRUSH en el centro del pecho y la espalda.

“...Parecíamos hipopótamos, muñecos gigantes, yo era un tipo gigante y Anega me decía con ese buzo parecía una bestia..."
"...La ropa era de una tela muy gruesa, nos lo poníamos en el vestuario pero no lo usábamos para jugar...”
“...Estábamos en Milan y los tanos se mataban de risa...” recordaba el gran arquero Antonio Roma.

Esta es considerada como la primera publicidad en indumentaria de fútbol Argentino.

En la foto: de izquierda a derecha a Muñeco Madurga, Menéndez, Rojas, Zarich y Pocho Pianetti.

lunes, 24 de diciembre de 2012

EL ARBOLITO PORTEÑO

Michael Hines tenía 18 años cuando llegó a Londres desde Dublin (en septiembre de 1806) con el anillo y la cédula que certificaban que era hijo bastardo del futuro rey de Inglaterra, Jorge IV. 

Su arribo coincidió con festejos porque en la principal ciudad británica paseaban el botín que Beresford había capturado en la invasión a Buenos Aires. Entusiasmado, Hines tiró el anillo al Támesis y se alistó entre los soldados que partirían en la segunda expedición. Decidió que con una espada, y no con el anillo, le mostraría a Inglaterra quién era.

Buenos Aires ya había sido reconquistada por Liniers, pero los ingleses nada sabían y partieron rumbo a lo que creían era su nueva colonia. Aqui no fueron bienvenidos. Hines integró las tropas rechazadas en las jornadas de la Defensa de Buenos Aires y cayó herido a cinco cuadras de Plaza de Mayo. Un vecino generoso lo levantó de la calle y ordenó que lo curaran. Luego se casó y así empezó su vida en estas zonas.

Según algunos historiadores Michael Hines supo tener una casa en el elegante barrio de Santo Domingo. Durante la Navidad de 1828, Hines puso un gran árbol de abedul en el salón de su casa decorado con velas encendidas, motivos navideños, estrellas plateadas y regalos en su base.

La luz de las velas podía verse a través de las ventanas abiertas de su balcón para el asombro de sus vecinos. Se piensa que quizas este haya sido el primer árbol de Navidad que tuviera Buenos Aires.

Metejon de Barrio les desea muy feliz navidad!

Eviten la pirotecnia. Sus animales lo van a agradecer



miércoles, 19 de diciembre de 2012

TIEMPO DE "CHANTAPUFFIS"

Un "chantapuffi" es según el lunfardo, una especie de cuentero, un tipo que todo lo embrolla, del que siempre se sospecha que no dice la verdad... un simulador.

Por tanto, en épocas de tanta competencia, recordamos una vieja crónica de el diario El Nacional, en 1877.

Esta es la historia de un prestidigitador barcelonés, "Caballero García Marquez" quien anunció "Un gran sacrificio": serruchar en dos a su secretario.
Así el diario contaba como había terminado la gran noche: "Grandes escándalos en el Colón" y contaba sobre una "batahola", una "batalla campal" con lanzamiento de "tomates, zanahorias, huevos y repollos".

Bueno, un "chantapuffi" menos en Buenos Aires...
LOS PADRES DE LA NOCHE PORTEÑA

En 1964, los mellizos José y Alberto Lata Liste inauguraron la boite más exitosa de todo Buenos Aires.
El nombre del lugar habría sido tomado del movimiento guerrillero de liberación negra en Kenia: “Mau Mau”

La decoración elegida para el boliche fue de estilo africano, con pieles de cebra y cabezas de animales embalsamados en las paredes. El lugar contaba también con una estatua en madera tallada que simbolizaba a mau mau y esculturas femeninas representaban al sexo debil. La pista era circular y tenia 7 metros de diámetro.

“Gastamos 20 millones de pesos para simular el living de un millonario en el que, noche a noche, se daban refinadas fiestas. “ afirmaba Lata Liste.

Hay que pensar que, hasta entonces, las boites argentinas sólo tenían capacidad para 120 personas, y de ahí su nombre: boite quiere decir "cajita". No todos pudieron adaptarse al cambio: Mau Mau abrió con una capacidad para 400 personas.

Otro rasgo característico fue que en lugar de poner un patovica en la entrada, optaron por un riguroso sistema de entrada atendido por un profesional que recordaba los nombres de todos los habitués.

Para entrar había que ser mayor de edad, ir de riguroso saco y corbata (los caballeros) o de largo (las damas). Los baños eran impecables, había un maître (el Tano Fabrizzi) que acompañaba a la gente a sus mesas y los camareros nunca entraban en confianza con los clientes.

Entrar a Mau Mau era “lo más” y por eso no todos entraban. De esto se encargaba "Fraga", el portero, más conocido como "El Insobornable".

Los años 70 pusieron en jaque la estética. El blue jean y los pantalones oxford con zapatos de plataforma entraron por la puerta de Arroyo dejando atrás los vestidos largos y las corbatas sobrias. Entonces Mau-Mau cambió: tiñó sus paredes y pisos de bordeaux y negro.
Poco después, el bordeaux y el negro fueron reemplazados por bronce, espejos ahumados y múltiples helechos.

Lata Lista también se encargó de importar celebridades “high class” como Alain Delon el príncipe Bertil de Suecia, Charles Aznavour, Vinicius de Moraes... y otros no tan "high" como Carlos Monzon, Guillermo Vilas, Hugo Gatti, e infinidad de políticos, militares y modelos de época, en esa licuadora llamada Mau Mau.

Este cambio al parecer habría sido pedido por su dueño. La anécdota cuenta que Lata Siste saco su encendedor Dupont de oro y carey de su bolsillo y dijo: “Quiero que Mau Mau sea esto”.
Con otro look, Mau Mau seguía siendo el templo de la noche, apelando a una fórmula sencilla: una combinación de lo avant-garde y lo demodé con la dosis justa de snobismo.

El cambio de década trajo consigo el comienzo de la decadencia. La boite de los 70 intentaba no perder identidad en su mutación a discotheque de los 80s.
En los 90´s la movida nocturna se desplazó definitivamente y los matrimonios y parejas que frecuentaban los sillones de la boite fueron reemplazados por “señoritas” ronroneantes y caballeros solitarios.

Ya en 1994 llegó el ocaso y sus dueños cerraron el lugar... la boite más dandy de Buenos Aires.


martes, 18 de diciembre de 2012

LOS "GUAPOS" DE ALMAGRO

En el año 1923 las hazañas de Luis Angel Firpo en los Estados Unidos provocaban revuelo por todos lados. Todos querían “aprender a tirar al box” y comenzó a despertarse la pasión por las “trompadas caballerescas”. Así comienzan a brotar clubes como el caso del Almagro Boxing Club.

Es así como en un potrero vacío de la calle Yatay entre Bogado y Sarmiento, los entusiastas
Santiago Bozzanoy y Pedro Giacobone tomaron la decisión de establecer un lugar donde enseñar y formar buenos boxeadores.

Comienzan a sacar desperdicios y latas diseminadas por el terreno. Después consiguen unas maderas y unas chapas de cinc regaladas con las que construyen la “sede”. Los rings tenían pisos de tierra y el agua para ducharse provenía de la casa del Sr. Bossano, que había extendido una manguera para tal fin.

Tiempo después, en 1927 conseguirán un local que había sido un corralón de chatas y carros, sobre la calle Cangallo (hoy, Tte. Gral. Juan D. Perón). Ya en 1942 el club pasará al actual lugar en Díaz Vélez al 4400.

Este histórico club dejó en la historia del Boxeo Argentino dos pesos plumas que se consagraron campeones Olímpicos: Carmelo Robledo y Oscar Casanovas en Berlín.

Hoy, y ante la adversidad, se mantiene vigente por el auge del boxeo femenino y el boxeo recreativo, pero también por la firme constancia de sus afiliados.

Fuente: revista HISTORIA DEL BOXEO -1973
En la foto: Oscar Casanovas, Campeón Olímpico en Berlín, retratado por El Gráfico.



FRASES POPULARES
Hoy:  "PAGAR DERECHO DE PISO"

Seguramente, hoy en día quien ingrese a un nuevo trabajo deberá "pagar derecho de piso" o algún compañerillo se lo hará pagar.
Esto también puede ocurrir en un nuevo grupo del club, en el colegio, en distintos ámbitos de nuestra vida mundana, pero... ¿de donde surge la frase?

En la edad Media, los campesinos se comprometían a pagar una gallina por vivienda para retribuir la cesión del terreno a su rey como una renta anual, lo que comunmente se conocía como "pago del censo". En fin... es una frase popular que pulula en todo el planeta.

Perfecto... ¿pero porqué la utilizamos tanto en Buenos Aires?

En 1859 el municipio de la ciudad de Buenos Aires dictó la primera Ley de Patentes para Carruajes de Alquiler.
Esa ordenanza intentó establecer el pago de patentes, un registro de dueños y de cocheros con foto, la distribución de matrículas, cuáles debían ser las condiciones de aseo de los coches, el uso de luces, el precio de los viajes, y, entre otras cosas, el "precio" del "derecho"... a estacionar en una parada determinada.

Ese precio que se pagaba para poder utilizar una parada, era conocido como “derecho de piso”.

En la foto, una familia paseando en Carruaje por Palermo (1890)
 


lunes, 17 de diciembre de 2012

LOS CORTES DE "SERRUCHITO"

Triste fue el final del Sr. Herns, un cafiolo tratante de blancas...  


La historia cuenta que cierto día planeó asesinar a su socio porque aparentemente su propia vida corría riesgos.

Finalmente lo hizo: descuartizó el cuerpo y lo arrojó a los lagos de Palermo. El criminal de poca monta, confió en el peso del tórax y supuso que no necesitaría suplementarlo, pero no contó con que los pulmones harían flotar el cadaver.

Fue condenado a cadena perpetua en el mítico Penal de Ushuaia.
Irónicamente desarrolló tareas de carnicero en el presido, teniendo gran precisión con las articulaciones y descuartizando reses con habilidad y maestría.

En algún reportaje, "Serruchito" como fue apodado por el resto, confesó que “estaría libre si hubiese sabido algo de anatomía”.


LOS CHINITOS PORTEÑOS

La confitería "Los Dos Chinos" fue fundada el 11 de octubre de 1862 por Carlos Gontaretti, en un tiempo en el que los comercios todavía no tenían nombre propio.

Aquel primer dueño compró dos estatuas de chinos provenientes de un barco anclado en el antiguo puerto de la Ciudad y las puso en la puerta de su local para decorar.

Pronto, las esfinges dieron su impronta a la esquina de Chacabuco y Potosí (actual Alsina) que pasaría a denominarse "esquina de los dos chinos".
Entonces, Gontaretti la bautiza con el nombre que el boca a boca y el ingenio popular había señalado.

En la decada de 1890, la confitería se trasladó a la esquina de enfrente, ubicación que perduró hasta 1974. Esta fue su época de esplendor, y era frecuentada por escritores de Caras y Caretas (que trabajaban cerca) y por importantes personajes de la vida politica y social como Bartolomé Mitre, Leandro N. Alem e Hipólito Yrigoyen.

Tambíen pasó por sus salones Enrico Caruso, el genio lírico, en cuyo honor los pasteleros de Los Dos Chinos crearon un postre que todavía lleva su nombre. Caruso a cambio, dejó como reconocimiento un retrato autografiado.

En el año 1975, ya con nuevos dueños, trasladó su tradicional casa matriz al edificio que hoy ocupa en San Telmo. La empresa creció y se adaptó nuevas tecnologías, aparecieron nuevas sucursales y ventas al exterior, además de otros negocios como un hotel 4 estrellas y un salón de fiestas.

Hoy en día, y a punto de cumplir su 150 Aniversario, Los Dos Chinos es uno de los bastiones más tradicionales de la gastronomía porteña.


En la foto: No se ven los chinos, pero es la antigua confitería en Chacabuco y Alsina.



domingo, 16 de diciembre de 2012

¿LA PRIMERA "VIVEZA CRIOLLA"?

El 28 de diciembre de 1851 Don Bernavé de Escalada, presidente de la Casa de la Moneda, recibió en su despacho a un hombre de modales impecables que llevaba con él un mensaje de Juan Manuel de Rosas, gobernador de Buenos Aires.

José Murillo (así se presentó el hombre ante el funcionario) le entregó a Escalada un documento manuscrito en el que Rosas le ordenaba entregarle al portador del mismo la suma de 2 millones de pesos para pagar sueldos.
Pese a que era mucha plata (el equivalente a 180 kilos de oro), Escalada muy iluso hizo lo que se le ordenaba y entregó el dinero.

Luego de que se retirara el supuesto emisario de Rosas, Don Bernavé de Escalada mandó a un empleado a ver al gobernador para confirmar que todo hubiera salido bien y que el dinero haya llegado... pero Rosas no había pedido dinero alguno. El tal José Murillo era un estafador.

La investigación del caso fue encomendada al jefe de la Policía, quien encontró al ladrón bastante rápido. A los tres días lo detuvo en una posada luego de que el hombre cambiara algunos de los billetes del botín por piezas de oro.

En el cuarto de la posada estaba casi todo el dinero robado y otros documentos falsos, entre ellos uno en el cual Rosas ordenaba que se le entregara un barco al portador.

El verdadero nombre del delincuente era Andres Villegas, quien luego fue fusilado en un patio del Cabildo.

Nota: la imagen es ilustrativa.


MUJERES CONTROLADORAS

A principios de 1900 la beneficencia era algo clave para las clases dirigentes. Era una oportunidad de generar una “Nación” educada y responsable con rasgos europeos.

Uno de estos ejemplos es la Colonia Obrera de Nueva Pompeya o Pequeño Barrio San Vicente de Paul inaugurada en 1912 en el barrio mencionado.

En este caso en particular había que “crear ciudad” en un lugar que tenía muy cerca la primera villa de emergencia reconocida como tal: el “Barrio las Ranas o Las Latas”.

Para la construcción de aquel micro barrio hubo dos apoyos clave: el del aristocrático Jockey Club (que donó los terrenos) y el de la Asociación de las Damas de Caridad de San Vicente de Paul (más conocidas como las Damas Vicentinas), un grupo de señoras que ayudaban con su trabajo a gente necesitada.

Las Damas Vicentinas se convirtieron en administradoras del complejo en un barrio donde había mucho por hacer. Ellas no solo eran las encargadas de cobrar la renta que pagaban las familias ocupantes (la mayoría eran de obreros que trabajaban en la zona) sino también de hacer cumplir ciertas reglas para la convivencia en el lugar. Aquel reglamento impreso se colocaba en un cuadrito colgado en la entrada de las casas.

Entre otras cosas, no se permitía que hubiera animales y a partir de determinada hora, debía respetarse la orden de silencio. Las Damas podían inspeccionar cada casa en forma periódica y las familias no podían negarles el ingreso. Además, estaba determinado que todas las viviendas tendrían sus frentes de un mismo color: “verde imperio” o “verde inglés”, según la marca de pintura que se usara. Y si se colocaba algún toldo, debía ser siempre anaranjado.

El barrio actual cuenta con 46 casas de 1 ambiente, 96 casas de 2 ambientes y solo 3 casas de 3amb. Pocas son casas de alto, pero todas tienen techos de tejas. Existen pequeñas calles internas y en el centro del predio hay una gran torre con un reloj de cuatro caras. En tiempos en que funcionaba, el reloj regalaba campanadas cada 15 minutos y en su torre funcionaba una biblioteca y una capilla.



RECOVECOS DE BUENOS AIRES

Las exigencias del mundo globalizado, el estar apurado y corriendo todo el día, nos hace dejar de lado muchos momentos de ocio.
Infinidad de veces pasamos por algún lugar curioso... pero se hace tarde.
Este es el caso de las galerías Obelisco Norte y Obelisco Sur.

Estas galerías subterráneas nacieron como pasos peatonales entre Cerrito y Carlos Pellegrini. En octubre de 1949 se inauguró el Norte, pero como pasaje solamente, y recién diez años después se transformó en galería comercial. Lo mismo sucedió con el paso peatonal ubicado al Sur del Obelisco.

Estas son las galerías bajo tierra más grandes de la Ciudad. Arriba, en la superficie, puede pasar de todo, pero uno puede estar en estos recónditos lugares sin enterarse uno de nada.

El túnel que une las bocas de las líneas B, C y D del subte y cruza la 9 de Julio cuenta con cerrajerías, negocios de antigüedades, de numismática, de estampillas, de venta de diarios desde el año 1870, una super peluquería retro, jugueterías antiguas entre muchos otros locales.

La idea de transformar los pasajes en galería comercial fue del millonario escritor cordobés Raúl Barón Biza quien se suicidó luego de arrojarle ácido sulfúrico en la cara a su segunda esposa.

Los efervescentes y bohemios años '60 fueron los de su mayor brillo, la galería hacía furor día y noche. Habían sido toda una novedad. Los curiosos querían conocer el "shopping" antes de las funciones de teatro.

Hoy en día, durante las horas pico miles de personas lo atraviesan apuradísimas pero ya nadie viene de paseo.
 




jueves, 13 de diciembre de 2012

SUPER-PORTEÑO

“¿Es una bomba?... ¿Es un plato volador?... ¡Tan ágil como un felino! ¡Tan potente como un rinoceronte!... ¡y mas veloz que el sonido para luchar contra el mal!"
De esta manera aparece Sónoman, el primer superhéroe argentino en la revista Anteojito Nº 108 en 1966.

Cuenta la historia que Don Manuel García Ferré, quería inventar un superhéroe nacional ante el éxito televisivo de Batman, y le encarga al dibujante Osvaldo Walter Viola (Oswal) la tarea de crearlo.
Oswal encara dicho proyecto creando a un personaje capaz de viajar por el espacio convertido en un agudo y penetrante silbido a una velocidad de 340 mts por segundo, haciendo que los oscilógrafos siempre detecten su presencia porque su poderosa frecuencia absorbe a los demás sonidos.

Sonoman tenía poderes tales como el de desmaterializarse juntando sus manos por encima de su cabeza donde se conviertía en sonido. Amante de las partituras de Mozart, nunca necesitó matar a nadie pues "combate el mal con su mejor arma, la inteligencia".
Originario del supercivilizado planeta Sono, viajaba a grandes velocidades (convertido todo su cuerpo en una onda de sonido) emitiendo un sonido difícil de soportar. Además tenía un "sono-auto".

Sonoman, era el mismisimo sonido, y cuando arribaba al lugar de destino, se producía un armonioso estallido musical, con ecos y encantadoras vibraciones, del que iba surgiendo la figura azul del superhéroe.
Finalmente, Sonoman podía aumentar su fuerza hasta el equivalente de "tres rinocerontes embistiendo".

Al dibujo lo acompañaban un sinnúmero de exuberantes personajes secundarios, como "Bangcrash", "Oriente Lin", y el "Hombre Museo" (este último capaz de recorrer toda la historia universal recolectando cosas). También se encontraba el "Dr. H. H. Eclu", quien al momento de sacar sus conclusiones primero enunciaba las iniciales de cada palabra de su frase, como por ejemplo "E.H.A.M.", para luego decir "Este Hombre A Muerto".

Esta historieta se extendió a lo largo de 10 años en la revista Anteojito hasta 1976. También fue editado en revista Antifaz y por Ediciones La Urraca.
En 1993 Sonoman vuelve a Anteojito con algunas diferencias en su aspecto físico y modificaciones de su guión original, para dar su última aparición en público.

Metejon de Barrio manteniendo la identidad porteña!



miércoles, 12 de diciembre de 2012

Anécdotas Porteñas: 
    "LOS CABALLEROS DE LA NOCHE"

Felisa Dorrego de Miró era una acaudalada mujer, sobrina del Gral. Dorrego quien fuera fusilado durante las disputas entre unitarios y federales.

En 1881, Doña Felisa fue sorprendida por un hecho macabro que terminó siendo policial y algo tragicómico.

Ella recibió una extensa y amenazadora carta en la cual le comunicaban que los restos mortales de su madre Inés Indart Dorrego, habían sido retirados de la bóveda familiar y que sólo los restituirían bajo una condición: “si ustedes quieren ser condescendientes con nosotros... ”

Con más claridad, lo que estos individuos pretendían en el término de 24 horas eran dos millones de pesos, "si quieren que los restos de su finada madre sean devueltos intactos al santuario mortuorio de la familia, donde han sido sacados, sin que nadie sepa de lo ocurrido, se lo juramos".
En forma detallada los ladrones de huesos señalaban los pasos a seguir. Al final de la carta firmaban apodándose "los Caballeros de la Noche". Esta carta estaba dentro de un cajón de madera ordinario, donde debía colocarse la suma pretendida.

Al ver a su tía tan exaltada, los sobrinos de Felisa se acercaron al cementerio de la Recoleta y constaron la desaparición del ataúd de la "nonna".
No obstante, sin investigar demasiado, advirtieron que los restos habían sido depositados sin daño alguno en la bóveda vecina de la familia Requijo, la cual tenía el candado violentado.

Avispados de este chantaje, la familia decidió seguirle el juego a los secuestradores, no sin antes dar aviso a la policía y llenar el cajoncito del "dinero" con papel de diario.

Así llegaron hasta la estación de Retiro, donde el cofre pasó a manos de otro hombre que emprendió viaje rumbo al norte.
Sin más vueltas detuvieron al hombre y lo interrogaron, confesando que él tenía que tirar el cajoncito a la playa del arroyo Maldonado.
Persiguieron a los que aguardaban el dinero y todo culminó con la detención de los miembros de los "Caballeros de la Noche".

Metejon de Barrio manteniendo la identidad porteña!

En la foto, la residencia Miró, que se ubicaba donde hoy se encuentra la plaza Lavalle (demolida).


BUSCANDO UNA INFANCIA FELIZ

La Ciudad Infantil no era un parque de atracciones aunque alegró la vida de miles de niños. Este era un refugio seguro para chicos cuyos padres enfrentaban grandes dificultades para cuidar a sus hijos y necesitaban una ayuda de corto o largo plazo.

El lugar fue inaugurado por Eva Perón en 1949 y funcionaba de una manera muy parecida a los Hogares Escuelas, con niños que venían diariamente de sus casas y también con niños residentes. Albergaba a los niños de dos a siete años y su capacidad máxima era de 450 niños; el promedio era de 300, entre residentes y externos.

La finalidad del lugar era integrar los niños marginados a la sociedad, prepararlos para la escuela primaria y ayudarlos a integrarse al grupo por medio del juego.

Cuando los grandes recuerdan a la Ciudad Infantil, recuerdan su "ciudad miniatura" hecha para chicos: los chalets, una plaza con fuente de agua, la escuela, la municipalidad, la iglesia de estilo nórdico con sus vitraux, la estación de servicio y los pequeños conductores que venían a llenar los tanques de nafta, la prefectura donde los que no respectaban las reglas de tránsito venían a pagar sus multas, el banco y las tiendas (farmacia, verdulería, almacén) y el pequeño arroyo azul cielo que serpenteaba por la ciudad...
En la Ciudad Infantil, todos tenían la posibilidad de ser intendente, banquero, farmacéutico o maestro, pero sólo por un día. Se cambiaban los trabajos para que cada niño pudiera cumplir diferentes roles dentro de la comunidad.

La ciudad entera ocupaba dos cuadras, una cuadra era un parque arbolado diseñado para niños, con toboganes, calesita, un tren eléctrico y otros juegos. En la otra cuadra estaba el edificio principal con las oficinas administrativas, una clínica, las salas escolares, un comedor con capacidad para 450 niños, cuatro dormitorios con capacidad para 110 niños, un teatro, un circo, y un gran vistíbulo. Afuera estaban los solarios, la pileta de natación y la ciudad en miniatura.
Las paredes del edificio principal estaban decorados con los dibujos de los cuentos de hadas: Caperucita Roja, la Cenicienta, los Tres Chanchitos, los animales del circo, etc.

La ropa de los niños venía de las mejores tiendas de Buenos Aires y se cambiaba cada cuatro meses.
En el verano, los niños iban a las colonias de vacaciones del Hotel para Niños en Chapadmalal donde muchos de ellos pudieron jugar en el mar por primera vez.

Después del golpe de estado de 1955, los niños residentes fueron desalojados y el establecimento convertido en jardín de infantes. En 1964, la ciudad miniatura fue destruída para construir una playa de estacionamiento.

Afortunadamente y desde hace muchos años en el lugar funciona la sede del Instituto de Rehabilitación Psicofísica (I.R.E.P.). El lugar atiende unos 32.000 pacientes por año, el 70% de los cuales no cuenta con obra social ni cobertura privada de salud. Allí se realizan 600 cirugías de alta complejidad y se reciben en internación unas 700 personas anualmente.

El sitio es Monumento Histórico Nacional desde 1988.
Dirección: Echeverría 955 - Belgrano


lunes, 10 de diciembre de 2012

EXTRAÑAS DISPOSICIONES MUNICIPALES

Existen en la historia de Buenos Aires numerosos registros de ordenanzas en desuso que hoy pueden provocar alguna sonrisa, pero que en su momento quizás hayan requerido la imposición de una multa.
A continuación refrescamos algunas ordenanzas para tener en cuenta, a fin de evitar problemas con la ley:

*ORDENANZA SOBRE LA VENTA DE PAN

"Cada pan llevará la marca del panadero que lo elabore..." "...La marca deberá ser registrada en la oficina de contraste, bajo la pena de 500 pesos de multa"

*ORDENANZAS SOBRE CASAS DE TRATO

"Si en alguna de las casas de trato donde se venden licores se encontrase algún ebrio, el dueño de ella será condenado a una multa de 100 pesos la primera vez, 300 por la segunda y 500 por toda reincidencia dentro de un año de la primera infracción"

*MEDIDAS HIGIENICAS

"Siendo provechoso mantener limpia la piel y facilitar la transpiración, no debe descuidarse el uso de los baños tibios. Se debe procurar la mayor regularidad en las funciones del vientre.
Se ha de evitar el abuso de purgantes fuertes, como las píldoras drásticas y otras que a la vez de producir el efecto evacuante, originan enfermedades inflamatorias de los órganos digestivos.
De quince en quince días o cuando se sienta la más leve indisposición en el estómago o en el vientre, se deben tomar ligeros purgantes tales como el cremor tártaro, las limonadas gaseosas y de Rogé, el aceite de castor, etc"

*ORDENANZA PROHIBIENDO LA VENTA DE FRUTA VERDE
"Las frutas que se venden en los mercados, plazas, calles, puestos, etc para el consumo de la población deberán ser sanas y maduras. Los que faltaren a esta disposición serán penados con la multa de 50 pesos, decomisándoles además la fruta mala"

Fuente: Memoria de la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires - 1861


SACANDOLE "VIRUTA" AL ADOQUIN

Una de las cosas más pintorescas de Buenos Aires son sus adoquines. 

Aquellos cubitos imperfectos que hacen que el "tachero" avispado vaya por otra calle para no romper el tren delantero del auto...  
Aquel patrimonio vendido para revestir algunas entradas de residencias importantes...

Pero... cual es la historia del "adoquin"?

En el año 1888 el municipio porteño firmó un contrato con la Sociedad Franco-Argentina de afirmados de madera, para tapizar 200 cuadras a razón de 7,70 pesos oro el metro cuadrado. El 10% de ese valor de adoquin estaba destinado a la manutención del adoquinado durante 10 años por parte de la constructora.

En vez de recurrir a la piedra de Colonia (Uruguay), se prefirió la madera, algo que no se encontraba en Buenos Aires. Los adoquines fueron de pino de Suecia y de las Landes, de 20 centímetros de largo, asentados sobre una base de hormigón de piedra y cemento de Pórtland.
Pero hubo un problemita: la madera resultó de baja calidad y el plan fracasó.
Luego aparecieron los adoquines de piedra.
A comienzos de los 1900, las exportaciones suecas estaban en pleno aumento pero todavía no había una demanda suficiente para llenar los barcos que llegaban a América del Sur.
 

El propietario cada buque traía productos para comercializar por su cuenta, corriendo el riesgo de no poder vender nada en el puerto de destino.
Los productos suecos más fáciles de colocar en el mercado eran el hierro y los artículos de madera, pero también se vendían muebles de hierro fundido, herramientas, cerveza rubia y negra, ponche (destinado a los “sedientos” suecos que vivían en el exterior), botellas de vidrio y alquitrán.

Como en los barcos sobraba lugar, esto motivó que se llevaran piedras.
El granito de Bohuslän se usó no sólo como basamento del puerto sino también para construir un rompiente de olas cerca del Yacht Club Argentino en la Dársena Norte.

Los adoquines suecos eran rosados y pequeños en contraste con los que en algún momento aparecerían provenientes de la prisión de Martín García, toscos, grandotes y grises. Estos últimos son los que perduran en nuestra querida Buenos Aires.

Como siempre, Metejon de Barrio le saca viruta al adoquín!


domingo, 9 de diciembre de 2012

VOS PIBE, FUMA!

Entre los años 1885 y 1900 se fundaron en Buenos Aires alrededor de 10 fábricas de cigarrillos. Una de ellas, quizás la más exitosa del momento fue "La Popular".


Su dueño era un uruguayo llamado Juan Posse, quien desde adolescente se dedicó al negocio del tabaco, primero como empleado y luego como empresario.


A los 20 años abrió una tabaquería en Florida y Lavalle, a la que bautizó "La Popular".

Para principios de 1890, su producto tenía una venta de alrededor de 400.000 cajitas al mes. Sin embargo y aún con gran éxito, el negocio daba pérdida.

Fue así como enterado de que la competencia adulteraba su tabaco de calidad con tabaco barato, los denunció por adulteración de marca.

En 1892 abrió su fábrica en el barrio de Almagro. El edificio estaba caracterizado por tener escudos heráldicos en sus muros y una torre con reloj, lo que lo hacía parecer más a un castillo renacentista que a una empresa.

En esta fábrica también se produjeron otras marcas importantes tales como: La Proveedora, Cigarrillos 43, Centenario o París.

En aquel tiempo, era muy común que las tabacaleras organizaran sorteos entre sus consumidores. Así, juntando una cantidad determinada de cajitas y enviandolas por correo a la fábrica, se participaba de sorteos de alhajas, relojes u objetos para el hogar.

Sin embargo, Juan Posse duplicó la apuesta: con su éxito económico se convirtió también en empresario inmobiliario. Fue así como adquirió tierras en lo que hoy es la localidad de Mariano Acosta. La historia cuenta que Posse loteaba tierras y las sorteaba entre los consumidores de su marca.

Actualmente donde funcionaba la fábrica (México y Maza) existen canchas de fútbol 5, no obstante el inmenso edificio continúa en pie.


Fuente: Nicolas Ricatti - El Estandarte Porteño


LOS LOCOS DE PALERMO

No es nada nuevo decir que la figura del polémico Don Juan Manuel de Rosas sigue generando amores y odios luego de ya casi 200 años.

La particular historia que traemos a continuación, cuenta de la existencia de cuatro locos que vivieron durante muchos años en el Caserón de Palermo: el Gran Mariscal Don Eusebio, el Reverendo Padre Viguá, El Loco Bautista (mulatos todos ellos) y el último, conocido como El Negro Marcelino.

De ellos, el que más se destacaba era el Gran Mariscal Don Eusebio, quien tenía carta blanca para decir la mayor insolencia al personaje más encumbrado (previa autorización de su jefe)
Rosas festejaba ruidosamente esas procacidades, y la víctima no tenía más remedio que aguantarlas por no disgustar a don Juan Manuel. El loco se había identificado tanto con Rosas a punto de adivinar en una mirada, cuál de las personas presentes le era la más antipática al Brigadier, y sobre ello volcaba sus sátiras ofensivas.

Eusebio se acercaba a la persona, la miraba con fijeza, y se ponía a hacer burlas de su vestimenta o de sus formas físicas. La víctima, sin atreverse a protestar, sonreía y sufría, guardándose para sí y masticando bronca.
Rosas luego le pedía al loco que cese con su burla, pero éste en vez de obedecer, las duplicaba. El bufón seguía hasta que la víctima quedaba completamente humillada.

Otras veces, Rosas mandaba a don Eusebio con un bonito uniforme, para que entretuviera a visitantes recien llegados mientras él demoraba un momento. Detrás de las paredes Rosas se escondía a reírse del arribado, el cual no entendía absolutamente nada.

Cuando Rosas no tenía con quien divertirse, los locos eran sus víctimas.
Así pasaba por ejemplo con el mulato apodado "Reverendo Padre Viguá". Cuando Rosas lo encontraba en algún grave delito de torpeza, le daba de rebencazos, y el loco recibía los golpes con recogimiento y sin la menor protesta.

El Loco Bautista era menos gracioso, por hallarse próximo al estado demencial. Rosas lo empleaba como víctima pasiva de sus diversiones. Se ha escrito que era el preferido para que "le insuflaran los intestinos por medio de fuelles y hacerlo luego montar con espuelas", o bien para hacerle arrancar los pelos de la pelvis por medio de "pinzas"...

El Negrito Marcelino completaba la tetrarquía de los bufones familiares. Este último era habilidoso para desempeñarse en los mandatos insolentes y en las raterías domésticas. El loco apodado "Padre Viguá" acostumbraba valerse de Marcelino para ejecutar pequeñas estafas, de las cuales nadie reclamaba temiendo el enojo de Rosas.

En la foto, un retrato del Padre Viguá, uno de los locos de Rosas.

lunes, 31 de diciembre de 2012

QUEDARSE PELADO EN EL INTENTO

El farmacéutico José Antonio Brancato, propietario de una farmacia que estaba ubicada en Florida al 600, comenzó en 1914 a elaborar y vender un producto que servía para mantener asentado el cabello, hecho en base a goma tragacanto, y cuyo nombre de marca era "gomina".


Uno se aplicaba el producto, y se formaba un verdadero casco de cabello. Había que ponerse un poco en las manos, desparramársela sobre el cabello húmedo y peinarse. El cabello quedaba endurecido, pero una vez que se secaba completamente, se cubría de una capa de polvo blanquecino, similar a la caspa. No era nada estético al final del día.


La “Gomina Brancato” se presentaba en un envase de vidrio. Se veía en la peluquería, cuando el peluquero introducía el peine y extraía una cantidad suficiente para peinar a dos clientes.


Cuando no se disponía de los 30 centavos que costaba, los varones solían comprarse en la farmacia un sobre de goma tragacanto, que se disolvía en una cantidad suficiente de agua como para obtener un preparado similar a la Gomina Brancato, pero incoloro. Todo para lograr un mismo resultado, pero más barato.


En 1925, este invento argentino fue introducido en París por un porteño elegante llamado Carlos Arce, frecuentador de cabarets y restaurantes de lujo. Fue así como los primeros tangeros en llegar a la ciudad luz, introdujeron la gomina como un auténtico producto de contrabando, aunque marcando distinción.


Pronto actores y galanes de cine comenzaron a utilizar gomina. Con este producto podían correr, agitarse, meterse al agua, pero con la cabeza… siempre intacta.


EL AUTO FANTASMA!

A mediados de 1964 los diarios argentinos publicitaron un vehículo sumamente revolucionario para la época, el "Vicking I ".

Era un sedán de cuatro puertas con motor de 1.4 y 64 caballos, próximo a fabricarse por la empresa “La Carreta” con un motor similar al del Peugeot 403. Otra información indicaba que la carrocería sería de poliéster (según la publicidad era inmune a la corrosión y... eterna!).

Pronto hubo mucha gente suscripta a cómodos planes de financiación interesadísima en esta maravilla de la tecnología… pero pasaba el tiempo y los autos no aparecían.

Al tiempo, la Policía Federal comunicó a la población que estaba en presencia de una estafa, comprobando luego de una investigación la inexistencia de la fábrica.

En febrero de 1965 la Secretaría de Industria y Minería ratifica la inexistencia de la fábrica. Nunca se supo que pasó con los directivos de la empresa, ni con los damnificados que habían puesto dinero como forma de adelanto.

fuente: www.cocheargentino.com.ar

jueves, 27 de diciembre de 2012

NADANDO DE ESPALDA AL RIACHUELO

En 1867 se realizó la primera carrera de natación en nuestro país... y en aguas del Riachuelo.

La distancia recorrida por los participantes fue de 1600 m y se denominó "Maratón náutica".

El público estaba dividido en dos grupos, uno de cada orilla, quienes con bombos, platillos, latas y todo instrumento capaz de producir ruido, alentaban a sus favoritos, en su mayoría atletas ingleses.
Las mujeres ya no se tapaban los ojos o daban vuelta la cabeza ante los prejuicios de ver al sexo opuesto en paños menores (igualmente estaban todos cubiertos).

El ganador, llamado Tomás Hogg, se adjudicó una mantequera de plata donada por Mr. Atckinson, el organizador del evento deportivo. Como dice el dicho, del segundo nadie se acuerda... se llamaba Tomás Miller quien conquistó un juego de saleros de plata.

Desde entonces el Riachuelo se conviertirá por años en el primer "natatorio gigante". Al río se acudía frecuentemente para determinar cuál era el mejor nadador de la época. Con el tiempo, los porteños aprendieron de este saludable deporte traído por ingleses, las clases sociales se mezclaron, los ingleses se fueron "acriollando" y los porteños adoptaron algunas maneras y costumbres europeas.

En la actualidad, el Riachuelo forma parte de las zonas más abandonadas de la ciudad. El río recibe el 25 % del agua diaria desde efluentes industriales (125.000 m cúbicos por día) y un 75 % desde efluentes cloacales (375.000 mts3 de aguas servidas por día). Se presume que no son más de 65 empresas las responsables de la contaminación no biodegradable del 80% del río. En el agua hay concentraciones de mercurio, zinc, plomo y cromo superiores en 50 veces a los niveles máximos permitidos, y la concentración de Esterichia Coli es similar al de una cloaca.

Lamentablemente no sabemos quien está más postergado, si la gente que vive a su alrededor, o este pobre río, triste límite natural de Buenos Aires.

En la foto, el Riachuelo y el futuro, esperando mansamente su saneamiento.
Foto: Fernando de la Orden

EL FIN "PORTEÑO" DE LOS MUNDOS

En 1910 la llegada del cometa Halley a Buenos Aires estaba prevista para el 18 de mayo de ese año a las nueve de la noche, justo cuando comenzaba la semana por los festejos del Centenario. Se temía que su cola fuera rechazada por el sol, haciendo que al derrapar impactara en la Tierra. Aquí el cometa fue denominado porteñamente como “el coludo” (por su gran cola meteórica).

El presbítero Fortunato Devoto se transformó en el primer argentino en divisar el cometa desde la ciudad de La Plata.
Y bastó que se publicara la noticia para que de inmediato surgiera el negocio de los telescopios. Los buscavidas compraban estos aparatos para sacarles jugo.

Los suicidas eligieron los métodos más curiosos para lograr sus propósitos: ingestión de cajas de fósforos con agua o de bicloruro de mercurio (para tratamiento de la sífilis); polvo hormiguicida o una dosis mortal de láudano. Alguien se arrojó a un aljibe y hubo quien ingirió cigarrillos macerados en alcohol de quemar.

Se prepararon refugios subterráneos para sobrevivir a los efectos tóxicos de la cola del cometa. Un tal Tulio Miguez, construyó 3 bunkers que se ocultaban bajo tierra. Estos sucuchos de 2 ambientes contaban con cuatro ventanitas, que permitían espiar como se acababa el mundo. En él podían esconderse cinco personas sobreviviendo con tubos de oxígeno (también incluídos) que permitían vivir 72 horas. Miguez vendió 2 bunkers y el tercero lo reservó para él y su familia.

En la esquina de Bartolomé Mitre y Florida se instaló un telescopio que anunciaba: ”Vea por 5 centavos al cometa Halley y conozca la causa de su futura muerte”. Los charlatanes y curanderos se pusieron al día, ofreciendo todo tipo de protecciones para evitar el mal.

La señora Julia V. curandera de la calle Sarandí al 200 aseguraba que nadie moriría por los gases del cometa pero igualmente había que visitarla para que nos salvase con un método “curativo psicológico”. Su negocio se llenó de ilusos, y quienes no podían acercarse por distancia, podían enviar el dinero para que ella los salvara.

En esa semana, extraños fenómenos se reproducían: la aparición de un monstruo marino divisado por Prefectura Naval cerca de San Fernando; un avión que choca contra un auto estacionado; siete hombres mueren de cíncope; 40 caballos escapan y realizan una gran estampida por Palermo; una parejita de novios se suicida para evitar morir ahogados ; otra pareja también se suicida por miedo al cometa (él le dispara a ella al corazón y luego se gatilla en la sien). En Buenos Aires se multiplicaba la histeria y el espanto de morir por el Halley.

Finalmente llegó el día señalado. En los conventillos se organizaron bailes para festejar el último día de vida y las fiestas se multiplicaron por todos lados.
Pero a la medianoche, la sirena del diario “La Prensa” anució que el peligro había pasado.

Llegó el 18 de mayo y el mundo siguió girando. Por la madrugada, las terrazas de los edificios más altos de Buenos Aires estaban colmadas de felices avistadores. Pasado el momento, La Nación tituló: “El peligro del cometa desvanecido. Fracaso de los pronósticos terroristas”.
Nuestra ciudad continuaba intacta, y pronto la infanta Isabel visitaría nuestras tierras...

Fuente: Hist. Daniel Balmaceda

En la foto, una publicidad Argentina de Vinos Cordero, que retrata la llegada del Halley.

EL VERDADERO "BULIN" PORTEÑO

El bulín de la calle Ayacucho además de ser un nombre de tango, es un sucucho que existió realmente, altura 1443 de esa arteria porteña.

Se trataba de una habitación “tirada” en los fondos de una vieja casona propiedad del editor de partituras tangueras Julio Korn.

Esa habitación fue tomada por una barra de amigos que la alquiló a efectos de reunirse para “timbear”entre ellos, mientras charlaban, guitarreaban, tomaban mate, y por supuesto para poder contar con el calor de una piba sincera y mimosa.

Varios músicos conformaron el grupo de reunión, pero fue el negro Celedonio Flores, quien le dedicó los versos que narran las aventuras que allí se vivieron.

Para describir el lugar citamos las palabras del compositor del tango contandonos del mítico lugar: "...Era una piecita en la que ni los ratones faltaban..." "...Había en el bulín una sartén y una morochita (olla de largo uso). Se tomaba mate, se charlaba. Como le decía, hasta algún ratón merodeaba por allí..."

Tiempo después, en 1969 unos jóvenes y casi desconocidos cómicos filmaban una película contando las andanzas en su bulin... unos llamados Alberto Olmedo, Jorge Porcel, Fidel Pintos, Javier Portales, Norman Brisky....

miércoles, 26 de diciembre de 2012

EL VERDADERO "CAPITAN FRIO"

Para 1869 la industria saladeril porteña estaba en bancarrota debido al cierre del mercado norteamericano de tasajo y al rechazo de las carnes argentinas en algunos países de Europa.

En 1876 se realizaron los primeros ensayos para la importación de reses frescas, conservadas por el método del francés Charles Tellier, que consistía en mantener las carnes en atmósfera fría y seca.

En ese año en el vapor “Lé Frigorifique” se embarcaron 17.539 kilos de carne vacuna y 3.500 de carne ovina, bajo la dirección del mismo Tellier, quién equipó al vapor con dos máquinas de éter metílico de 40.000 frigorías cada uno.

El buque llegó al Río de la Plata con la mercadería en medianas condiciones. "Le Frigorifique" arribó a Buenos Aires el 25 de diciembre de 1876.

Las carnes fueron probadas en una comida celebrada dos días más tarde a bordo del barco, en donde pudo comprobarse que, a pesar de su gusto algo desagradable, se hallaban en buen estado de conservación. La alteración del sabor era motivada por el largo tiempo que la carne había permanecido en las cámaras frigoríficas (entre 50 y 105 días).

El acontecimiento conmocionó a un grupo de ganaderos de la Sociedad Rural, quienes hicieron una “vaquita” para comprar ganado, enviandolo luego de regreso a Europa en el mismo buque.

Un año más tarde, el vapor “Le Paraguay”, equipado con un sistema de refrigeración mejorado (el método Carré-Julien de congelamiento a -30°C), descargó en Buenos Aires con carne en perfectas condiciones.

Los capitales británicos no perdieron la oportunidad y desarrollaron el sistema, tan útil para proveer a Gran Bretaña de la carne que necesitaba, y hasta ese momento imposible de traer desde la Argentina por la gran distancia.

Nacía así, la industria frigorífica Argentina.

LA BOCA CON GASEOSA

En 1967, Boca Juniors había firmado un contrato de exclusividad en su Ciudad Deportiva, para tener publicidades de la firma "Crush".

Como el predio estaba en construcción, Boca aceptó los 60 millones de pesos y ofreció poner publicidad en su indumentaria.


Los equipos salieron a la cancha durante un tiempo con buzo azul con vivos amarillos y la inscripción CRUSH en el centro del pecho y la espalda.

“...Parecíamos hipopótamos, muñecos gigantes, yo era un tipo gigante y Anega me decía con ese buzo parecía una bestia..."
"...La ropa era de una tela muy gruesa, nos lo poníamos en el vestuario pero no lo usábamos para jugar...”
“...Estábamos en Milan y los tanos se mataban de risa...” recordaba el gran arquero Antonio Roma.

Esta es considerada como la primera publicidad en indumentaria de fútbol Argentino.

En la foto: de izquierda a derecha a Muñeco Madurga, Menéndez, Rojas, Zarich y Pocho Pianetti.

lunes, 24 de diciembre de 2012

EL ARBOLITO PORTEÑO

Michael Hines tenía 18 años cuando llegó a Londres desde Dublin (en septiembre de 1806) con el anillo y la cédula que certificaban que era hijo bastardo del futuro rey de Inglaterra, Jorge IV. 

Su arribo coincidió con festejos porque en la principal ciudad británica paseaban el botín que Beresford había capturado en la invasión a Buenos Aires. Entusiasmado, Hines tiró el anillo al Támesis y se alistó entre los soldados que partirían en la segunda expedición. Decidió que con una espada, y no con el anillo, le mostraría a Inglaterra quién era.

Buenos Aires ya había sido reconquistada por Liniers, pero los ingleses nada sabían y partieron rumbo a lo que creían era su nueva colonia. Aqui no fueron bienvenidos. Hines integró las tropas rechazadas en las jornadas de la Defensa de Buenos Aires y cayó herido a cinco cuadras de Plaza de Mayo. Un vecino generoso lo levantó de la calle y ordenó que lo curaran. Luego se casó y así empezó su vida en estas zonas.

Según algunos historiadores Michael Hines supo tener una casa en el elegante barrio de Santo Domingo. Durante la Navidad de 1828, Hines puso un gran árbol de abedul en el salón de su casa decorado con velas encendidas, motivos navideños, estrellas plateadas y regalos en su base.

La luz de las velas podía verse a través de las ventanas abiertas de su balcón para el asombro de sus vecinos. Se piensa que quizas este haya sido el primer árbol de Navidad que tuviera Buenos Aires.

Metejon de Barrio les desea muy feliz navidad!

Eviten la pirotecnia. Sus animales lo van a agradecer



miércoles, 19 de diciembre de 2012

TIEMPO DE "CHANTAPUFFIS"

Un "chantapuffi" es según el lunfardo, una especie de cuentero, un tipo que todo lo embrolla, del que siempre se sospecha que no dice la verdad... un simulador.

Por tanto, en épocas de tanta competencia, recordamos una vieja crónica de el diario El Nacional, en 1877.

Esta es la historia de un prestidigitador barcelonés, "Caballero García Marquez" quien anunció "Un gran sacrificio": serruchar en dos a su secretario.
Así el diario contaba como había terminado la gran noche: "Grandes escándalos en el Colón" y contaba sobre una "batahola", una "batalla campal" con lanzamiento de "tomates, zanahorias, huevos y repollos".

Bueno, un "chantapuffi" menos en Buenos Aires...
LOS PADRES DE LA NOCHE PORTEÑA

En 1964, los mellizos José y Alberto Lata Liste inauguraron la boite más exitosa de todo Buenos Aires.
El nombre del lugar habría sido tomado del movimiento guerrillero de liberación negra en Kenia: “Mau Mau”

La decoración elegida para el boliche fue de estilo africano, con pieles de cebra y cabezas de animales embalsamados en las paredes. El lugar contaba también con una estatua en madera tallada que simbolizaba a mau mau y esculturas femeninas representaban al sexo debil. La pista era circular y tenia 7 metros de diámetro.

“Gastamos 20 millones de pesos para simular el living de un millonario en el que, noche a noche, se daban refinadas fiestas. “ afirmaba Lata Liste.

Hay que pensar que, hasta entonces, las boites argentinas sólo tenían capacidad para 120 personas, y de ahí su nombre: boite quiere decir "cajita". No todos pudieron adaptarse al cambio: Mau Mau abrió con una capacidad para 400 personas.

Otro rasgo característico fue que en lugar de poner un patovica en la entrada, optaron por un riguroso sistema de entrada atendido por un profesional que recordaba los nombres de todos los habitués.

Para entrar había que ser mayor de edad, ir de riguroso saco y corbata (los caballeros) o de largo (las damas). Los baños eran impecables, había un maître (el Tano Fabrizzi) que acompañaba a la gente a sus mesas y los camareros nunca entraban en confianza con los clientes.

Entrar a Mau Mau era “lo más” y por eso no todos entraban. De esto se encargaba "Fraga", el portero, más conocido como "El Insobornable".

Los años 70 pusieron en jaque la estética. El blue jean y los pantalones oxford con zapatos de plataforma entraron por la puerta de Arroyo dejando atrás los vestidos largos y las corbatas sobrias. Entonces Mau-Mau cambió: tiñó sus paredes y pisos de bordeaux y negro.
Poco después, el bordeaux y el negro fueron reemplazados por bronce, espejos ahumados y múltiples helechos.

Lata Lista también se encargó de importar celebridades “high class” como Alain Delon el príncipe Bertil de Suecia, Charles Aznavour, Vinicius de Moraes... y otros no tan "high" como Carlos Monzon, Guillermo Vilas, Hugo Gatti, e infinidad de políticos, militares y modelos de época, en esa licuadora llamada Mau Mau.

Este cambio al parecer habría sido pedido por su dueño. La anécdota cuenta que Lata Siste saco su encendedor Dupont de oro y carey de su bolsillo y dijo: “Quiero que Mau Mau sea esto”.
Con otro look, Mau Mau seguía siendo el templo de la noche, apelando a una fórmula sencilla: una combinación de lo avant-garde y lo demodé con la dosis justa de snobismo.

El cambio de década trajo consigo el comienzo de la decadencia. La boite de los 70 intentaba no perder identidad en su mutación a discotheque de los 80s.
En los 90´s la movida nocturna se desplazó definitivamente y los matrimonios y parejas que frecuentaban los sillones de la boite fueron reemplazados por “señoritas” ronroneantes y caballeros solitarios.

Ya en 1994 llegó el ocaso y sus dueños cerraron el lugar... la boite más dandy de Buenos Aires.


martes, 18 de diciembre de 2012

LOS "GUAPOS" DE ALMAGRO

En el año 1923 las hazañas de Luis Angel Firpo en los Estados Unidos provocaban revuelo por todos lados. Todos querían “aprender a tirar al box” y comenzó a despertarse la pasión por las “trompadas caballerescas”. Así comienzan a brotar clubes como el caso del Almagro Boxing Club.

Es así como en un potrero vacío de la calle Yatay entre Bogado y Sarmiento, los entusiastas
Santiago Bozzanoy y Pedro Giacobone tomaron la decisión de establecer un lugar donde enseñar y formar buenos boxeadores.

Comienzan a sacar desperdicios y latas diseminadas por el terreno. Después consiguen unas maderas y unas chapas de cinc regaladas con las que construyen la “sede”. Los rings tenían pisos de tierra y el agua para ducharse provenía de la casa del Sr. Bossano, que había extendido una manguera para tal fin.

Tiempo después, en 1927 conseguirán un local que había sido un corralón de chatas y carros, sobre la calle Cangallo (hoy, Tte. Gral. Juan D. Perón). Ya en 1942 el club pasará al actual lugar en Díaz Vélez al 4400.

Este histórico club dejó en la historia del Boxeo Argentino dos pesos plumas que se consagraron campeones Olímpicos: Carmelo Robledo y Oscar Casanovas en Berlín.

Hoy, y ante la adversidad, se mantiene vigente por el auge del boxeo femenino y el boxeo recreativo, pero también por la firme constancia de sus afiliados.

Fuente: revista HISTORIA DEL BOXEO -1973
En la foto: Oscar Casanovas, Campeón Olímpico en Berlín, retratado por El Gráfico.



FRASES POPULARES
Hoy:  "PAGAR DERECHO DE PISO"

Seguramente, hoy en día quien ingrese a un nuevo trabajo deberá "pagar derecho de piso" o algún compañerillo se lo hará pagar.
Esto también puede ocurrir en un nuevo grupo del club, en el colegio, en distintos ámbitos de nuestra vida mundana, pero... ¿de donde surge la frase?

En la edad Media, los campesinos se comprometían a pagar una gallina por vivienda para retribuir la cesión del terreno a su rey como una renta anual, lo que comunmente se conocía como "pago del censo". En fin... es una frase popular que pulula en todo el planeta.

Perfecto... ¿pero porqué la utilizamos tanto en Buenos Aires?

En 1859 el municipio de la ciudad de Buenos Aires dictó la primera Ley de Patentes para Carruajes de Alquiler.
Esa ordenanza intentó establecer el pago de patentes, un registro de dueños y de cocheros con foto, la distribución de matrículas, cuáles debían ser las condiciones de aseo de los coches, el uso de luces, el precio de los viajes, y, entre otras cosas, el "precio" del "derecho"... a estacionar en una parada determinada.

Ese precio que se pagaba para poder utilizar una parada, era conocido como “derecho de piso”.

En la foto, una familia paseando en Carruaje por Palermo (1890)
 


lunes, 17 de diciembre de 2012

LOS CORTES DE "SERRUCHITO"

Triste fue el final del Sr. Herns, un cafiolo tratante de blancas...  


La historia cuenta que cierto día planeó asesinar a su socio porque aparentemente su propia vida corría riesgos.

Finalmente lo hizo: descuartizó el cuerpo y lo arrojó a los lagos de Palermo. El criminal de poca monta, confió en el peso del tórax y supuso que no necesitaría suplementarlo, pero no contó con que los pulmones harían flotar el cadaver.

Fue condenado a cadena perpetua en el mítico Penal de Ushuaia.
Irónicamente desarrolló tareas de carnicero en el presido, teniendo gran precisión con las articulaciones y descuartizando reses con habilidad y maestría.

En algún reportaje, "Serruchito" como fue apodado por el resto, confesó que “estaría libre si hubiese sabido algo de anatomía”.


LOS CHINITOS PORTEÑOS

La confitería "Los Dos Chinos" fue fundada el 11 de octubre de 1862 por Carlos Gontaretti, en un tiempo en el que los comercios todavía no tenían nombre propio.

Aquel primer dueño compró dos estatuas de chinos provenientes de un barco anclado en el antiguo puerto de la Ciudad y las puso en la puerta de su local para decorar.

Pronto, las esfinges dieron su impronta a la esquina de Chacabuco y Potosí (actual Alsina) que pasaría a denominarse "esquina de los dos chinos".
Entonces, Gontaretti la bautiza con el nombre que el boca a boca y el ingenio popular había señalado.

En la decada de 1890, la confitería se trasladó a la esquina de enfrente, ubicación que perduró hasta 1974. Esta fue su época de esplendor, y era frecuentada por escritores de Caras y Caretas (que trabajaban cerca) y por importantes personajes de la vida politica y social como Bartolomé Mitre, Leandro N. Alem e Hipólito Yrigoyen.

Tambíen pasó por sus salones Enrico Caruso, el genio lírico, en cuyo honor los pasteleros de Los Dos Chinos crearon un postre que todavía lleva su nombre. Caruso a cambio, dejó como reconocimiento un retrato autografiado.

En el año 1975, ya con nuevos dueños, trasladó su tradicional casa matriz al edificio que hoy ocupa en San Telmo. La empresa creció y se adaptó nuevas tecnologías, aparecieron nuevas sucursales y ventas al exterior, además de otros negocios como un hotel 4 estrellas y un salón de fiestas.

Hoy en día, y a punto de cumplir su 150 Aniversario, Los Dos Chinos es uno de los bastiones más tradicionales de la gastronomía porteña.


En la foto: No se ven los chinos, pero es la antigua confitería en Chacabuco y Alsina.



domingo, 16 de diciembre de 2012

¿LA PRIMERA "VIVEZA CRIOLLA"?

El 28 de diciembre de 1851 Don Bernavé de Escalada, presidente de la Casa de la Moneda, recibió en su despacho a un hombre de modales impecables que llevaba con él un mensaje de Juan Manuel de Rosas, gobernador de Buenos Aires.

José Murillo (así se presentó el hombre ante el funcionario) le entregó a Escalada un documento manuscrito en el que Rosas le ordenaba entregarle al portador del mismo la suma de 2 millones de pesos para pagar sueldos.
Pese a que era mucha plata (el equivalente a 180 kilos de oro), Escalada muy iluso hizo lo que se le ordenaba y entregó el dinero.

Luego de que se retirara el supuesto emisario de Rosas, Don Bernavé de Escalada mandó a un empleado a ver al gobernador para confirmar que todo hubiera salido bien y que el dinero haya llegado... pero Rosas no había pedido dinero alguno. El tal José Murillo era un estafador.

La investigación del caso fue encomendada al jefe de la Policía, quien encontró al ladrón bastante rápido. A los tres días lo detuvo en una posada luego de que el hombre cambiara algunos de los billetes del botín por piezas de oro.

En el cuarto de la posada estaba casi todo el dinero robado y otros documentos falsos, entre ellos uno en el cual Rosas ordenaba que se le entregara un barco al portador.

El verdadero nombre del delincuente era Andres Villegas, quien luego fue fusilado en un patio del Cabildo.

Nota: la imagen es ilustrativa.


MUJERES CONTROLADORAS

A principios de 1900 la beneficencia era algo clave para las clases dirigentes. Era una oportunidad de generar una “Nación” educada y responsable con rasgos europeos.

Uno de estos ejemplos es la Colonia Obrera de Nueva Pompeya o Pequeño Barrio San Vicente de Paul inaugurada en 1912 en el barrio mencionado.

En este caso en particular había que “crear ciudad” en un lugar que tenía muy cerca la primera villa de emergencia reconocida como tal: el “Barrio las Ranas o Las Latas”.

Para la construcción de aquel micro barrio hubo dos apoyos clave: el del aristocrático Jockey Club (que donó los terrenos) y el de la Asociación de las Damas de Caridad de San Vicente de Paul (más conocidas como las Damas Vicentinas), un grupo de señoras que ayudaban con su trabajo a gente necesitada.

Las Damas Vicentinas se convirtieron en administradoras del complejo en un barrio donde había mucho por hacer. Ellas no solo eran las encargadas de cobrar la renta que pagaban las familias ocupantes (la mayoría eran de obreros que trabajaban en la zona) sino también de hacer cumplir ciertas reglas para la convivencia en el lugar. Aquel reglamento impreso se colocaba en un cuadrito colgado en la entrada de las casas.

Entre otras cosas, no se permitía que hubiera animales y a partir de determinada hora, debía respetarse la orden de silencio. Las Damas podían inspeccionar cada casa en forma periódica y las familias no podían negarles el ingreso. Además, estaba determinado que todas las viviendas tendrían sus frentes de un mismo color: “verde imperio” o “verde inglés”, según la marca de pintura que se usara. Y si se colocaba algún toldo, debía ser siempre anaranjado.

El barrio actual cuenta con 46 casas de 1 ambiente, 96 casas de 2 ambientes y solo 3 casas de 3amb. Pocas son casas de alto, pero todas tienen techos de tejas. Existen pequeñas calles internas y en el centro del predio hay una gran torre con un reloj de cuatro caras. En tiempos en que funcionaba, el reloj regalaba campanadas cada 15 minutos y en su torre funcionaba una biblioteca y una capilla.



RECOVECOS DE BUENOS AIRES

Las exigencias del mundo globalizado, el estar apurado y corriendo todo el día, nos hace dejar de lado muchos momentos de ocio.
Infinidad de veces pasamos por algún lugar curioso... pero se hace tarde.
Este es el caso de las galerías Obelisco Norte y Obelisco Sur.

Estas galerías subterráneas nacieron como pasos peatonales entre Cerrito y Carlos Pellegrini. En octubre de 1949 se inauguró el Norte, pero como pasaje solamente, y recién diez años después se transformó en galería comercial. Lo mismo sucedió con el paso peatonal ubicado al Sur del Obelisco.

Estas son las galerías bajo tierra más grandes de la Ciudad. Arriba, en la superficie, puede pasar de todo, pero uno puede estar en estos recónditos lugares sin enterarse uno de nada.

El túnel que une las bocas de las líneas B, C y D del subte y cruza la 9 de Julio cuenta con cerrajerías, negocios de antigüedades, de numismática, de estampillas, de venta de diarios desde el año 1870, una super peluquería retro, jugueterías antiguas entre muchos otros locales.

La idea de transformar los pasajes en galería comercial fue del millonario escritor cordobés Raúl Barón Biza quien se suicidó luego de arrojarle ácido sulfúrico en la cara a su segunda esposa.

Los efervescentes y bohemios años '60 fueron los de su mayor brillo, la galería hacía furor día y noche. Habían sido toda una novedad. Los curiosos querían conocer el "shopping" antes de las funciones de teatro.

Hoy en día, durante las horas pico miles de personas lo atraviesan apuradísimas pero ya nadie viene de paseo.
 




jueves, 13 de diciembre de 2012

SUPER-PORTEÑO

“¿Es una bomba?... ¿Es un plato volador?... ¡Tan ágil como un felino! ¡Tan potente como un rinoceronte!... ¡y mas veloz que el sonido para luchar contra el mal!"
De esta manera aparece Sónoman, el primer superhéroe argentino en la revista Anteojito Nº 108 en 1966.

Cuenta la historia que Don Manuel García Ferré, quería inventar un superhéroe nacional ante el éxito televisivo de Batman, y le encarga al dibujante Osvaldo Walter Viola (Oswal) la tarea de crearlo.
Oswal encara dicho proyecto creando a un personaje capaz de viajar por el espacio convertido en un agudo y penetrante silbido a una velocidad de 340 mts por segundo, haciendo que los oscilógrafos siempre detecten su presencia porque su poderosa frecuencia absorbe a los demás sonidos.

Sonoman tenía poderes tales como el de desmaterializarse juntando sus manos por encima de su cabeza donde se conviertía en sonido. Amante de las partituras de Mozart, nunca necesitó matar a nadie pues "combate el mal con su mejor arma, la inteligencia".
Originario del supercivilizado planeta Sono, viajaba a grandes velocidades (convertido todo su cuerpo en una onda de sonido) emitiendo un sonido difícil de soportar. Además tenía un "sono-auto".

Sonoman, era el mismisimo sonido, y cuando arribaba al lugar de destino, se producía un armonioso estallido musical, con ecos y encantadoras vibraciones, del que iba surgiendo la figura azul del superhéroe.
Finalmente, Sonoman podía aumentar su fuerza hasta el equivalente de "tres rinocerontes embistiendo".

Al dibujo lo acompañaban un sinnúmero de exuberantes personajes secundarios, como "Bangcrash", "Oriente Lin", y el "Hombre Museo" (este último capaz de recorrer toda la historia universal recolectando cosas). También se encontraba el "Dr. H. H. Eclu", quien al momento de sacar sus conclusiones primero enunciaba las iniciales de cada palabra de su frase, como por ejemplo "E.H.A.M.", para luego decir "Este Hombre A Muerto".

Esta historieta se extendió a lo largo de 10 años en la revista Anteojito hasta 1976. También fue editado en revista Antifaz y por Ediciones La Urraca.
En 1993 Sonoman vuelve a Anteojito con algunas diferencias en su aspecto físico y modificaciones de su guión original, para dar su última aparición en público.

Metejon de Barrio manteniendo la identidad porteña!



miércoles, 12 de diciembre de 2012

Anécdotas Porteñas: 
    "LOS CABALLEROS DE LA NOCHE"

Felisa Dorrego de Miró era una acaudalada mujer, sobrina del Gral. Dorrego quien fuera fusilado durante las disputas entre unitarios y federales.

En 1881, Doña Felisa fue sorprendida por un hecho macabro que terminó siendo policial y algo tragicómico.

Ella recibió una extensa y amenazadora carta en la cual le comunicaban que los restos mortales de su madre Inés Indart Dorrego, habían sido retirados de la bóveda familiar y que sólo los restituirían bajo una condición: “si ustedes quieren ser condescendientes con nosotros... ”

Con más claridad, lo que estos individuos pretendían en el término de 24 horas eran dos millones de pesos, "si quieren que los restos de su finada madre sean devueltos intactos al santuario mortuorio de la familia, donde han sido sacados, sin que nadie sepa de lo ocurrido, se lo juramos".
En forma detallada los ladrones de huesos señalaban los pasos a seguir. Al final de la carta firmaban apodándose "los Caballeros de la Noche". Esta carta estaba dentro de un cajón de madera ordinario, donde debía colocarse la suma pretendida.

Al ver a su tía tan exaltada, los sobrinos de Felisa se acercaron al cementerio de la Recoleta y constaron la desaparición del ataúd de la "nonna".
No obstante, sin investigar demasiado, advirtieron que los restos habían sido depositados sin daño alguno en la bóveda vecina de la familia Requijo, la cual tenía el candado violentado.

Avispados de este chantaje, la familia decidió seguirle el juego a los secuestradores, no sin antes dar aviso a la policía y llenar el cajoncito del "dinero" con papel de diario.

Así llegaron hasta la estación de Retiro, donde el cofre pasó a manos de otro hombre que emprendió viaje rumbo al norte.
Sin más vueltas detuvieron al hombre y lo interrogaron, confesando que él tenía que tirar el cajoncito a la playa del arroyo Maldonado.
Persiguieron a los que aguardaban el dinero y todo culminó con la detención de los miembros de los "Caballeros de la Noche".

Metejon de Barrio manteniendo la identidad porteña!

En la foto, la residencia Miró, que se ubicaba donde hoy se encuentra la plaza Lavalle (demolida).


BUSCANDO UNA INFANCIA FELIZ

La Ciudad Infantil no era un parque de atracciones aunque alegró la vida de miles de niños. Este era un refugio seguro para chicos cuyos padres enfrentaban grandes dificultades para cuidar a sus hijos y necesitaban una ayuda de corto o largo plazo.

El lugar fue inaugurado por Eva Perón en 1949 y funcionaba de una manera muy parecida a los Hogares Escuelas, con niños que venían diariamente de sus casas y también con niños residentes. Albergaba a los niños de dos a siete años y su capacidad máxima era de 450 niños; el promedio era de 300, entre residentes y externos.

La finalidad del lugar era integrar los niños marginados a la sociedad, prepararlos para la escuela primaria y ayudarlos a integrarse al grupo por medio del juego.

Cuando los grandes recuerdan a la Ciudad Infantil, recuerdan su "ciudad miniatura" hecha para chicos: los chalets, una plaza con fuente de agua, la escuela, la municipalidad, la iglesia de estilo nórdico con sus vitraux, la estación de servicio y los pequeños conductores que venían a llenar los tanques de nafta, la prefectura donde los que no respectaban las reglas de tránsito venían a pagar sus multas, el banco y las tiendas (farmacia, verdulería, almacén) y el pequeño arroyo azul cielo que serpenteaba por la ciudad...
En la Ciudad Infantil, todos tenían la posibilidad de ser intendente, banquero, farmacéutico o maestro, pero sólo por un día. Se cambiaban los trabajos para que cada niño pudiera cumplir diferentes roles dentro de la comunidad.

La ciudad entera ocupaba dos cuadras, una cuadra era un parque arbolado diseñado para niños, con toboganes, calesita, un tren eléctrico y otros juegos. En la otra cuadra estaba el edificio principal con las oficinas administrativas, una clínica, las salas escolares, un comedor con capacidad para 450 niños, cuatro dormitorios con capacidad para 110 niños, un teatro, un circo, y un gran vistíbulo. Afuera estaban los solarios, la pileta de natación y la ciudad en miniatura.
Las paredes del edificio principal estaban decorados con los dibujos de los cuentos de hadas: Caperucita Roja, la Cenicienta, los Tres Chanchitos, los animales del circo, etc.

La ropa de los niños venía de las mejores tiendas de Buenos Aires y se cambiaba cada cuatro meses.
En el verano, los niños iban a las colonias de vacaciones del Hotel para Niños en Chapadmalal donde muchos de ellos pudieron jugar en el mar por primera vez.

Después del golpe de estado de 1955, los niños residentes fueron desalojados y el establecimento convertido en jardín de infantes. En 1964, la ciudad miniatura fue destruída para construir una playa de estacionamiento.

Afortunadamente y desde hace muchos años en el lugar funciona la sede del Instituto de Rehabilitación Psicofísica (I.R.E.P.). El lugar atiende unos 32.000 pacientes por año, el 70% de los cuales no cuenta con obra social ni cobertura privada de salud. Allí se realizan 600 cirugías de alta complejidad y se reciben en internación unas 700 personas anualmente.

El sitio es Monumento Histórico Nacional desde 1988.
Dirección: Echeverría 955 - Belgrano


lunes, 10 de diciembre de 2012

EXTRAÑAS DISPOSICIONES MUNICIPALES

Existen en la historia de Buenos Aires numerosos registros de ordenanzas en desuso que hoy pueden provocar alguna sonrisa, pero que en su momento quizás hayan requerido la imposición de una multa.
A continuación refrescamos algunas ordenanzas para tener en cuenta, a fin de evitar problemas con la ley:

*ORDENANZA SOBRE LA VENTA DE PAN

"Cada pan llevará la marca del panadero que lo elabore..." "...La marca deberá ser registrada en la oficina de contraste, bajo la pena de 500 pesos de multa"

*ORDENANZAS SOBRE CASAS DE TRATO

"Si en alguna de las casas de trato donde se venden licores se encontrase algún ebrio, el dueño de ella será condenado a una multa de 100 pesos la primera vez, 300 por la segunda y 500 por toda reincidencia dentro de un año de la primera infracción"

*MEDIDAS HIGIENICAS

"Siendo provechoso mantener limpia la piel y facilitar la transpiración, no debe descuidarse el uso de los baños tibios. Se debe procurar la mayor regularidad en las funciones del vientre.
Se ha de evitar el abuso de purgantes fuertes, como las píldoras drásticas y otras que a la vez de producir el efecto evacuante, originan enfermedades inflamatorias de los órganos digestivos.
De quince en quince días o cuando se sienta la más leve indisposición en el estómago o en el vientre, se deben tomar ligeros purgantes tales como el cremor tártaro, las limonadas gaseosas y de Rogé, el aceite de castor, etc"

*ORDENANZA PROHIBIENDO LA VENTA DE FRUTA VERDE
"Las frutas que se venden en los mercados, plazas, calles, puestos, etc para el consumo de la población deberán ser sanas y maduras. Los que faltaren a esta disposición serán penados con la multa de 50 pesos, decomisándoles además la fruta mala"

Fuente: Memoria de la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires - 1861


SACANDOLE "VIRUTA" AL ADOQUIN

Una de las cosas más pintorescas de Buenos Aires son sus adoquines. 

Aquellos cubitos imperfectos que hacen que el "tachero" avispado vaya por otra calle para no romper el tren delantero del auto...  
Aquel patrimonio vendido para revestir algunas entradas de residencias importantes...

Pero... cual es la historia del "adoquin"?

En el año 1888 el municipio porteño firmó un contrato con la Sociedad Franco-Argentina de afirmados de madera, para tapizar 200 cuadras a razón de 7,70 pesos oro el metro cuadrado. El 10% de ese valor de adoquin estaba destinado a la manutención del adoquinado durante 10 años por parte de la constructora.

En vez de recurrir a la piedra de Colonia (Uruguay), se prefirió la madera, algo que no se encontraba en Buenos Aires. Los adoquines fueron de pino de Suecia y de las Landes, de 20 centímetros de largo, asentados sobre una base de hormigón de piedra y cemento de Pórtland.
Pero hubo un problemita: la madera resultó de baja calidad y el plan fracasó.
Luego aparecieron los adoquines de piedra.
A comienzos de los 1900, las exportaciones suecas estaban en pleno aumento pero todavía no había una demanda suficiente para llenar los barcos que llegaban a América del Sur.
 

El propietario cada buque traía productos para comercializar por su cuenta, corriendo el riesgo de no poder vender nada en el puerto de destino.
Los productos suecos más fáciles de colocar en el mercado eran el hierro y los artículos de madera, pero también se vendían muebles de hierro fundido, herramientas, cerveza rubia y negra, ponche (destinado a los “sedientos” suecos que vivían en el exterior), botellas de vidrio y alquitrán.

Como en los barcos sobraba lugar, esto motivó que se llevaran piedras.
El granito de Bohuslän se usó no sólo como basamento del puerto sino también para construir un rompiente de olas cerca del Yacht Club Argentino en la Dársena Norte.

Los adoquines suecos eran rosados y pequeños en contraste con los que en algún momento aparecerían provenientes de la prisión de Martín García, toscos, grandotes y grises. Estos últimos son los que perduran en nuestra querida Buenos Aires.

Como siempre, Metejon de Barrio le saca viruta al adoquín!


domingo, 9 de diciembre de 2012

VOS PIBE, FUMA!

Entre los años 1885 y 1900 se fundaron en Buenos Aires alrededor de 10 fábricas de cigarrillos. Una de ellas, quizás la más exitosa del momento fue "La Popular".


Su dueño era un uruguayo llamado Juan Posse, quien desde adolescente se dedicó al negocio del tabaco, primero como empleado y luego como empresario.


A los 20 años abrió una tabaquería en Florida y Lavalle, a la que bautizó "La Popular".

Para principios de 1890, su producto tenía una venta de alrededor de 400.000 cajitas al mes. Sin embargo y aún con gran éxito, el negocio daba pérdida.

Fue así como enterado de que la competencia adulteraba su tabaco de calidad con tabaco barato, los denunció por adulteración de marca.

En 1892 abrió su fábrica en el barrio de Almagro. El edificio estaba caracterizado por tener escudos heráldicos en sus muros y una torre con reloj, lo que lo hacía parecer más a un castillo renacentista que a una empresa.

En esta fábrica también se produjeron otras marcas importantes tales como: La Proveedora, Cigarrillos 43, Centenario o París.

En aquel tiempo, era muy común que las tabacaleras organizaran sorteos entre sus consumidores. Así, juntando una cantidad determinada de cajitas y enviandolas por correo a la fábrica, se participaba de sorteos de alhajas, relojes u objetos para el hogar.

Sin embargo, Juan Posse duplicó la apuesta: con su éxito económico se convirtió también en empresario inmobiliario. Fue así como adquirió tierras en lo que hoy es la localidad de Mariano Acosta. La historia cuenta que Posse loteaba tierras y las sorteaba entre los consumidores de su marca.

Actualmente donde funcionaba la fábrica (México y Maza) existen canchas de fútbol 5, no obstante el inmenso edificio continúa en pie.


Fuente: Nicolas Ricatti - El Estandarte Porteño


LOS LOCOS DE PALERMO

No es nada nuevo decir que la figura del polémico Don Juan Manuel de Rosas sigue generando amores y odios luego de ya casi 200 años.

La particular historia que traemos a continuación, cuenta de la existencia de cuatro locos que vivieron durante muchos años en el Caserón de Palermo: el Gran Mariscal Don Eusebio, el Reverendo Padre Viguá, El Loco Bautista (mulatos todos ellos) y el último, conocido como El Negro Marcelino.

De ellos, el que más se destacaba era el Gran Mariscal Don Eusebio, quien tenía carta blanca para decir la mayor insolencia al personaje más encumbrado (previa autorización de su jefe)
Rosas festejaba ruidosamente esas procacidades, y la víctima no tenía más remedio que aguantarlas por no disgustar a don Juan Manuel. El loco se había identificado tanto con Rosas a punto de adivinar en una mirada, cuál de las personas presentes le era la más antipática al Brigadier, y sobre ello volcaba sus sátiras ofensivas.

Eusebio se acercaba a la persona, la miraba con fijeza, y se ponía a hacer burlas de su vestimenta o de sus formas físicas. La víctima, sin atreverse a protestar, sonreía y sufría, guardándose para sí y masticando bronca.
Rosas luego le pedía al loco que cese con su burla, pero éste en vez de obedecer, las duplicaba. El bufón seguía hasta que la víctima quedaba completamente humillada.

Otras veces, Rosas mandaba a don Eusebio con un bonito uniforme, para que entretuviera a visitantes recien llegados mientras él demoraba un momento. Detrás de las paredes Rosas se escondía a reírse del arribado, el cual no entendía absolutamente nada.

Cuando Rosas no tenía con quien divertirse, los locos eran sus víctimas.
Así pasaba por ejemplo con el mulato apodado "Reverendo Padre Viguá". Cuando Rosas lo encontraba en algún grave delito de torpeza, le daba de rebencazos, y el loco recibía los golpes con recogimiento y sin la menor protesta.

El Loco Bautista era menos gracioso, por hallarse próximo al estado demencial. Rosas lo empleaba como víctima pasiva de sus diversiones. Se ha escrito que era el preferido para que "le insuflaran los intestinos por medio de fuelles y hacerlo luego montar con espuelas", o bien para hacerle arrancar los pelos de la pelvis por medio de "pinzas"...

El Negrito Marcelino completaba la tetrarquía de los bufones familiares. Este último era habilidoso para desempeñarse en los mandatos insolentes y en las raterías domésticas. El loco apodado "Padre Viguá" acostumbraba valerse de Marcelino para ejecutar pequeñas estafas, de las cuales nadie reclamaba temiendo el enojo de Rosas.

En la foto, un retrato del Padre Viguá, uno de los locos de Rosas.