lunes, 24 de febrero de 2014

DOS MANJARES BIEN PORTEÑOS
 
A veces la curiosidad despierta el apetito.
Es por ello que traemos a continuación la historia de dos recetas bien porteñas: Los sandwich de Miga, y el famoso "Postre Vigilante".
 

    El Sandwich de los Ingleses

Quizá ni en París, ni en Roma, ni en Nueva York, se jacten de haber creado un manjar tan simple y rico como los sandwiches de miga, un invento que algunos han tomado como propio.

La leyenda cuenta que en la mismísima Confitería Ideal, de la calle Suipacha al 300, se reunía a principios del 1900 un grupo de ingenieros ingleses.
Extrañando su tierra y para intentar acercarse a los sabores de sus pagos, le pidieron al panadero de la confitería que les preparara un pan parecido al que añoraban.
Su deseo se cumplió y del horno salió el "pan de los ingleses", base de los sándwiches de miga.
 

    El Vigilante hambriento

Para algunos es algo demasiado sencillo...
Para otros... es un verdadero manjar

Se trata de dos trozos encimados, uno de dulce de membrillo o batata, más otro de queso portsalut o cremoso.
Los más clásicos lo llaman "Postre Vigilante", los simplistas "Queso y dulce", y los más rebuscados "Martín Fierro". Aunque los discriminadores del membrillo lo llaman "Fresco y Batata"

La leyenda cuenta que fue popularizado a partir de la década del 20, en un bar de Palermo en donde solían comer los "vigilantes" (policías).
Aunque otra, la más romántica de las leyendas, cuenta que las amas de casa ofrecían este postre al policía de la esquina, el cual comía de parado, mientras hacía su trabajo.


LA GARITA VIGILANTE

A principios del siglo XX, y ante el constante crecimiento del parque automotor, aparecieron en Buenos Aires garitas policiales para el manejo de la circulación.

Estas torrecitas se ubicaban en el cruce de las avenidas, donde un policía uniformado con mangas blancas dirigía el tránsito durante las horas pico. No había garitas en todas las esquinas, pero se las encontraba en los cruces de avenidas o calles de doble circulación, con tránsito intenso.


Las garitas contaban con quitasol para el reparo del sol y contra las inclemencias del clima.
Solía escucharse el estridente sonido del pito, acompañado por enérgicos gestos con los brazos y las manos, con los cuales los policías procuraban brindar agilidad en el desplazamiento vehicular y seguridad al cruzar la calle.


Después de dirigir el tránsito durante una hora, el oficial bajaba de la garita y continuaba con sus tareas de control en el barrio.


Metejon de Barrio manteniendo la identidad porteña!


domingo, 23 de febrero de 2014

¿ COMO SERA BUENOS AIRES EN EL AÑO 2080 ?

Mucho antes de la aparición de las películas y series de ciencia ficción, escritores y dibujantes de fines del siglo XIX y principios del XX se atrevieron a soñar. Desde revistas y libros, imaginaron cómo luciría la capital argentina en un futuro para aquel entonces… lejano.

En 1879, un escritor francés llamado Achilles Sioen visitó Buenos Aires. Fue aquí donde se inspiró y escribió un libro de ciencia ficción de tan solo 120 páginas reflejando el futuro de la ciudad en el año 2080.

Su historia era bastante simple: trataba sobre un joven administrador de una mina de cobre que viaja desde la Patagonia a Buenos Aires en la línea Sudamericana de ferrocarril que une el Estrecho de Magallanes con Río de Janeiro.

Mientras avanza a 360 km/h describe lo que ve: los trenes son superlujosos (llevan a 5000 pasajeros y tienen bibliotecas, capilla, un teatro y tiendas), el país es cosmopolita (idiomas como el francés, el inglés, el ruso y el chino son tan usuales de oír en la calle como el castellano) y Buenos Aires cuenta con 2.800.000 habitantes (Argentina tiene 30.000.000). 
 
Además, en el 2080 el espiritismo es considerado una ciencias exactas y el ateísmo, una rareza. La Boca se convirtió en el centro financiero porteño, un gran “sol eléctrico” ilumina la ciudad durante la noche sostenido por una estatua de Prometeo, el Riachuelo fue ensanchado y profundizado y se encuentra flanqueado por un gran bosque. Por hilos grafotelefónicos subterráneos se recibe en las casas los sonidos de los teatros, Europa es un solo país y las guerras han terminado. Y, curiosamente, la soltería es considerada un vicio inmoral, el matrimonio es obligatorio a partir de los veinte años; los piropeadores son mandados a prisión por un Consejo de Ancianos; hay condenas de tres años de trabajos forzados para aquellos novios que no concretan el matrimonio luego de ocho días de iniciado el noviazgo y las mujeres no tienen iniciativa individual y son sumisas a sus maridos.

Sin embargo otros como el diario Crítica en 1927 fueron un tanto más realistas:
“En el año 2177, Buenos Aires será una ciudad fantástica de cientos de pisos de altura, repleta de hangares para las monstruosas naves del espacio. Proyectiles-vagones llevarán pasajeros de América a Europa en minutos. El transporte de energía, sonido e imagen se hará por conductos inalámbricos. Las ciudades no constituirán el refugio del hombre. Como los rápidos medios de locomoción suprimieron las distancias, los seres humanos elevarán sus viviendas en las montañas, en los desiertos canalizados y convertidos en jardines mediante la electricidad aplicada a la agricultura”.

Todos ellos fueron grandes idealistas.
Muchos lamentablemente no han tenido la posibilidad de conocer el caos actual en la agitada y por momentos insostenible Reina del Plata.

Metejon de Barrio le saca viruta al adoquín!
CUANDO LOS "PIBES" SE DIVERTIAN DISTINTO

Cuesta entender el paso del tiempo, la modernidad, la globalización... por lo menos a los más grandes.
Pero también a los más chicos les cuesta entender una vida sin Play, sin celular ni internet.

Hace rato en nuestra ciudad se dejó de jugar en la calle, exceptuando algunos barrios que ya son contados con los dedos de la mano.
Hoy, a esta nueva generación les aburriría jugar a la "ruedita", a "las bolitas", a la "tapadita", al "carrito de rulemanes" y a otros innmerables juegos para salir al aire libre. Tiempos distintos. Juegos distintos.

El siguiente relato nos ubica en el barrio de Flores, y nos propone reflexionar sobre los cambios en nuestras costumbres. Quizás antes los chicos se divertían... con cualquier cosa.

"... Pasados unos pocos años de la inauguración de la Usina de las Basuras de Flores, la zona circundante se fue urbanizando hasta formarse un compacto conglomerado de casas de familia. Entonces se alambró todo el perímetro del predio donde había sido edificada con el fin de evitar la entrada de gente extraña a la planta.

Pero siempre existió algún “estratégico” agujero en el tejido por donde se introducían los pibes del barrio, sobre todo por el frente que daba a la calle Lafuente que estaba menos vigilado.

Ellos ingresaban en esa “zona prohibida a toda persona ajena” para deslizarse por un terraplén que, dadas las características topográficas de la zona, había quedado en el interior del predio.

Lo hacían sentados en un viejo guardabarros de algún Ford o Chevrolet que recogían previamente en el vaciadero de basuras ubicado en las proximidades de la calle Lafuente y las vías del ramal al Riachuelo del Ferrocarril del Oeste, por donde hoy corre la avenida Perito Moreno. El guardabarros se invertía y era utilizado a manera de trineo, pero antes debía acondicionarse la “pista”. Para esto último, los chicos orinaban abundantemente su recorrido facilitando así un deslizamiento más rápido.

Este corto viaje, que se iniciaba en la parte más alta, terminaba a menudo con algunos raspones si los precoces conductores no atinaban a tirarse a un costado antes de que los frenara el alambre tejido.

No sólo guardabarros abollados y oxidados servían a estos fines, sino también otros tipos de elementos, como “chatas” enlozadas de hospitales, palanganas y recipientes parecidos que también se conseguían en el cercano basural.

Eran años en que los juegos callejeros estaban a la orden del día y la inventiva infantil tenía un papel protagónico. Otras épocas, otras calles..."

Fuente: Hist. Angel O. Prignano
La foto es ilustrativa.


Metejon de Barrio le saca viruta al adoquín!
 
 
GUAPOS DEL TANGO: EL "PIBE" ERNESTO

Ernesto Ponzio había nacido en Uruguay en 1885 en el seno de una familia muy humilde, que pronto se radicó en Buenos Aires.

Al morir su padre, Ernesto, que cursaba estudios de violín en el conservatorio Williams, debió suspender el aprendizaje.
Fue así como tuvo que salir a trabajar. Y lo hizo tocando en lugares de lo más insólitos: en tranvías, con el permiso de los conductores; sobre una barranca en el Paseo de Julio, contratado por unos carteristas que aprovechaban para "meter los garfios" entre el público; y en cantinas, salones y burdeles, de los cuales se destacó "Lo de Hansen".

Al "Pibe Ernesto" como lo conocían en el ambiente, le gustaba la bebida, llevaba una vida desordenada, y portaba siempre un revólver en la cintura.

En una de esas noches bravas de tango, una patota le exigió que tocara valses, mientras estaba tocando su tango "Don Juan". Fue así como Ponzio ordenó a sus músicos que igualmente siguieran tocando. El ejecutaba su violín, mientras sostenía entre sus manos el "bufoso" que lo respaldaba. Finalmente logró abortar la gresca.

Sin embargo, en 1924 su revólver le jugó una mala pasada.
Mientras jugaba a la taba en el barrio Pichincha de Rosario, hubo una discusión con su contrincante, Ponzio desenfundó nuevamente su revólver y disparó, dándole en el pecho a un tercero que nada tenía que ver, hiriéndolo de muerte. Ponzio fue condenado a veinte años de reclusión en el penal de Ushuaia.

Cuatro años más tarde, gracias a sus contactos con caudillos políticos, el pedido de indulto funcionó y en 1928 volvió a respirar el aire porteño. Continuó siendo una personalidad muy estimada en el ambiente artístico, pero su carrera fue declinando por falta de disciplina de trabajo.

Murió en 1934, víctima de un aneurisma del corazón.

Del "Pibe Ernesto" no quedaron grabaciones propias y se desconoce si participó en registros de otros conjuntos.
Sin embargo, afortunadamente quedó un registro fílmico en la película Tango! de 1933, donde se lo puede ver tocando el violín junto al "Cachafaz" en pista, mientras suena "El entrerriano".

VIDEO: http://www.youtube.com/watch?v=n-rnv48R81U

Metejon de Barrio una suricata curiosa!

ESPIANDO POR LOS TABLONES DEL MUELLE

El Río de la Plata es uno de los más grandes del mundo. Del lado oriental es alto y del lado Argentino demasiado bajo. Generalmente está expuesto a vientos de sudestada que arrastra sedimentos hacia nuestra orilla.

Desde los orígenes de Buenos Aires, el río se convirtió en un refugio natural contra los asedios. Este no es el caso del lado Oriental, en donde tuvieron que construir murallas. La ubicación de la ciudad y esta defensa natural, hacía que nadie se preocupara por el fuerte, que en un principio estaría construido de barro, paja y madera.

Pero así también como defendió de los ataques, produjo grandes dolores de cabeza a numerosos marineros.

Exceptuando los barcos de pequeño calado, y ante el miedo de encallar, el resto de los barcos desembarcaba pasajeros en pequeñas barcazas y luego hacían trasbordo en carretas tiradas por caballos hasta llegar a la orilla. Así era como los viajeros arribaban a Buenos Aires por lo menos hasta 1855, cuando se construyó un muelle de desembarco.
 

Este muelle de pasajeros, tenía un piso de tablones separados por unos centímetros, lo cual despertaba la tentación de ciertas personas y niños, como lo acontecido el 26 de marzo de 1869 y asentado en el Libro Diario de la Ayudantía del Puerto: "Dos individuos que no quisieron dar sus nombres pagaron 50 pesos de multa por cada uno por hallárseles bajo el Muelle de Pasajeros mirando a las mujeres que paseaban y a don Antonio Bonafuz por igual delito la misma multa. Firmado G. Goyena"

Uno de los viajeros que dejaron impresas sus apreciaciones respecto al Puerto de Buenos Aires fue el viajero inglés Williams Hadfield, quien publicó un libro en Londres en el año 1952 y en donde contaba:

"…En varios aspectos, la apariencia de la ciudad no es muy halagüeña. Después de esperar durante dos horas al oficial, pudimos al fin desembarcar, y ¡que desembarco!, peor, seguramente, que el que encontraron los españoles en su primera visita, porque desde entonces, montones de barro petrificado se han ido acumulando en la orilla, formando verdaderas rocas, y los botes están obligados prácticamente a buscar a ciegas el camino, llegando tan cerca como es posible de la tierra. Más el procedimiento común para el desembarco de los viajeros es el ser llevados fuera del barco en una gran carreta abierta tirada por dos caballos, frecuentemente con el peligroso riesgo de caer al agua y verse empapados…".

Pero claro, el problema era de infraestructura… Algo bueno tendría que tener nuestra Reina del Plata:

"…Nada más calamitoso que ese desembarco, en una de las más hermosas ciudades de América, que no posee un solo desembarco, Muelle o Dique, aunque sí, un paseo muy hermoso situado en la margen del río y que sirve de solaz, siendo sin embargo muy poco frecuentado…".

"La vista del Puerto de Buenos Aires desde las azoteas de las casas es muy pintoresca. Se divisan barcos, tan lejos como alcanza el ojo humano. A la izquierda, hacia Palermo, se levantan numerosas residencias de muy hermoso aspecto; a la derecha, está el antiguo fuerte, luego la Aduana, depósitos de almacenes de diferentes clases; más allá lo que se llama la Boca, entrada de un pequeño río donde gran cantidad de barquichuelos cargan y descargan en perfecta seguridad. Pero algunas veces se dificulta esta operación por la acumulación de arena en la boca del río..." "... Es asombroso como puede llevarse a cabo cualquier clase de comercio con tanta desventaja…"

En imagen, "Desembarco con Río Bajo" Litografía de Juan León Palliére, circa 1860

Metejon de Barrio manteniendo la identidad porteña!
 
 
LA "VIEJITA" DEL MOROCHO

Muchos de nosotros, tenemos una imagen muy similar de Gardel en la cabeza.
Ese tipo con linda sonrisa, amigazo, varonil, de hablar "Gardeliano", siempre con alguna "pebeta" cerca...
Sin embargo en la vida real ¿Cómo le hablaría el "Zorzal Criollo" a su propia madre?

“… Estas son las novedades que tengo para contarte, seguiría hablándote una semana, pero sería siempre de lo mismo: trabajo, ya ves que puedes estar tranquila y contenta, pues no pienso en otra cosa..."

"... Espero que siempre me escribas contándome todas tus cositas que siempre las leo con todo cariño acordándose de mi viejita que tan lejos está ahora pero que pronto estará muy cerca, y algún día no muy lejano, para no separarnos más, y pensar solamente en nuestros buenos “piacheres” en compañía de buenos amigos, como dos viajeros que llegan al puerto de destino, después de haber batallado por la vida. Qué le vamos a hacer: si hubiéramos heredado!!! Entonces tal vez no te querría tanto, ni pensaría tanto en trabajar para nuestra tranquilidad…”

"... Querida viejita: aquí me tenés como siempre, muy contento porque sé que estás bien y contenta. ( ...) Yo gracias a Dios (toco madera), me encuentro muy bien de salud, de espíritu y de trabajo, todo muy importante en estos tiempos. Bueno mamita, ya sabés, saludá a todos de mi parte. De mi viejita no puedo decir nada pues cada vez la encuentro más guapa y fuerte, total todavía nos quedan 50 años de vida a cada uno...”


 
Carta escrita por Carlos Gardel a su madre (Fragmento). Nueva York, 13 de febrero de 1935. Está escrita a máquina, pero la despedida es a puño y letra.

Este es el humilde homenaje de Metejon de Barrio a un tipo porteño, como cualquiera de nosotros. Salú Carlitos!

EL LOCO DEL SUBMARINO (año 1810)

En 1810, un norteamericano llamado Samuel Williams Taber, llegó a Buenos Aires enterado de una Revolución que se estaba llevando a cabo.

El muchacho se presentó en el fuerte, donde expuso a los miembros de la Primera Junta los planos de un artefacto "submarino" que serviría para atacar a la flota realista en Montevideo.

Su invento era una especie de tortuga de madera con un taladro en la punta con el que Taber pensaba perforar el casco de los buques enemigos en el puerto de Montevideo, a efectos de colocar en esos agujeros... explosivos.

La Junta rápidamente designó un cuerpo especial para que estudiara los planes de Taber. Esta comisión estaba integrada por Cornelio Saavedra y Miguel de Azcuénaga, quienes mediante un informe secreto aprobaron la posibilidad de volar los polvorines flotantes de la armada española.
 
En menos de quince días comenzó la construcción del “proyecto Taber” submarino que estaría financiado enteramente por su inventor.

Pero al poco tiempo de iniciarse los trabajos, Taber cayó preso en Uruguay mientras intentaba espiar a los realistas, acusado de sobornar a soldados. Liberado, regresó a Buenos Aires un año después.

Finalizada la obra, la embarcación medía de 8 a 10 metros de largo, estaba pintada de negro y marcada con una letra “T” en blanco. Sus partes fueron colocadas en un gran cajón de madera de pino, también marcado con una letra “T”.

El 21 de octubre de 1811 Taber solicitó permiso para trasladarse a la Ensenada de Barragán con todo el equipamiento, a efectos de armarlo y probarlo en aguas del río. Esto era necesario, porque el bajo calado de las aguas del puerto de Buenos Aires, hacía imposible la navegación del artefacto. Además, hubiera llamado la atención de todos y no faltaría un soplón que informara a los realistas.

Sin embargo, Taber jamás llegó a Ensenada, porque antes que la pesada carreta iniciara su travesía, el 22 de septiembre de 1811, cayó la Junta Grande.

A los miembros del primer triunvirato les pareció arriesgada la idea del norteamericano y la descartaron. Jamás se supo adonde fue a parar el cajón con las partes del submarino.

Taber siguió durante 1812 con sus espionajes en Chile, y en 1813 murió cerca de Buenos Aires, víctima de tisis.

Los planos del submarino de madera desaparecieron, y la tortuga de Taber jamás pudo participar de la guerra de la independencia. Y aunque legó todos sus bienes a la Junta Revolucionaria, actualmente ninguna calle o plaza recuerda a este visionario precursor, que puso su vida y sus bienes al servicio de su país de adopción.

Metejon de Barrio una suricata curiosa!
 
 
LOS JUEGOS OLIMPICOS DEL CENTENARIO
 (bien aporteñados)

Como parte de los festejos del Centenario de la Revolución, en el año 1910 Argentina llevó adelante el espectáculo denominado “Juegos Olímpicos del Centenario”. La organización recayó sobre la Sociedad Sportiva Argentina, que no sólo reunía a lo más exclusivo de la sociedad porteña, sino que era la entidad deportiva más importante del país.

Los Juegos se extendieron durante una semana en 3 sedes: Belgrano Athletic Club, Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires y por supuesto, la Sociedad Sportiva, que tenía su estadio en donde actualmente se encuentra el Campo Argentino de Polo.

Este evento deportivo estuvo bastante lejos de ser un Juego Olímpico como los actuales. A él llegaron atletas de diferentes países (Brasil, Uruguay, Bélgica, España, Francia, Inglaterra, entre otros), que no conformaron delegaciones oficiales. Tampoco las competencias tuvieron reconocimiento de alguna federación, por lo que es practicamente imposible conseguir resultados.

Una de las máximas atracciones del evento, inaugurado oficialmente por Figueroa Alcorta, fue la presencia del corredor Dorando Pietri. Este atleta nacido en Italia y pastelero de profesión, pasó por Buenos Aires logrando un tiempo de 2 horas 38 minutos 49 segundos. Segundo terminó el español Antonio Creuz y tercero el argentino Aníbal Carraro.

El fútbol participó en la celebración, aunque no como parte de los Juegos. Se disputó días más tarde en la Sociedad Sportiva un triangular en el que participaron Chile, Uruguay y Argentina, siendo este último campeón invicto. Este torneo denominado “Copa Centenario Revolución de Mayo 1910” se toma como el antecedente de la actual Copa América, el certamen continental de selecciones más viejo del mundo.

La celebración generó muchísima controversia. La noticia de su realización llegó a oídos del baron Pierre de Coubertin, presidente del Comité Olímpico Internacional, quien se enojó por la utilización del nombre “Juegos Olímpicos” sin su autorización.

Sin embargo, en aquel entonces, a Argentina no le importaría demasiado...
Era una potencia.

En la foto: Doranto Pietri, una de las atracciones en los Juegos Olímpicos del Centenario.

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domingo, 16 de febrero de 2014

CHUENGA DE BUENOS AIRES


Aunque para algunos era casi un “semi-dios” lo llamaban “Chuenga”

Mítico personaje de Buenos Aires, vendedor de profesión desde los años 30, Chuenga aparecía en cualquier evento deportivo: carreras de bicicletas, maratones, picaditos, festejos patronales, carreras de embolsados, etc. 


Y los domingos, era fija encontrarlo en los estadios de fútbol. Muchos lo vieron en el Luna Park, en inauguración de la cancha de Vélez, en Parque Avellaneda, en Defensores de Belgrano casi como hincha, o siendo asiduo del Gasómetro de Avenida La Plata. Bastaba con gritar “Chuenga” y que el tipo apareciera.

Vendía caramelos que él mismo fabricaba. Era un caramelo blanco amorfo con algunas vetas de diferentes colores, pero duuuro como una piedra! A su invento le puso de nombre "chewing gum", lo que en inglés significa goma de mascar. Pero el nombre original se fue acriollando hasta convertirse en “chuenga”.


Y si uno deseaba comprar sus caramelos, para él daba lo mismo que le pagasen 10 o 50 centavos, la medida clásica era un puñado que sacaba de una gran bolsa.


De pelo naranja y pullovers o remeras llamativas, pregonaba su arte al grito de “chuengaaaaa, chuengaaaa”. Algunos decían que Chuenga había hecho fortuna, o que vivía en un palacio, o que andaba en los mejores autos, o que había vendido por millones su fórmula empalagosa a Estados Unidos…


Lo cierto es que se llamaba José Eduardo Pastor y no era “semi-dios” porque se nos fue en el 84’. Era de Floresta, un tipo sencillo con casa modesta que viajaba en colectivo, pero que supo alegrar y ganarse el corazón de varias generaciones de porteñitos.


Metejon de Barrio manteniendo la identidad porteña!


HANNIBAL EN BUENOS AIRES

Durante el año 1936, la comunidad de Cayastá en la provincia de Santa Fé se vio conmocionada tras la noticia de un caso de secuestro y violación seguida de muerte, sumado a una práctica de... canibalismo.


En el mes de mayo de ese año, la policía santafecina tomó conocimiento de la desaparición de un menor de sólo 11 años llamado Eusebio Lugones. La pista indicaba que el menor pudo haberse ido en una canoa con un desconocido de más o menos 40 años.


Días después, la policía encuentra una persona mayor armada con una escopeta. Su nombre era Aparicio Garay y presentaba rasgos de desequilibrio mental.


En la morada del sospechoso, la policía encontró restos de intestinos, los cuales aparentemente eran producto del carneado de un animal.

Sin embargo, luego de su detención, Aparicio confiesa "que las tripas encontradas el día anterior en el costado sur del rancho pertenecían al menor Lugones, a quien él mismo asesinó de un tiro cuando quiso escaparse en su canoa". Confiesa, también, haber tirado el cuerpo en pedazos chicos frente al rancho y, posteriormente, haber quemado su ropa. Allí se secuestra una hebilla y se observan señales evidentes de la quemazón.


Tras varias horas de búsqueda, se encuentra el cuerpo a 6 metros de la orilla. La parte correspondiente al cráneo del menor estaba serruchada en la parte frontal y en las mandíbulas. Tambien se incautaron huesos completamente desprovistos de carne y serruchados en su totalidad.


Garay sin desparpajo confesó que el chico estaba enfermo de los intestinos y que él lo curaba con yuyos. Finalmente, logro engordar al chico lo suficiente como para obtener 6 litros de grasa, los cuales conservó en una damajuana, y el resto lo utilizó para engrasar fierros, pero como no le resultó útil, lo guardó para venderlo como aceite.

Después de haber tirado los huesos al río, le dió un poco de carne a los perros, a los que les gustó la “carne cristiana” (sic), y lo demás lo colgó en ganchos. Un poco de los restos los fritó con grasa (también obtenida del cadáver del niño) y se señaló la parte de los muslos, agregando que, una vez que el paladar se acostumbró a ese sabor lo comió, pero que al principio no le gustaba. Refirió, inclusive, que el mismo día que mató al menor arrojó todo al río y a la noche durmió tranquilo.


El juez de la causa lo encontraría culpable, y ordenaría su reclusión en el "Hospicio de Las Mercedes" de la Ciudad de Buenos Aires, en un establecimiento adecuado para su enfermedad. El mismo juez indicaría " es un sujeto senil, con delirios sistematizados, cuya evolución no puede precisarse”.


Tiempo después, se supo que Garay cometió otro brutal asesinato dentro del nosocomio porteño. Según sus propias declaraciones, mató a un compañero porque este "no lo dejaba dormir". A cada momento se levantaba de la cama haciendo un “ruidito” que le molestaba, por eso lo había seguido hasta el baño donde armado de un rastrillo, lo agredió hasta darle muerte.


Nunca más se supo de la historia de este extraño personaje que mantuvo en vilo a toda una sociedad, aunque casos como este siguen dando escalofríos, casi 70 años despúes.


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INFLUENCIA NAZI EN BUENOS AIRES

El períodico Deutsche La Plata Zeitung, fue mayor periódico en idioma alemán en América del Sur.
Creado en 1880 en Buenos Aires, tiempo después durante el surgimiento del III Reich, se convirtió en un diario pro-nazi.
Su fin era el de presentar una imagen positiva de Alemania, publicando notas "amistosas" en español, entrevistando a personalidades argentinas que habían visitado al Reich, o escribiendo artículos sobre la "maravilla técnica" del Graf Zepellin, cuando éste llegó a nuestras tierras.

Otra de las formas "Nazis" de persuasión en Buenos Aires, fue en la educación de los niños: casi la totalidad de los más de 200 colegios germano-argentinos seguían programas enviados desde Alemania, y utilizaban el saludo nazi y la esvástica.

La mayoría de los argentinos fue indiferente a la presencia nazi hasta 1938, cuando la opinión pública se volcó en contra. Hubo dos razones: el primero, el escándalo de enseñanza pro-nazi en las escuelas, y el segundo, el acto por el plesbiscito austríaco, el 10 de abril de 1938 en el Luna Park, al que asistieron 20.000 personas.
Tras ese acto, hubo peleas callejeras, quema de banderas nazis y ataques a comercios y casas alemanes.

La historia que sigue es de público conocimiento: aunque nuestro pueblo repudió fervientemente el régimen, no pudo hacer nada ante el arribo de criminales nazis exiliados, quienes tuvieron el apoyo de varios políticos Argentinos.

Dato para curiosos: el edificio de Av. Corrientes 672, obra del arquitecto Kalnay, fue la sede del Deutsche La Plata Zeitung

domingo, 9 de febrero de 2014

LOS "FIERROS" DE BUENOS AIRES

Durante la década de 1890 comenzó un proceso de transformación de algunas herrerías porteñas, las cuales pronto se convertirían en grandes talleres metalúrgicos.

Este impulso lo daba la gran demanda de construcciones metálicas para ferrocarriles, barcos a vapor, molinos harineros, máquinas agrícolas, edificios y frigoríficos. El crecimiento del consumo y la población de Buenos Aires, concentró en estas pequeñas empresas gran cantidad de obreros y de fuerza motriz. 


En los Talleres “Casa Amarilla” de Felipe Schwarz, se fabricaban estructuras metálicas, cajas de seguridad, calderas de vapor, herramientas y diversos tipos de máquinas. La fundición producía las piezas para los demás departamentos de la fábrica, y tirantes o columnas de hierro para la construcción de edificios. El hierro era fundido al estado líquido para ser transportado luego por medio de una grúa hasta los moldes donde era vertido. Este proceso de fabricación requería de la elaboración previa de los moldes de madera y tierra. También se dedicaban a fabricar máquinas para molinos, fidederías, curtiembres, fábricas de aceite, prensas hidráulicas, sierras de cinta para maderas, motores, tuberías, ascensores, trilladoras y desgranadoras.

En el taller de Eugenio Cardini se fabricaban muebles de hierro. Contaba con un horno con capacidad de fundir 20 toneladas de hierro que sólo era utilizado los sábados. En ese día un "maestro hornero" llamaba a todo el personal (75 u 80 hombres). Otra particularidad de esta casa era la fabricación de resortes y elásticos para los colchones de las camas. Era una sola máquina que retorcía, medía y cortaba el alambre.

Treinta años más tarde, aparecerían grandes industrias tales como la fábrica Vasena, popularmente conocida por los acontecimientos de la Semana Trágica de enero de 1919.
En una economía pujante, Vasena se convertiría en uno de los tres establecimientos más importantes en la producción de acero estructural para la edificación de los más imponentes edificios de Buenos Aires.

Fuente: Hist. Leonardo Cobián

 
En la foto, la sede de la fábrica Vasena en San Cristobal durante su apogeo (hoy plaza Martín Fierro)

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AQUELLOS "SUCESOS ARGENTINOS"

Si a fines de la década del 30 asistíamos al cine, “Sucesos Argentinos” tomaba la posta minutos antes del comienzo de cada película.

Sucesos Argentinos nació en agosto de 1938, cuando aún la televisión no existía.
La idea era clara: captar en imágenes los acontecimientos de la realidad nacional e internacional, y llevarlas a más de 800 salas diseminadas en todo el país.

Su creador fue Antonio Ángel Díaz, un empresario que por entonces era dueño de una agencia de publicidad y de la revista Cine Argentino.
Cada cortometraje era semanal, estaba rodado en blanco y negro, con una duración de 8 minutos. En él, se desarrollaban de 7 a 10 noticias deportivas, ecológicas, sociales, culturales, y hechos nacionales e internacionales.
En el inicio podía verse la imagen inconfundible de un jinete montando un caballo, aunque algunos suelen confundir a "Sucesos" con el "Noticiero Panamericano", el que tiene similares características fílmicas.

El gran valor de "Sucesos Argentinos" no solo es que fue el primero de los "noticiosos", sino que además supo llevar imágenes a miles y miles de espectadores, quienes pudieron conocer el rostro de personalidades políticas, culturales y del mundo del espectáculo que hasta ese entonces les eran desconocidas.

Para conocer más sobre este interesante mundo, pueden asistir al Museo del Cine "Pablo Ducrós Hicken", que cuenta con la colección más grande de cortometrajes de este noticiero, con seis mil rollos en su formato original de 35 mm.

Museo del Cine : Agustín R. Caffarena 51, La Boca
Horario: Lun a Vie de 11 a 18 hs.
Sáb, Dom y feriados de 10 a 19 hs.

 ¿Cómo era "Sucesos Argentinos"? 
Mirá este video de YOUTUBE


http://www.youtube.com/watch?v=T4445s6dlHU


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lunes, 17 de junio de 2013

UN ATENTADO... DUDOSO

En 1928 Hipólito Irigoyen asumió su segundo mandato presidencial.

Su primer gobierno había sido una cura reparadora de los males sociales que impedían a la Argentina convertirse en una democracia bien consolidada, pero esta segunda parte lo encontraba mas viejo. Tenía 77 años y carecía de energía y vivacidad para la toma de decisiones lo que comenzó a ocasionar su desprestigio y gran malestar social.

El 24 de diciembre de 1929 Irigoyen salió temprano de su casa ubicada en el barrio de Constitución. Al pasar frente al Hotel Tigre, de la calle Brasil 924, un individuo salió de un zaguán con revólver en mano y disparó cinco tiros contra el automóvil presidencial. El chofer zigzagueó, mientras los custodios comenzaban a repeler el ataque. En el tumulto, Irigoyen sale ileso y el agresor es muerto a balazos y golpes por la custodia.


Habrá dos versiones de este hecho, que nunca llegó a aclararse definitivamente. Según la primera versión, el auto de Yrigoyen fue atacado a balazos a cien metros de su domicilio por un italiano desequilibrado llamado Gualterio Marinelli, italiano de 44 años, residente en el país desde 1905, de profesión mecánico dental, con antecedentes anarquistas.


La segunda versión, señala que Marinelli—que hacía ya muchos años se había alejado del anarquismo— quiso entregar una carta al presidente de la Nación para solicitarle la reincorporación de un médico en un hospital barrial y que la custodia policial lo confundió con un agresor y lo mató a tiros.


La reacción de Yrigoyen podría hacer creer la segunda versión ya que el mandatario fue al hospital a ver el cadáver de Marinelli y luego resolvió que la Lotería Nacional le entregara a la viuda cien pesos mensuales. Parte de la leyenda cuenta que Irigoyen con gran dolor habría manifestado "Y yo que nunca hice mal a nadie!"


Lo cierto es que la vida útil del primer presidente radical se disfumaría tiempo después, con el golpe que daría fin a su mandato en 1930.


domingo, 16 de junio de 2013

DE CUANDO LAS TINTORERIAS NO ERAN JAPONESAS

Viajando en colectivo por Buenos Aires surgen varios disparadores para poder investigar sobre nuestra ciudad. Y uno de los últimos interrogantes fueron las tintorerías.
Todos tenemos la idea de la típica tintorería atendida por una familia japonesa... pero la pre-historia de estos negocios no dice lo mismo.

En la foto, podemos observar la primera tintorería de Buenos Aires. La misma estaba ubicada en Av. del Libertador al 200 (foto de 1870).

Las Tintorerías Prat, habían sido fundadas por Adrián Prat, un industrial destacado a comienzos de siglo XX. Había comenzado en 1863 con un capital de 10 pesos, sin embargo, su descubrimiento, una pócima limpiadora, lo hizo conocido en esos tiempos.

La "Loción Prat", que él mismo comenzó a vender en las calles luego de llenar frascos personalmente, era una mezcla de hiél de buey y agua de río que dejaba mal olor una vez evaporada.

En 1882 este vendedor de "hiél y agua" recibió una de las medallas de oro en la primera Exposición Continental llevada a cabo en la Plaza Once.

También Prat fue uno de los primeros en fabricar paños de tela. Así es como en su negocio se lavaba y limpiaba la lana, se cardaba e hilaba para darle luego un terminado. Para ello trajo operarios expertos y nueva maquinaria de Europa. Su fábrica fue uno de los primeros ejemplos del "fabrique nacional".
En una visita de mandatarios gubernamentales, mientras visitaban la empresa, grande fue el asombro, al ver que en dichas instalaciones se confeccionaban las telas para vestir a los ejércitos Argentinos.

En el álbum de la Unión Industrial Argentina de 1923 se menciona que la Tintorería Adrián Prat contaba con 25 sucursales en la Capital Federal y el interior. 
 
 
¿QUE HACER CON LAS "CHUSMAS DE BARRIO" ?

Si hubo un tipo que reflejó la realidad del porteño a principios del siglo XX, ese fue Roberto Arlt. Con un humor ácido, siempre intentó mostrar pinceladas tragicómicas de su realidad social.

Aqui traemos parte de una nota suya, en donde se mete en un tema "ponzoñoso" como las "chusmas de barrio" y que medidas gubernamentales habría que tomar para combatirlas:

"En todos los barrios, así como se han instalado surtidores de querosene y nafta, deberían ubicarse jaulas de madera con sólidos barrotes y varios loros parleros en su parte superior.
En esas jaulas se encerrarían por algunas horas a las comadres convictas y confesas de chismosas, a las vecinas peleadoras, a las que se dedican a escribir anónimos, a los maridos ausentes y a las que se comen las gallinas del prójimo"


Roberto Arlt - "Fantasticos proyectos para Modernizar a Buenos Aires" (fragmento) - Revista Don Goyo - 1926

viernes, 14 de junio de 2013

OLIENDO A NÁPOLES EN BUENOS AIRES
 
El 13 de junio de 1934, se inauguró el Mercado de Concentración Mayorista de Pescado en Barracas, un barrio que combinaba industrias y quintas. La idea de aquel Estado era la de controlar los precios de los productos que provenían principalmente del Puerto de Mar del Plata.
Ahí llegaba, a través del Riachuelo, toda la producción de pescados y mariscos que consumía la Ciudad de Buenos Aires.

El mercado contaba con instalaciones frigoríficas y una máquina elaboradora de hielo en escamas, que por esa época era única en Sudamérica.
La estructura tenía una calle central, a la cual podía accederse con vehículos donde funcionaban los diferentes puestos. Eran 8 naves cubiertas con techos a dos aguas. El estilo era principalmente Art-Decó, utilizando faroles y herrería.

Las actividades siguieron hasta 1983, cuando una Ordenanza trasladó todas las funciones al Mercado Central.
Desde entonces, y hasta 2001, ese lugar enorme quedó abandonado y con varios problemas estructurales.

Actualmente se encuentra totalmente restaurado y en él funciona el Centro Metropolitano de Diseño destinado a la creación y desarrollo de Pymes creativas.

Dirección: Algarrobo 1041

 

jueves, 13 de junio de 2013

COMO CONQUISTAR EL MUNDO... DESDE EL CAFE

El 4 de junio de 1801, el diario “El Telégrafo Mercantil” dió cuenta de un nuevo local que se abriría en la intersección de las calles De la Santísima Trinidad y San Carlos (actualmente Bolívar y Alsina): “Mañana jueves se abre con superior permiso una casa café en la esquina frente del colegio, con mesa de villar, confitería, y botillería. Tiene hermoso salón para tertulia, y sótano para mantener fresca el agua en la estación de verano”.


Al local se lo denominó “Café de Marco”, aunque algunos lo llamaban “Mallcos”. También se lo conoció como “el Café del Colegio”, porque estaba frente al Colegio de San Carlos.

 

Tenía dos billares, lo que le daba categoría y atraía a los jóvenes, pero era el lugar donde se reunían los hombres.

El local no tenía más adorno que dos espejos de regular tamaño. Los mozos servían de calzón corto, chaquetas y alpargatas. Se bebía, además de café y chocolate, vinos españoles, anís, agua con azucarillos, denominados “panales”, “agrio”, (o sea jugo de limón o de naranja, con agua y azúcar), y “sangría” (vino tinto, agua y limón).
El café también ofrecía a sus clientes el alquiler de un pequeño carruaje para los días de mal tiempo, en que se les hacía difícil volver a sus casas.

Habitualmente en horas de la noche no había parroquianos, sobre todo en invierno, excepto los grupitos de jugadores y noctámbulos. Los hombres de la colonia, que se casaban muy jóvenes, generalmente antes de los veinticuatro años, no iban a los cafés. Se quedaban en sus casas, o iban a algunas tertulias familiares. No era bien visto que el casado acudiese de noche a un café; y sólo en circunstancias extraordinarias se excusaba el hacerlo.


Toda discusión política, amistades y conquistas amorosas se planeaban en lo de Marco. También se redactaban algunos de los pasquines que a la noche eran arrojados por debajo de las puertas de calle incitando alguna que otra revolución.


El Café de Marco fue un apostadero de patriotas durante las invasiones inglesas y lugar de reunión de reunión de Mariano Moreno, Manuel Belgrano, Juan José Castelli, Vicente López y Planes, Bernardo de Monteagudo en vísperas de la Revolución de Mayo de 1810.

Luego de la fiebre amarilla, la concurrencia bajó notablemente y tuvo que ser cerrado en el año 1871.


QUE CHIFLETE!

Estufas a kerosene, hornallas, estufas eléctricas, tiros balanceados, A/C frío calor, losa radiante, paneles... distintos son los implementos que utilizamos actualmente los porteños para cuando hace frío.
Pero, ¿que se utilizaba allá por el 1800 para mantenerse algo calentito en el piso de tierra?
Una respuesta a ello nos la brinda el inglés Beaumont en su paso por nuestra ciudad allá por 1826-1827:

"...Pocas casas están provistas de hogares y chimeneas en Buenos Aires; por cierto, ninguna sino aquellas que han sido construidas en los últimos tiempos por los ingleses, y unas pocas incorporadas por los nativos a imitación de ellos...

"...La falta de chimeneas y ventilación en sus cuartos, los hace terriblemente húmedas y frías. Esto es corregido, insuficientemente por el uso del brasero, que consiste en un elemento de bronce de unas doce pulgadas (aproximadamente 30 cm.) de diámetro, ubicada en un marco de madera, unas seis pulgadas (aproximadamente 15 cm.) elevado del suelo.
Este cuenco es llenado con brasas de madera del fuego de la cocina, transmite un calor mediano al residente que está encimado sobre él, pero no es un calor genial; el gas anhídrido carbónico y otras emanaciones, que se desprenden producen desvanecimientos, vértigos y a veces apoplejía; y produce inflamaciones de los pulmones y tuberculosis frecuentemente fatales..." *

Tomando en cuenta esta cita, tener en cuenta siempre el viejo consejo: "nunca dejes tu casa cerrada con algún artefacto encendido para calentar el ambiente y siempre tené alguna mínima ventilación en el ambiente a fin de evitar el CO2"

*Fuente: J. Beaumont, Viajes por Buenos Aires, Entre Ríos y la Banda Oriental (1826-1827), Buenos Aires, Solar-Hachette, 1957

 TRAFICÓ... PERO TUVO PREMIO

En el año 2000, la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires puso punto final al dilema de la calle Antonio Machado del barrio porteño de Caballito. 

Actualmente, esta calle recuerda al célebre poeta español autor de “Cantares”, pero originariamente, esta arteria cercana al Parque del Centenario recordaba a un capitán portugués llamado Antonio Machado Carvalho, eufemísticamente llamado “comerciante”, pero cuya verdadera ocupación era el tráfico de esclavos.

Este personaje, arribó a la ciudad en la fragata portuguesa "Rosa del Río", dedicada al tráfico de seres humanos. Cuenta la historia que en épocas de epidemia de viruela, Machado Carvalho trajo a dos esclavos portando la vacuna en su sangre, estableciendo así una cadena viviente por el pasaje de brazo en brazo para que el virus sobreviviera y pudiera transportarse durante el largo viaje.
La real finalidad del comerciante era cuidar la salud de los 30 esclavos que pensaba vender y así obtener mejor precio… no la de traer una cura a la epidemia.

De esta manera Machado Carvalho se adelantó a la expedición del médico Francisco Balmis enviado por el rey Carlos IV para realizar primera campaña de vacunación en el mundo.
Por ese gran aporte a la población, el “traficante” recibió una medalla por parte de la Municipalidad de Buenos Aires.

Metejon de Barrio como siempre, una suricata curiosa!

En la foto, (y para graficar como le habrían quedado los brazos a esos esclavos), "fases de los granos de la vacuna de la viruela", por el dr. Francisco Balmis - 1803.

lunes, 24 de febrero de 2014

DOS MANJARES BIEN PORTEÑOS
 
A veces la curiosidad despierta el apetito.
Es por ello que traemos a continuación la historia de dos recetas bien porteñas: Los sandwich de Miga, y el famoso "Postre Vigilante".
 

    El Sandwich de los Ingleses

Quizá ni en París, ni en Roma, ni en Nueva York, se jacten de haber creado un manjar tan simple y rico como los sandwiches de miga, un invento que algunos han tomado como propio.

La leyenda cuenta que en la mismísima Confitería Ideal, de la calle Suipacha al 300, se reunía a principios del 1900 un grupo de ingenieros ingleses.
Extrañando su tierra y para intentar acercarse a los sabores de sus pagos, le pidieron al panadero de la confitería que les preparara un pan parecido al que añoraban.
Su deseo se cumplió y del horno salió el "pan de los ingleses", base de los sándwiches de miga.
 

    El Vigilante hambriento

Para algunos es algo demasiado sencillo...
Para otros... es un verdadero manjar

Se trata de dos trozos encimados, uno de dulce de membrillo o batata, más otro de queso portsalut o cremoso.
Los más clásicos lo llaman "Postre Vigilante", los simplistas "Queso y dulce", y los más rebuscados "Martín Fierro". Aunque los discriminadores del membrillo lo llaman "Fresco y Batata"

La leyenda cuenta que fue popularizado a partir de la década del 20, en un bar de Palermo en donde solían comer los "vigilantes" (policías).
Aunque otra, la más romántica de las leyendas, cuenta que las amas de casa ofrecían este postre al policía de la esquina, el cual comía de parado, mientras hacía su trabajo.


LA GARITA VIGILANTE

A principios del siglo XX, y ante el constante crecimiento del parque automotor, aparecieron en Buenos Aires garitas policiales para el manejo de la circulación.

Estas torrecitas se ubicaban en el cruce de las avenidas, donde un policía uniformado con mangas blancas dirigía el tránsito durante las horas pico. No había garitas en todas las esquinas, pero se las encontraba en los cruces de avenidas o calles de doble circulación, con tránsito intenso.


Las garitas contaban con quitasol para el reparo del sol y contra las inclemencias del clima.
Solía escucharse el estridente sonido del pito, acompañado por enérgicos gestos con los brazos y las manos, con los cuales los policías procuraban brindar agilidad en el desplazamiento vehicular y seguridad al cruzar la calle.


Después de dirigir el tránsito durante una hora, el oficial bajaba de la garita y continuaba con sus tareas de control en el barrio.


Metejon de Barrio manteniendo la identidad porteña!


domingo, 23 de febrero de 2014

¿ COMO SERA BUENOS AIRES EN EL AÑO 2080 ?

Mucho antes de la aparición de las películas y series de ciencia ficción, escritores y dibujantes de fines del siglo XIX y principios del XX se atrevieron a soñar. Desde revistas y libros, imaginaron cómo luciría la capital argentina en un futuro para aquel entonces… lejano.

En 1879, un escritor francés llamado Achilles Sioen visitó Buenos Aires. Fue aquí donde se inspiró y escribió un libro de ciencia ficción de tan solo 120 páginas reflejando el futuro de la ciudad en el año 2080.

Su historia era bastante simple: trataba sobre un joven administrador de una mina de cobre que viaja desde la Patagonia a Buenos Aires en la línea Sudamericana de ferrocarril que une el Estrecho de Magallanes con Río de Janeiro.

Mientras avanza a 360 km/h describe lo que ve: los trenes son superlujosos (llevan a 5000 pasajeros y tienen bibliotecas, capilla, un teatro y tiendas), el país es cosmopolita (idiomas como el francés, el inglés, el ruso y el chino son tan usuales de oír en la calle como el castellano) y Buenos Aires cuenta con 2.800.000 habitantes (Argentina tiene 30.000.000). 
 
Además, en el 2080 el espiritismo es considerado una ciencias exactas y el ateísmo, una rareza. La Boca se convirtió en el centro financiero porteño, un gran “sol eléctrico” ilumina la ciudad durante la noche sostenido por una estatua de Prometeo, el Riachuelo fue ensanchado y profundizado y se encuentra flanqueado por un gran bosque. Por hilos grafotelefónicos subterráneos se recibe en las casas los sonidos de los teatros, Europa es un solo país y las guerras han terminado. Y, curiosamente, la soltería es considerada un vicio inmoral, el matrimonio es obligatorio a partir de los veinte años; los piropeadores son mandados a prisión por un Consejo de Ancianos; hay condenas de tres años de trabajos forzados para aquellos novios que no concretan el matrimonio luego de ocho días de iniciado el noviazgo y las mujeres no tienen iniciativa individual y son sumisas a sus maridos.

Sin embargo otros como el diario Crítica en 1927 fueron un tanto más realistas:
“En el año 2177, Buenos Aires será una ciudad fantástica de cientos de pisos de altura, repleta de hangares para las monstruosas naves del espacio. Proyectiles-vagones llevarán pasajeros de América a Europa en minutos. El transporte de energía, sonido e imagen se hará por conductos inalámbricos. Las ciudades no constituirán el refugio del hombre. Como los rápidos medios de locomoción suprimieron las distancias, los seres humanos elevarán sus viviendas en las montañas, en los desiertos canalizados y convertidos en jardines mediante la electricidad aplicada a la agricultura”.

Todos ellos fueron grandes idealistas.
Muchos lamentablemente no han tenido la posibilidad de conocer el caos actual en la agitada y por momentos insostenible Reina del Plata.

Metejon de Barrio le saca viruta al adoquín!
CUANDO LOS "PIBES" SE DIVERTIAN DISTINTO

Cuesta entender el paso del tiempo, la modernidad, la globalización... por lo menos a los más grandes.
Pero también a los más chicos les cuesta entender una vida sin Play, sin celular ni internet.

Hace rato en nuestra ciudad se dejó de jugar en la calle, exceptuando algunos barrios que ya son contados con los dedos de la mano.
Hoy, a esta nueva generación les aburriría jugar a la "ruedita", a "las bolitas", a la "tapadita", al "carrito de rulemanes" y a otros innmerables juegos para salir al aire libre. Tiempos distintos. Juegos distintos.

El siguiente relato nos ubica en el barrio de Flores, y nos propone reflexionar sobre los cambios en nuestras costumbres. Quizás antes los chicos se divertían... con cualquier cosa.

"... Pasados unos pocos años de la inauguración de la Usina de las Basuras de Flores, la zona circundante se fue urbanizando hasta formarse un compacto conglomerado de casas de familia. Entonces se alambró todo el perímetro del predio donde había sido edificada con el fin de evitar la entrada de gente extraña a la planta.

Pero siempre existió algún “estratégico” agujero en el tejido por donde se introducían los pibes del barrio, sobre todo por el frente que daba a la calle Lafuente que estaba menos vigilado.

Ellos ingresaban en esa “zona prohibida a toda persona ajena” para deslizarse por un terraplén que, dadas las características topográficas de la zona, había quedado en el interior del predio.

Lo hacían sentados en un viejo guardabarros de algún Ford o Chevrolet que recogían previamente en el vaciadero de basuras ubicado en las proximidades de la calle Lafuente y las vías del ramal al Riachuelo del Ferrocarril del Oeste, por donde hoy corre la avenida Perito Moreno. El guardabarros se invertía y era utilizado a manera de trineo, pero antes debía acondicionarse la “pista”. Para esto último, los chicos orinaban abundantemente su recorrido facilitando así un deslizamiento más rápido.

Este corto viaje, que se iniciaba en la parte más alta, terminaba a menudo con algunos raspones si los precoces conductores no atinaban a tirarse a un costado antes de que los frenara el alambre tejido.

No sólo guardabarros abollados y oxidados servían a estos fines, sino también otros tipos de elementos, como “chatas” enlozadas de hospitales, palanganas y recipientes parecidos que también se conseguían en el cercano basural.

Eran años en que los juegos callejeros estaban a la orden del día y la inventiva infantil tenía un papel protagónico. Otras épocas, otras calles..."

Fuente: Hist. Angel O. Prignano
La foto es ilustrativa.


Metejon de Barrio le saca viruta al adoquín!
 
 
GUAPOS DEL TANGO: EL "PIBE" ERNESTO

Ernesto Ponzio había nacido en Uruguay en 1885 en el seno de una familia muy humilde, que pronto se radicó en Buenos Aires.

Al morir su padre, Ernesto, que cursaba estudios de violín en el conservatorio Williams, debió suspender el aprendizaje.
Fue así como tuvo que salir a trabajar. Y lo hizo tocando en lugares de lo más insólitos: en tranvías, con el permiso de los conductores; sobre una barranca en el Paseo de Julio, contratado por unos carteristas que aprovechaban para "meter los garfios" entre el público; y en cantinas, salones y burdeles, de los cuales se destacó "Lo de Hansen".

Al "Pibe Ernesto" como lo conocían en el ambiente, le gustaba la bebida, llevaba una vida desordenada, y portaba siempre un revólver en la cintura.

En una de esas noches bravas de tango, una patota le exigió que tocara valses, mientras estaba tocando su tango "Don Juan". Fue así como Ponzio ordenó a sus músicos que igualmente siguieran tocando. El ejecutaba su violín, mientras sostenía entre sus manos el "bufoso" que lo respaldaba. Finalmente logró abortar la gresca.

Sin embargo, en 1924 su revólver le jugó una mala pasada.
Mientras jugaba a la taba en el barrio Pichincha de Rosario, hubo una discusión con su contrincante, Ponzio desenfundó nuevamente su revólver y disparó, dándole en el pecho a un tercero que nada tenía que ver, hiriéndolo de muerte. Ponzio fue condenado a veinte años de reclusión en el penal de Ushuaia.

Cuatro años más tarde, gracias a sus contactos con caudillos políticos, el pedido de indulto funcionó y en 1928 volvió a respirar el aire porteño. Continuó siendo una personalidad muy estimada en el ambiente artístico, pero su carrera fue declinando por falta de disciplina de trabajo.

Murió en 1934, víctima de un aneurisma del corazón.

Del "Pibe Ernesto" no quedaron grabaciones propias y se desconoce si participó en registros de otros conjuntos.
Sin embargo, afortunadamente quedó un registro fílmico en la película Tango! de 1933, donde se lo puede ver tocando el violín junto al "Cachafaz" en pista, mientras suena "El entrerriano".

VIDEO: http://www.youtube.com/watch?v=n-rnv48R81U

Metejon de Barrio una suricata curiosa!

ESPIANDO POR LOS TABLONES DEL MUELLE

El Río de la Plata es uno de los más grandes del mundo. Del lado oriental es alto y del lado Argentino demasiado bajo. Generalmente está expuesto a vientos de sudestada que arrastra sedimentos hacia nuestra orilla.

Desde los orígenes de Buenos Aires, el río se convirtió en un refugio natural contra los asedios. Este no es el caso del lado Oriental, en donde tuvieron que construir murallas. La ubicación de la ciudad y esta defensa natural, hacía que nadie se preocupara por el fuerte, que en un principio estaría construido de barro, paja y madera.

Pero así también como defendió de los ataques, produjo grandes dolores de cabeza a numerosos marineros.

Exceptuando los barcos de pequeño calado, y ante el miedo de encallar, el resto de los barcos desembarcaba pasajeros en pequeñas barcazas y luego hacían trasbordo en carretas tiradas por caballos hasta llegar a la orilla. Así era como los viajeros arribaban a Buenos Aires por lo menos hasta 1855, cuando se construyó un muelle de desembarco.
 

Este muelle de pasajeros, tenía un piso de tablones separados por unos centímetros, lo cual despertaba la tentación de ciertas personas y niños, como lo acontecido el 26 de marzo de 1869 y asentado en el Libro Diario de la Ayudantía del Puerto: "Dos individuos que no quisieron dar sus nombres pagaron 50 pesos de multa por cada uno por hallárseles bajo el Muelle de Pasajeros mirando a las mujeres que paseaban y a don Antonio Bonafuz por igual delito la misma multa. Firmado G. Goyena"

Uno de los viajeros que dejaron impresas sus apreciaciones respecto al Puerto de Buenos Aires fue el viajero inglés Williams Hadfield, quien publicó un libro en Londres en el año 1952 y en donde contaba:

"…En varios aspectos, la apariencia de la ciudad no es muy halagüeña. Después de esperar durante dos horas al oficial, pudimos al fin desembarcar, y ¡que desembarco!, peor, seguramente, que el que encontraron los españoles en su primera visita, porque desde entonces, montones de barro petrificado se han ido acumulando en la orilla, formando verdaderas rocas, y los botes están obligados prácticamente a buscar a ciegas el camino, llegando tan cerca como es posible de la tierra. Más el procedimiento común para el desembarco de los viajeros es el ser llevados fuera del barco en una gran carreta abierta tirada por dos caballos, frecuentemente con el peligroso riesgo de caer al agua y verse empapados…".

Pero claro, el problema era de infraestructura… Algo bueno tendría que tener nuestra Reina del Plata:

"…Nada más calamitoso que ese desembarco, en una de las más hermosas ciudades de América, que no posee un solo desembarco, Muelle o Dique, aunque sí, un paseo muy hermoso situado en la margen del río y que sirve de solaz, siendo sin embargo muy poco frecuentado…".

"La vista del Puerto de Buenos Aires desde las azoteas de las casas es muy pintoresca. Se divisan barcos, tan lejos como alcanza el ojo humano. A la izquierda, hacia Palermo, se levantan numerosas residencias de muy hermoso aspecto; a la derecha, está el antiguo fuerte, luego la Aduana, depósitos de almacenes de diferentes clases; más allá lo que se llama la Boca, entrada de un pequeño río donde gran cantidad de barquichuelos cargan y descargan en perfecta seguridad. Pero algunas veces se dificulta esta operación por la acumulación de arena en la boca del río..." "... Es asombroso como puede llevarse a cabo cualquier clase de comercio con tanta desventaja…"

En imagen, "Desembarco con Río Bajo" Litografía de Juan León Palliére, circa 1860

Metejon de Barrio manteniendo la identidad porteña!
 
 
LA "VIEJITA" DEL MOROCHO

Muchos de nosotros, tenemos una imagen muy similar de Gardel en la cabeza.
Ese tipo con linda sonrisa, amigazo, varonil, de hablar "Gardeliano", siempre con alguna "pebeta" cerca...
Sin embargo en la vida real ¿Cómo le hablaría el "Zorzal Criollo" a su propia madre?

“… Estas son las novedades que tengo para contarte, seguiría hablándote una semana, pero sería siempre de lo mismo: trabajo, ya ves que puedes estar tranquila y contenta, pues no pienso en otra cosa..."

"... Espero que siempre me escribas contándome todas tus cositas que siempre las leo con todo cariño acordándose de mi viejita que tan lejos está ahora pero que pronto estará muy cerca, y algún día no muy lejano, para no separarnos más, y pensar solamente en nuestros buenos “piacheres” en compañía de buenos amigos, como dos viajeros que llegan al puerto de destino, después de haber batallado por la vida. Qué le vamos a hacer: si hubiéramos heredado!!! Entonces tal vez no te querría tanto, ni pensaría tanto en trabajar para nuestra tranquilidad…”

"... Querida viejita: aquí me tenés como siempre, muy contento porque sé que estás bien y contenta. ( ...) Yo gracias a Dios (toco madera), me encuentro muy bien de salud, de espíritu y de trabajo, todo muy importante en estos tiempos. Bueno mamita, ya sabés, saludá a todos de mi parte. De mi viejita no puedo decir nada pues cada vez la encuentro más guapa y fuerte, total todavía nos quedan 50 años de vida a cada uno...”


 
Carta escrita por Carlos Gardel a su madre (Fragmento). Nueva York, 13 de febrero de 1935. Está escrita a máquina, pero la despedida es a puño y letra.

Este es el humilde homenaje de Metejon de Barrio a un tipo porteño, como cualquiera de nosotros. Salú Carlitos!

EL LOCO DEL SUBMARINO (año 1810)

En 1810, un norteamericano llamado Samuel Williams Taber, llegó a Buenos Aires enterado de una Revolución que se estaba llevando a cabo.

El muchacho se presentó en el fuerte, donde expuso a los miembros de la Primera Junta los planos de un artefacto "submarino" que serviría para atacar a la flota realista en Montevideo.

Su invento era una especie de tortuga de madera con un taladro en la punta con el que Taber pensaba perforar el casco de los buques enemigos en el puerto de Montevideo, a efectos de colocar en esos agujeros... explosivos.

La Junta rápidamente designó un cuerpo especial para que estudiara los planes de Taber. Esta comisión estaba integrada por Cornelio Saavedra y Miguel de Azcuénaga, quienes mediante un informe secreto aprobaron la posibilidad de volar los polvorines flotantes de la armada española.
 
En menos de quince días comenzó la construcción del “proyecto Taber” submarino que estaría financiado enteramente por su inventor.

Pero al poco tiempo de iniciarse los trabajos, Taber cayó preso en Uruguay mientras intentaba espiar a los realistas, acusado de sobornar a soldados. Liberado, regresó a Buenos Aires un año después.

Finalizada la obra, la embarcación medía de 8 a 10 metros de largo, estaba pintada de negro y marcada con una letra “T” en blanco. Sus partes fueron colocadas en un gran cajón de madera de pino, también marcado con una letra “T”.

El 21 de octubre de 1811 Taber solicitó permiso para trasladarse a la Ensenada de Barragán con todo el equipamiento, a efectos de armarlo y probarlo en aguas del río. Esto era necesario, porque el bajo calado de las aguas del puerto de Buenos Aires, hacía imposible la navegación del artefacto. Además, hubiera llamado la atención de todos y no faltaría un soplón que informara a los realistas.

Sin embargo, Taber jamás llegó a Ensenada, porque antes que la pesada carreta iniciara su travesía, el 22 de septiembre de 1811, cayó la Junta Grande.

A los miembros del primer triunvirato les pareció arriesgada la idea del norteamericano y la descartaron. Jamás se supo adonde fue a parar el cajón con las partes del submarino.

Taber siguió durante 1812 con sus espionajes en Chile, y en 1813 murió cerca de Buenos Aires, víctima de tisis.

Los planos del submarino de madera desaparecieron, y la tortuga de Taber jamás pudo participar de la guerra de la independencia. Y aunque legó todos sus bienes a la Junta Revolucionaria, actualmente ninguna calle o plaza recuerda a este visionario precursor, que puso su vida y sus bienes al servicio de su país de adopción.

Metejon de Barrio una suricata curiosa!
 
 
LOS JUEGOS OLIMPICOS DEL CENTENARIO
 (bien aporteñados)

Como parte de los festejos del Centenario de la Revolución, en el año 1910 Argentina llevó adelante el espectáculo denominado “Juegos Olímpicos del Centenario”. La organización recayó sobre la Sociedad Sportiva Argentina, que no sólo reunía a lo más exclusivo de la sociedad porteña, sino que era la entidad deportiva más importante del país.

Los Juegos se extendieron durante una semana en 3 sedes: Belgrano Athletic Club, Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires y por supuesto, la Sociedad Sportiva, que tenía su estadio en donde actualmente se encuentra el Campo Argentino de Polo.

Este evento deportivo estuvo bastante lejos de ser un Juego Olímpico como los actuales. A él llegaron atletas de diferentes países (Brasil, Uruguay, Bélgica, España, Francia, Inglaterra, entre otros), que no conformaron delegaciones oficiales. Tampoco las competencias tuvieron reconocimiento de alguna federación, por lo que es practicamente imposible conseguir resultados.

Una de las máximas atracciones del evento, inaugurado oficialmente por Figueroa Alcorta, fue la presencia del corredor Dorando Pietri. Este atleta nacido en Italia y pastelero de profesión, pasó por Buenos Aires logrando un tiempo de 2 horas 38 minutos 49 segundos. Segundo terminó el español Antonio Creuz y tercero el argentino Aníbal Carraro.

El fútbol participó en la celebración, aunque no como parte de los Juegos. Se disputó días más tarde en la Sociedad Sportiva un triangular en el que participaron Chile, Uruguay y Argentina, siendo este último campeón invicto. Este torneo denominado “Copa Centenario Revolución de Mayo 1910” se toma como el antecedente de la actual Copa América, el certamen continental de selecciones más viejo del mundo.

La celebración generó muchísima controversia. La noticia de su realización llegó a oídos del baron Pierre de Coubertin, presidente del Comité Olímpico Internacional, quien se enojó por la utilización del nombre “Juegos Olímpicos” sin su autorización.

Sin embargo, en aquel entonces, a Argentina no le importaría demasiado...
Era una potencia.

En la foto: Doranto Pietri, una de las atracciones en los Juegos Olímpicos del Centenario.

Metejon de Barrio le saca viruta al adoquín!

domingo, 16 de febrero de 2014

CHUENGA DE BUENOS AIRES


Aunque para algunos era casi un “semi-dios” lo llamaban “Chuenga”

Mítico personaje de Buenos Aires, vendedor de profesión desde los años 30, Chuenga aparecía en cualquier evento deportivo: carreras de bicicletas, maratones, picaditos, festejos patronales, carreras de embolsados, etc. 


Y los domingos, era fija encontrarlo en los estadios de fútbol. Muchos lo vieron en el Luna Park, en inauguración de la cancha de Vélez, en Parque Avellaneda, en Defensores de Belgrano casi como hincha, o siendo asiduo del Gasómetro de Avenida La Plata. Bastaba con gritar “Chuenga” y que el tipo apareciera.

Vendía caramelos que él mismo fabricaba. Era un caramelo blanco amorfo con algunas vetas de diferentes colores, pero duuuro como una piedra! A su invento le puso de nombre "chewing gum", lo que en inglés significa goma de mascar. Pero el nombre original se fue acriollando hasta convertirse en “chuenga”.


Y si uno deseaba comprar sus caramelos, para él daba lo mismo que le pagasen 10 o 50 centavos, la medida clásica era un puñado que sacaba de una gran bolsa.


De pelo naranja y pullovers o remeras llamativas, pregonaba su arte al grito de “chuengaaaaa, chuengaaaa”. Algunos decían que Chuenga había hecho fortuna, o que vivía en un palacio, o que andaba en los mejores autos, o que había vendido por millones su fórmula empalagosa a Estados Unidos…


Lo cierto es que se llamaba José Eduardo Pastor y no era “semi-dios” porque se nos fue en el 84’. Era de Floresta, un tipo sencillo con casa modesta que viajaba en colectivo, pero que supo alegrar y ganarse el corazón de varias generaciones de porteñitos.


Metejon de Barrio manteniendo la identidad porteña!


HANNIBAL EN BUENOS AIRES

Durante el año 1936, la comunidad de Cayastá en la provincia de Santa Fé se vio conmocionada tras la noticia de un caso de secuestro y violación seguida de muerte, sumado a una práctica de... canibalismo.


En el mes de mayo de ese año, la policía santafecina tomó conocimiento de la desaparición de un menor de sólo 11 años llamado Eusebio Lugones. La pista indicaba que el menor pudo haberse ido en una canoa con un desconocido de más o menos 40 años.


Días después, la policía encuentra una persona mayor armada con una escopeta. Su nombre era Aparicio Garay y presentaba rasgos de desequilibrio mental.


En la morada del sospechoso, la policía encontró restos de intestinos, los cuales aparentemente eran producto del carneado de un animal.

Sin embargo, luego de su detención, Aparicio confiesa "que las tripas encontradas el día anterior en el costado sur del rancho pertenecían al menor Lugones, a quien él mismo asesinó de un tiro cuando quiso escaparse en su canoa". Confiesa, también, haber tirado el cuerpo en pedazos chicos frente al rancho y, posteriormente, haber quemado su ropa. Allí se secuestra una hebilla y se observan señales evidentes de la quemazón.


Tras varias horas de búsqueda, se encuentra el cuerpo a 6 metros de la orilla. La parte correspondiente al cráneo del menor estaba serruchada en la parte frontal y en las mandíbulas. Tambien se incautaron huesos completamente desprovistos de carne y serruchados en su totalidad.


Garay sin desparpajo confesó que el chico estaba enfermo de los intestinos y que él lo curaba con yuyos. Finalmente, logro engordar al chico lo suficiente como para obtener 6 litros de grasa, los cuales conservó en una damajuana, y el resto lo utilizó para engrasar fierros, pero como no le resultó útil, lo guardó para venderlo como aceite.

Después de haber tirado los huesos al río, le dió un poco de carne a los perros, a los que les gustó la “carne cristiana” (sic), y lo demás lo colgó en ganchos. Un poco de los restos los fritó con grasa (también obtenida del cadáver del niño) y se señaló la parte de los muslos, agregando que, una vez que el paladar se acostumbró a ese sabor lo comió, pero que al principio no le gustaba. Refirió, inclusive, que el mismo día que mató al menor arrojó todo al río y a la noche durmió tranquilo.


El juez de la causa lo encontraría culpable, y ordenaría su reclusión en el "Hospicio de Las Mercedes" de la Ciudad de Buenos Aires, en un establecimiento adecuado para su enfermedad. El mismo juez indicaría " es un sujeto senil, con delirios sistematizados, cuya evolución no puede precisarse”.


Tiempo después, se supo que Garay cometió otro brutal asesinato dentro del nosocomio porteño. Según sus propias declaraciones, mató a un compañero porque este "no lo dejaba dormir". A cada momento se levantaba de la cama haciendo un “ruidito” que le molestaba, por eso lo había seguido hasta el baño donde armado de un rastrillo, lo agredió hasta darle muerte.


Nunca más se supo de la historia de este extraño personaje que mantuvo en vilo a toda una sociedad, aunque casos como este siguen dando escalofríos, casi 70 años despúes.


Metejon de Barrio le saca viruta al adoquín!

INFLUENCIA NAZI EN BUENOS AIRES

El períodico Deutsche La Plata Zeitung, fue mayor periódico en idioma alemán en América del Sur.
Creado en 1880 en Buenos Aires, tiempo después durante el surgimiento del III Reich, se convirtió en un diario pro-nazi.
Su fin era el de presentar una imagen positiva de Alemania, publicando notas "amistosas" en español, entrevistando a personalidades argentinas que habían visitado al Reich, o escribiendo artículos sobre la "maravilla técnica" del Graf Zepellin, cuando éste llegó a nuestras tierras.

Otra de las formas "Nazis" de persuasión en Buenos Aires, fue en la educación de los niños: casi la totalidad de los más de 200 colegios germano-argentinos seguían programas enviados desde Alemania, y utilizaban el saludo nazi y la esvástica.

La mayoría de los argentinos fue indiferente a la presencia nazi hasta 1938, cuando la opinión pública se volcó en contra. Hubo dos razones: el primero, el escándalo de enseñanza pro-nazi en las escuelas, y el segundo, el acto por el plesbiscito austríaco, el 10 de abril de 1938 en el Luna Park, al que asistieron 20.000 personas.
Tras ese acto, hubo peleas callejeras, quema de banderas nazis y ataques a comercios y casas alemanes.

La historia que sigue es de público conocimiento: aunque nuestro pueblo repudió fervientemente el régimen, no pudo hacer nada ante el arribo de criminales nazis exiliados, quienes tuvieron el apoyo de varios políticos Argentinos.

Dato para curiosos: el edificio de Av. Corrientes 672, obra del arquitecto Kalnay, fue la sede del Deutsche La Plata Zeitung

domingo, 9 de febrero de 2014

LOS "FIERROS" DE BUENOS AIRES

Durante la década de 1890 comenzó un proceso de transformación de algunas herrerías porteñas, las cuales pronto se convertirían en grandes talleres metalúrgicos.

Este impulso lo daba la gran demanda de construcciones metálicas para ferrocarriles, barcos a vapor, molinos harineros, máquinas agrícolas, edificios y frigoríficos. El crecimiento del consumo y la población de Buenos Aires, concentró en estas pequeñas empresas gran cantidad de obreros y de fuerza motriz. 


En los Talleres “Casa Amarilla” de Felipe Schwarz, se fabricaban estructuras metálicas, cajas de seguridad, calderas de vapor, herramientas y diversos tipos de máquinas. La fundición producía las piezas para los demás departamentos de la fábrica, y tirantes o columnas de hierro para la construcción de edificios. El hierro era fundido al estado líquido para ser transportado luego por medio de una grúa hasta los moldes donde era vertido. Este proceso de fabricación requería de la elaboración previa de los moldes de madera y tierra. También se dedicaban a fabricar máquinas para molinos, fidederías, curtiembres, fábricas de aceite, prensas hidráulicas, sierras de cinta para maderas, motores, tuberías, ascensores, trilladoras y desgranadoras.

En el taller de Eugenio Cardini se fabricaban muebles de hierro. Contaba con un horno con capacidad de fundir 20 toneladas de hierro que sólo era utilizado los sábados. En ese día un "maestro hornero" llamaba a todo el personal (75 u 80 hombres). Otra particularidad de esta casa era la fabricación de resortes y elásticos para los colchones de las camas. Era una sola máquina que retorcía, medía y cortaba el alambre.

Treinta años más tarde, aparecerían grandes industrias tales como la fábrica Vasena, popularmente conocida por los acontecimientos de la Semana Trágica de enero de 1919.
En una economía pujante, Vasena se convertiría en uno de los tres establecimientos más importantes en la producción de acero estructural para la edificación de los más imponentes edificios de Buenos Aires.

Fuente: Hist. Leonardo Cobián

 
En la foto, la sede de la fábrica Vasena en San Cristobal durante su apogeo (hoy plaza Martín Fierro)

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Metejon de Barrio le saca viruta al adoquín!

AQUELLOS "SUCESOS ARGENTINOS"

Si a fines de la década del 30 asistíamos al cine, “Sucesos Argentinos” tomaba la posta minutos antes del comienzo de cada película.

Sucesos Argentinos nació en agosto de 1938, cuando aún la televisión no existía.
La idea era clara: captar en imágenes los acontecimientos de la realidad nacional e internacional, y llevarlas a más de 800 salas diseminadas en todo el país.

Su creador fue Antonio Ángel Díaz, un empresario que por entonces era dueño de una agencia de publicidad y de la revista Cine Argentino.
Cada cortometraje era semanal, estaba rodado en blanco y negro, con una duración de 8 minutos. En él, se desarrollaban de 7 a 10 noticias deportivas, ecológicas, sociales, culturales, y hechos nacionales e internacionales.
En el inicio podía verse la imagen inconfundible de un jinete montando un caballo, aunque algunos suelen confundir a "Sucesos" con el "Noticiero Panamericano", el que tiene similares características fílmicas.

El gran valor de "Sucesos Argentinos" no solo es que fue el primero de los "noticiosos", sino que además supo llevar imágenes a miles y miles de espectadores, quienes pudieron conocer el rostro de personalidades políticas, culturales y del mundo del espectáculo que hasta ese entonces les eran desconocidas.

Para conocer más sobre este interesante mundo, pueden asistir al Museo del Cine "Pablo Ducrós Hicken", que cuenta con la colección más grande de cortometrajes de este noticiero, con seis mil rollos en su formato original de 35 mm.

Museo del Cine : Agustín R. Caffarena 51, La Boca
Horario: Lun a Vie de 11 a 18 hs.
Sáb, Dom y feriados de 10 a 19 hs.

 ¿Cómo era "Sucesos Argentinos"? 
Mirá este video de YOUTUBE


http://www.youtube.com/watch?v=T4445s6dlHU


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Metejon de Barrio manteniendo la identidad porteña!

lunes, 17 de junio de 2013

UN ATENTADO... DUDOSO

En 1928 Hipólito Irigoyen asumió su segundo mandato presidencial.

Su primer gobierno había sido una cura reparadora de los males sociales que impedían a la Argentina convertirse en una democracia bien consolidada, pero esta segunda parte lo encontraba mas viejo. Tenía 77 años y carecía de energía y vivacidad para la toma de decisiones lo que comenzó a ocasionar su desprestigio y gran malestar social.

El 24 de diciembre de 1929 Irigoyen salió temprano de su casa ubicada en el barrio de Constitución. Al pasar frente al Hotel Tigre, de la calle Brasil 924, un individuo salió de un zaguán con revólver en mano y disparó cinco tiros contra el automóvil presidencial. El chofer zigzagueó, mientras los custodios comenzaban a repeler el ataque. En el tumulto, Irigoyen sale ileso y el agresor es muerto a balazos y golpes por la custodia.


Habrá dos versiones de este hecho, que nunca llegó a aclararse definitivamente. Según la primera versión, el auto de Yrigoyen fue atacado a balazos a cien metros de su domicilio por un italiano desequilibrado llamado Gualterio Marinelli, italiano de 44 años, residente en el país desde 1905, de profesión mecánico dental, con antecedentes anarquistas.


La segunda versión, señala que Marinelli—que hacía ya muchos años se había alejado del anarquismo— quiso entregar una carta al presidente de la Nación para solicitarle la reincorporación de un médico en un hospital barrial y que la custodia policial lo confundió con un agresor y lo mató a tiros.


La reacción de Yrigoyen podría hacer creer la segunda versión ya que el mandatario fue al hospital a ver el cadáver de Marinelli y luego resolvió que la Lotería Nacional le entregara a la viuda cien pesos mensuales. Parte de la leyenda cuenta que Irigoyen con gran dolor habría manifestado "Y yo que nunca hice mal a nadie!"


Lo cierto es que la vida útil del primer presidente radical se disfumaría tiempo después, con el golpe que daría fin a su mandato en 1930.


domingo, 16 de junio de 2013

DE CUANDO LAS TINTORERIAS NO ERAN JAPONESAS

Viajando en colectivo por Buenos Aires surgen varios disparadores para poder investigar sobre nuestra ciudad. Y uno de los últimos interrogantes fueron las tintorerías.
Todos tenemos la idea de la típica tintorería atendida por una familia japonesa... pero la pre-historia de estos negocios no dice lo mismo.

En la foto, podemos observar la primera tintorería de Buenos Aires. La misma estaba ubicada en Av. del Libertador al 200 (foto de 1870).

Las Tintorerías Prat, habían sido fundadas por Adrián Prat, un industrial destacado a comienzos de siglo XX. Había comenzado en 1863 con un capital de 10 pesos, sin embargo, su descubrimiento, una pócima limpiadora, lo hizo conocido en esos tiempos.

La "Loción Prat", que él mismo comenzó a vender en las calles luego de llenar frascos personalmente, era una mezcla de hiél de buey y agua de río que dejaba mal olor una vez evaporada.

En 1882 este vendedor de "hiél y agua" recibió una de las medallas de oro en la primera Exposición Continental llevada a cabo en la Plaza Once.

También Prat fue uno de los primeros en fabricar paños de tela. Así es como en su negocio se lavaba y limpiaba la lana, se cardaba e hilaba para darle luego un terminado. Para ello trajo operarios expertos y nueva maquinaria de Europa. Su fábrica fue uno de los primeros ejemplos del "fabrique nacional".
En una visita de mandatarios gubernamentales, mientras visitaban la empresa, grande fue el asombro, al ver que en dichas instalaciones se confeccionaban las telas para vestir a los ejércitos Argentinos.

En el álbum de la Unión Industrial Argentina de 1923 se menciona que la Tintorería Adrián Prat contaba con 25 sucursales en la Capital Federal y el interior. 
 
 
¿QUE HACER CON LAS "CHUSMAS DE BARRIO" ?

Si hubo un tipo que reflejó la realidad del porteño a principios del siglo XX, ese fue Roberto Arlt. Con un humor ácido, siempre intentó mostrar pinceladas tragicómicas de su realidad social.

Aqui traemos parte de una nota suya, en donde se mete en un tema "ponzoñoso" como las "chusmas de barrio" y que medidas gubernamentales habría que tomar para combatirlas:

"En todos los barrios, así como se han instalado surtidores de querosene y nafta, deberían ubicarse jaulas de madera con sólidos barrotes y varios loros parleros en su parte superior.
En esas jaulas se encerrarían por algunas horas a las comadres convictas y confesas de chismosas, a las vecinas peleadoras, a las que se dedican a escribir anónimos, a los maridos ausentes y a las que se comen las gallinas del prójimo"


Roberto Arlt - "Fantasticos proyectos para Modernizar a Buenos Aires" (fragmento) - Revista Don Goyo - 1926

viernes, 14 de junio de 2013

OLIENDO A NÁPOLES EN BUENOS AIRES
 
El 13 de junio de 1934, se inauguró el Mercado de Concentración Mayorista de Pescado en Barracas, un barrio que combinaba industrias y quintas. La idea de aquel Estado era la de controlar los precios de los productos que provenían principalmente del Puerto de Mar del Plata.
Ahí llegaba, a través del Riachuelo, toda la producción de pescados y mariscos que consumía la Ciudad de Buenos Aires.

El mercado contaba con instalaciones frigoríficas y una máquina elaboradora de hielo en escamas, que por esa época era única en Sudamérica.
La estructura tenía una calle central, a la cual podía accederse con vehículos donde funcionaban los diferentes puestos. Eran 8 naves cubiertas con techos a dos aguas. El estilo era principalmente Art-Decó, utilizando faroles y herrería.

Las actividades siguieron hasta 1983, cuando una Ordenanza trasladó todas las funciones al Mercado Central.
Desde entonces, y hasta 2001, ese lugar enorme quedó abandonado y con varios problemas estructurales.

Actualmente se encuentra totalmente restaurado y en él funciona el Centro Metropolitano de Diseño destinado a la creación y desarrollo de Pymes creativas.

Dirección: Algarrobo 1041

 

jueves, 13 de junio de 2013

COMO CONQUISTAR EL MUNDO... DESDE EL CAFE

El 4 de junio de 1801, el diario “El Telégrafo Mercantil” dió cuenta de un nuevo local que se abriría en la intersección de las calles De la Santísima Trinidad y San Carlos (actualmente Bolívar y Alsina): “Mañana jueves se abre con superior permiso una casa café en la esquina frente del colegio, con mesa de villar, confitería, y botillería. Tiene hermoso salón para tertulia, y sótano para mantener fresca el agua en la estación de verano”.


Al local se lo denominó “Café de Marco”, aunque algunos lo llamaban “Mallcos”. También se lo conoció como “el Café del Colegio”, porque estaba frente al Colegio de San Carlos.

 

Tenía dos billares, lo que le daba categoría y atraía a los jóvenes, pero era el lugar donde se reunían los hombres.

El local no tenía más adorno que dos espejos de regular tamaño. Los mozos servían de calzón corto, chaquetas y alpargatas. Se bebía, además de café y chocolate, vinos españoles, anís, agua con azucarillos, denominados “panales”, “agrio”, (o sea jugo de limón o de naranja, con agua y azúcar), y “sangría” (vino tinto, agua y limón).
El café también ofrecía a sus clientes el alquiler de un pequeño carruaje para los días de mal tiempo, en que se les hacía difícil volver a sus casas.

Habitualmente en horas de la noche no había parroquianos, sobre todo en invierno, excepto los grupitos de jugadores y noctámbulos. Los hombres de la colonia, que se casaban muy jóvenes, generalmente antes de los veinticuatro años, no iban a los cafés. Se quedaban en sus casas, o iban a algunas tertulias familiares. No era bien visto que el casado acudiese de noche a un café; y sólo en circunstancias extraordinarias se excusaba el hacerlo.


Toda discusión política, amistades y conquistas amorosas se planeaban en lo de Marco. También se redactaban algunos de los pasquines que a la noche eran arrojados por debajo de las puertas de calle incitando alguna que otra revolución.


El Café de Marco fue un apostadero de patriotas durante las invasiones inglesas y lugar de reunión de reunión de Mariano Moreno, Manuel Belgrano, Juan José Castelli, Vicente López y Planes, Bernardo de Monteagudo en vísperas de la Revolución de Mayo de 1810.

Luego de la fiebre amarilla, la concurrencia bajó notablemente y tuvo que ser cerrado en el año 1871.


QUE CHIFLETE!

Estufas a kerosene, hornallas, estufas eléctricas, tiros balanceados, A/C frío calor, losa radiante, paneles... distintos son los implementos que utilizamos actualmente los porteños para cuando hace frío.
Pero, ¿que se utilizaba allá por el 1800 para mantenerse algo calentito en el piso de tierra?
Una respuesta a ello nos la brinda el inglés Beaumont en su paso por nuestra ciudad allá por 1826-1827:

"...Pocas casas están provistas de hogares y chimeneas en Buenos Aires; por cierto, ninguna sino aquellas que han sido construidas en los últimos tiempos por los ingleses, y unas pocas incorporadas por los nativos a imitación de ellos...

"...La falta de chimeneas y ventilación en sus cuartos, los hace terriblemente húmedas y frías. Esto es corregido, insuficientemente por el uso del brasero, que consiste en un elemento de bronce de unas doce pulgadas (aproximadamente 30 cm.) de diámetro, ubicada en un marco de madera, unas seis pulgadas (aproximadamente 15 cm.) elevado del suelo.
Este cuenco es llenado con brasas de madera del fuego de la cocina, transmite un calor mediano al residente que está encimado sobre él, pero no es un calor genial; el gas anhídrido carbónico y otras emanaciones, que se desprenden producen desvanecimientos, vértigos y a veces apoplejía; y produce inflamaciones de los pulmones y tuberculosis frecuentemente fatales..." *

Tomando en cuenta esta cita, tener en cuenta siempre el viejo consejo: "nunca dejes tu casa cerrada con algún artefacto encendido para calentar el ambiente y siempre tené alguna mínima ventilación en el ambiente a fin de evitar el CO2"

*Fuente: J. Beaumont, Viajes por Buenos Aires, Entre Ríos y la Banda Oriental (1826-1827), Buenos Aires, Solar-Hachette, 1957

 TRAFICÓ... PERO TUVO PREMIO

En el año 2000, la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires puso punto final al dilema de la calle Antonio Machado del barrio porteño de Caballito. 

Actualmente, esta calle recuerda al célebre poeta español autor de “Cantares”, pero originariamente, esta arteria cercana al Parque del Centenario recordaba a un capitán portugués llamado Antonio Machado Carvalho, eufemísticamente llamado “comerciante”, pero cuya verdadera ocupación era el tráfico de esclavos.

Este personaje, arribó a la ciudad en la fragata portuguesa "Rosa del Río", dedicada al tráfico de seres humanos. Cuenta la historia que en épocas de epidemia de viruela, Machado Carvalho trajo a dos esclavos portando la vacuna en su sangre, estableciendo así una cadena viviente por el pasaje de brazo en brazo para que el virus sobreviviera y pudiera transportarse durante el largo viaje.
La real finalidad del comerciante era cuidar la salud de los 30 esclavos que pensaba vender y así obtener mejor precio… no la de traer una cura a la epidemia.

De esta manera Machado Carvalho se adelantó a la expedición del médico Francisco Balmis enviado por el rey Carlos IV para realizar primera campaña de vacunación en el mundo.
Por ese gran aporte a la población, el “traficante” recibió una medalla por parte de la Municipalidad de Buenos Aires.

Metejon de Barrio como siempre, una suricata curiosa!

En la foto, (y para graficar como le habrían quedado los brazos a esos esclavos), "fases de los granos de la vacuna de la viruela", por el dr. Francisco Balmis - 1803.