martes, 28 de febrero de 2012

UN VERDADERO HEROE PORTEÑO

En el complejo museológico del Instituto Bernasconi (Parque Patricios), sala de Zoología entomológica del primer piso, se encuentra una curiosidad.

Se trata de un perro embalsamado llamado “Fasulo” que tiene una placa en la que dice: “Fue condecorado por su arrojo y valentía”.

Cuenta la historia que a fines del año 1950, el cuartel N°2 de Bomberos de la calle Caseros, rescató a un perrito durante un tremendo incendio y al que le pusieron de nombre “Fasulo”.

Desde ese día el pobre perrito (que había quedado medio chamuscado) se convirtió en la mascota mas querida del cuartel de bomberos, no solo por el afecto que le tenían los bomberos, sino porque al sonar las sirenas de alarma era el primero en saltar a las autobombas para dirigirse al lugar del siniestro.

Cuentan los vecinos que era muy “diestro” para encontrar gente debajo de los escombros y se dice que salvó varias vidas con su fantástico olfato.

El perrito murió en 1960, pero por diez años fue el colaborador inseparable de los bomberos de Parque Patricios. 






martes, 28 de febrero de 2012

UN VERDADERO HEROE PORTEÑO

En el complejo museológico del Instituto Bernasconi (Parque Patricios), sala de Zoología entomológica del primer piso, se encuentra una curiosidad.

Se trata de un perro embalsamado llamado “Fasulo” que tiene una placa en la que dice: “Fue condecorado por su arrojo y valentía”.

Cuenta la historia que a fines del año 1950, el cuartel N°2 de Bomberos de la calle Caseros, rescató a un perrito durante un tremendo incendio y al que le pusieron de nombre “Fasulo”.

Desde ese día el pobre perrito (que había quedado medio chamuscado) se convirtió en la mascota mas querida del cuartel de bomberos, no solo por el afecto que le tenían los bomberos, sino porque al sonar las sirenas de alarma era el primero en saltar a las autobombas para dirigirse al lugar del siniestro.

Cuentan los vecinos que era muy “diestro” para encontrar gente debajo de los escombros y se dice que salvó varias vidas con su fantástico olfato.

El perrito murió en 1960, pero por diez años fue el colaborador inseparable de los bomberos de Parque Patricios.